Analistas consideran que la OEA debe despejar observaciones de expertos del MIT
Tras el análisis de dos expertos del MIT, los politólogos Fernando Mayorga y Jorge Richter consideran que la OEA tiene que justificar que hubo fraude en las elecciones del 20 de octubre del año pasado, como sugirió en sus informes preliminar y final.
Tras el estudio del MIT, los politólogos Fernando Mayorga y Jorge Richter indicaron que la Organización de Estados Americanos (OEA) debe responder a las observaciones y justificar que hubo un fraude electoral en el país, como señala su auditoría.
La mañana del 10 de noviembre del año pasado, la OEA presentó un informe preliminar que detectó irregularidades en el proceso electoral que dio el triunfo del Movimiento Al Socialismo (MAS). Fue el tiro de gracia que desencadenó la dimisión de Evo Morales a la presidencia, agobiado por una protesta cívica, un motín policial y la sugerencia de las Fuerzas Armadas para que presente su renuncia.
El jueves pasado, el periódico The Washington Post publicó el análisis de dos expertos del Laboratorio de Ciencias y Datos Electorales del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés), John Curiel y Jack R. Williams, que concluye que “no hay ninguna evidencia estadística de fraude” en las elecciones que se celebraron el 20 de octubre.
Ello puso en tela de juicio la auditoría de la OEA, que en su documento final declaró que hubo “manipulación dolosa”. México pidió al organismo que coteje su informe con el del MIT, lo que provocó la protesta del Gobierno transitorio boliviano, al mando de Jeanine Áñez, que instó a la OEA a no emitir respuestas a los “impertinentes cuestionamientos”.
Richter consideró que el estudio de la OEA “contiene varias puntualizaciones impropias con la norma y dinámica de nuestros comicios, lo que deja en cuestión su interpretación, como documento respaldatorio final de una afirmación irresponsable: en Bolivia hubo un monumental fraude”.
“No hay ninguna evidencia estadística de fraude que podamos encontrar: las tendencias en el conteo preliminar, la falta de un gran salto en el apoyo a Morales después del alto y el tamaño del margen de Morales parecen legítimos. En general, el análisis estadístico y las conclusiones de la OEA parecerían profundamente defectuosos”, subrayó el MIT.
Mayorga analizó que la noción de “fraude” fue legitimada, entre octubre y noviembre, para darle justificación y legitimidad a la protesta contra Morales, por lo que “la OEA tiene que justificar y explicar, o en todo caso retractarse y tener que sancionar a los responsables y resarcir daños”.
“Si es que la OEA no demuestra que hubo fraude y no puede justificarlo frente a estas observaciones de esta institución norteamericana, ello iría a favor de los acusados de fraude que están siendo procesados”, advirtió.
DEFENSA. El organismo dirigido por el uruguayo Luis Almagro defendió su documento y aseguró que el artículo de los dos expertos “contiene falsedades, inexactitudes y omisiones”. Añadió que “la pieza distorsiona deliberadamente el informe final de la auditoría de las elecciones en Bolivia”, divulgado el 4 de diciembre del año pasado.
Richter sostuvo que el análisis publicado “muestra una correlación entre el conteo preliminar y los resultados del voto final que sugiere que no hay irregularidades significativas en el conteo de elecciones, o el margen de voto final de Morales”, que le dio una distancia de 10 puntos porcentuales con relación a Carlos Mesa, lo que descartaba una segunda vuelta.
“El informe me parece interesante, pues reafirma el hecho de que la OEA construyó, sobre la teoría de irregularidades, una afirmación contundente que alteró la institucionalidad boliviana en la forma que hace al cambio del titular del Órgano Ejecutivo”, dijo, a tiempo de exigir que ahora la OEA debe demostrar lo contrario.
Curiel, uno de los especialistas del MIT, dio una entrevista al periódico brasileño Folha de S. Paulo, en la que aclaró que su estudio tomó en cuenta el “patrón de votación irregular en Bolivia (…). Una de nuestras críticas iniciales al informe de la OEA es precisamente que el organismo no tenía los mismos controles que utilizamos”.
Argentina y Venezuela apoyaron el documento, mientras que Brasil reivindicó la auditoría de la OEA. El Gobierno de Bolivia denunció un intento por frenar la reelección a la que aspira Almagro.