Rafael Cortez: ‘No es un río internacional, son bofedales drenados’
El agua del Silala se origina en el deshielo de acuíferos subterráneos que tienen una antigüedad de entre 4.000 y 14.000 años. No hay estudios que definan su duración
Desde 2010, el ingeniero geólogo, experto en hidrogeología, realizó estudios de los recursos del Silala. Ahora trabaja como consultor externo para la Cancillería y tras las pericias en el lugar determinó que no es un río, sino afluentes de agua que formaron bofedales.
— En una definición técnica, ¿qué es el Silala?
— No es un río internacional, son bofedales drenados artificialmente. Es de origen subterráneo y proviene de un acuífero de aguas congeladas, que al salir a la superficie salen por los manantiales luego forman bofedales; en este caso hay varios manantiales u ojos de agua, todos se unen y forman un curso de agua, que cuando tiene gran caudal llega a ser un río; o sea, los ríos pueden nacer a partir de manantiales. Pero en el Silala no es el caso, por eso sería solo un arroyo o riachuelo. Esto es importante, porque la legislación internacional solo habla de ríos.
— ¿Qué antigüedad tiene?
— Tras varios estudios, se evidenció que las edades fluctúan entre los 4.000 y 14.000 años.
— ¿Hay cálculos sobre la cantidad de agua que existe?
— No se sabe cuánta agua hay, asumimos que hay mucha, porque en esa zona los acuíferos congelados abarcan grandes áreas, pero no hay estudios que cuantifiquen una cantidad, por eso no sabemos cuánto durará.
— ¿Cuántos manantiales u ojos de agua hay en el Silala?
— El estudio base que se tiene es del año 2000, es un trabajo encargado por la Cancillería al Servicio Geológico Minero (Sergeomin), un estudio muy completo que menciona la existencia de 70 ojos de agua o manantiales. Se hizo un mapa geológico, topográfico y el registro a detalle de los canales.
— ¿Qué diferencia hay entre un manantial y un bofedal?
— Manantial es el término técnico que es lo mismo que un ojo de agua, un término coloquial. El bofedal es una combinación de agua y plantas que se crean a partir de los manantiales y en el Silala hay dos bofedales. Empero, se registró un tercer bofedal que con los años se secó, debido a que el caudal disminuyó por la canalización artificial.
— ¿Si las aguas no hubieran sido canalizadas, llegarían de todos modos a Chile?
— Si ese lugar estuviera en condiciones naturales, asumimos que habría cierta cantidad de agua que llegaría a la frontera y la cruzaría por gravedad o por pendiente, pero la cantidad de agua, definitivamente, no sería la misma que cruza ahora, sino muchísimo menor. Si hablamos actualmente de unos 180 o 200 litros por segundo, menos del 25% de ese caudal pasaría en condiciones naturales. Hay estudios preliminares que se han hecho, que muestran que si no hubiese canales artificiales, la cantidad de agua que rebalsaría de los bofedales y escurriría hacia la frontera no superaría los 50 litros por segundo.
— ¿Esas aguas son potables?
— Los estudios que se han hecho en 2000 por Sergeomin demuestran que esa agua, según normativa boliviana, es clase A, es decir apta para consumo humano; es agua muy pura.
— Ahora, el Gobierno instruyó hacer un inventario de todos los recursos hídricos. ¿Qué implicaría ese tipo de estudios?
— El encargo se ha hecho al Ministerio de Medio Ambiente y Agua, el cual consistiría en identificar dónde puede haber agua subterránea y si se puede calcular qué volumen de agua puede haber. Por supuesto, hay zonas prioritarias y definitivamente, la región del Silala es una de ellas.
— ¿Qué pasa si Chile perfora pozos cerca de la frontera?
— Si a 300 metros de la frontera se saca mucha agua de esos pozos, seguro que en algún momento se va a captar agua de Bolivia, por debajo de la línea fronteriza. Mientras más agua saquen y más tiempo funcionen los pozos en territorio chileno, a esa distancia de la frontera, seguro que el agua de Bolivia fluirá.
Perfil
Nombre: Rafael Cortez
Profesión: Ingeniero geólogo
Cargo: Consultor externo de la Cancillería
Labor
Nació en La Paz y se tituló de la UMSA y tiene una maestría en Hidrogeología. En 2010 trabajó en el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, y ahora es consultor.