Evo Morales considera un ‘cinismo extremo’ el pedido de Luis Almagro
El Secretario General de la OEA pidió un minuto de silencio para las víctimas de las “masacres” de Sacaba y Senkata.
El expresidente Evo Morales afirmó este miércoles que es un “cinismo extremo” el pedido de un minuto de silencio que hizo el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, para las víctimas de Sacaba (Cochabamba) y Senkata (El Alto).
“Rechazamos el pedido de un minuto de silencio de parte de Luis Almagro por las muertes de Sacaba y Senkata. Es un cinismo extremo que haga eso una de las personas que, con sus acciones, ha causado justamente esas muertes”, expresó Morales mediante su cuenta en Twitter.
Horas antes, en una sesión del organismo internacional, Almagro pidió un minuto de silencio para las víctimas de Sacaba y Senkata y calificó esos hechos, registrados en noviembre de 2019 durante el gobierno transitorio de Jeanine Áñez, como “masacres”.
Sin embargo, el embajador de Bolivia ante la OEA, Héctor Arce, consideró que se trata de una impostura la acción asumida por Almagro.
“Sin afán de lastimar ni perjudicar a nadie, sin hacer ninguna valoración personal, considero una gravísima impostura (que) una persona, que ha defendido los informes que han causado la muerte de bolivianos inocentes, finalmente haya planteado un minuto de silencio”, lamentó.
Las “masacres” ocurrieron después de que el gobierno de Áñez ordenó la intervención de la Policía y las Fuerzas Armadas para intentar controlar las manifestaciones que protagonizaban los sectores sociales afines al gobierno de Evo Morales. Con ese fin emitió el Decreto Supremo 4078 el 14 de noviembre de 2019, que liberaba de posibles sanciones penales a militares y policías.
El 15 de noviembre, una columna de manifestantes, entre cocaleros e interculturales, fue interceptada en el puente Huayllani (Sacaba, Cochabamba) por fuerzas combinadas. El operativo terminó con nueve fallecidos, y un décimo fue reportado semanas después, luego de heridas graves.
Cuatro días después, el 19 de noviembre, otra columna de manifestantes fue reprimida en Senkata, en El Alto. Otra vez policías y militares actuaron contra la movilización que bloqueaba la salida de combustibles de la planta de Senkata. Hubo otra decena de fallecidos.
Según informe de la Defensoría del Pueblo, que citó reportes del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), las muertes en ambos hechos fueron a causa de impactos de balas. Entonces, el ministro de Gobierno, Arturo Murillo, deslindó responsabilidades de las fuerzas conjuntas y dijo que los movilizados se mataron entre sí, mientras su colega de Defensa, Luis Fernando López, dijo que en el caso de Senkata el Ejército “no disparó ni un solo cartucho”.
Sobre ambos hechos luctuosos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo independiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), estableció que fueron “masacres”.
Áñez, que llegó al poder el 12 de noviembre de 2019 luego de dos días de la renuncia de Evo Morales, ahora guarda detención preventiva en la cárcel de Miraflores, acusada de delitos de terrorismo, sedición y conspiración en el caso Golpe de Estado.