El debate que no fue
Es fundamental que quienes convocan los debates tengan pluralidad y equidistancia política respecto a las candidaturas. No ocurrió en esta ocasión con los organizadores.
Tras casi dos décadas de sequía deliberativa entre candidatos presidenciales, el pasado fin de semana asistimos a dos valiosas iniciativas orientadas a reinstalar este ejercicio en nuestra democracia. Si bien en ninguno de los casos hubo el esperado debate, la sola concurrencia de candidatos es destacable. Habrá que seguir alentando esta práctica más allá de la polarización política.
El primer encuentro se realizó a convocatoria de la FAM y de la CUB. Su mayor mérito sin duda es haber reunido a todos los candidatos presidenciales, algo impensable en anteriores comicios. Sus grandes límites fueron el formato, la restricción temática y la heterogeneidad de las preguntas. Así, más que debate, en rigor se trató de una entrevista sucesiva a los siete candidatos, sin margen de confrontación programática entre ellos. Hubo saludable encuentro, pues, pero no debate electoral.
El segundo encuentro, ampliamente promocionado por algunos operadores mediáticos como “el debate definitivo” (sic), tuvo la fortaleza de un formato que permitía el debate, su diversidad temática y la calidad de las preguntas. Pero de entrada se vio limitado por la decisión del candidato presidencial del MAS de no asistir, sumado a la baja del candidato de Creemos. Tampoco hubo debate, pues, no solo por la participación parcial de candidatos, sino debido a que quienes estuvieron optaron por no debatir entre ellos.
Más allá de que estos primeros intentos por generar espacios de debate entre todos los candidatos no lograron su cometido por rigideces, cálculo estratégico y ausencias, la sola realización de ambos eventos es una buena noticia para los procesos electorales en Bolivia. Nunca se dirá lo suficiente que la confrontación de ideas, de visiones de país, ofertas programáticas y políticas públicas es fundamental para avanzar en el ideal del voto informado. Sin deliberación la democracia está incompleta.
Como aprendizaje para futuros debates presidenciales, es fundamental que quienes los convocan tengan pluralidad y equidistancia política respecto a las candidaturas. No ocurrió en esta ocasión con los organizadores. De un lado, los ejecutivos de la FAM y de la CUB tienen estrecho vínculo con el MAS: su evento, entonces, se inclinó a favor del candidato Arce. Del otro lado, algunas entidades y medios involucrados operan claramente contra el MAS: su evento, entonces, se inclinó a favor del candidato Mesa.
En todo caso, es importante asumir que más allá de su relevancia democrática, los debates no inciden de forma determinante en las preferencias electorales, incluidos los indecisos. Si alguien pensó que con su “debate histórico” podía mover tendencias de voto, seguramente se sentirá frustrado. Hay democracia más allá de los debates en formato espectáculo. Igual es importante asumir y reafirmar el diálogo plural y la deliberación pública como condiciones de elecciones competitivas y participativas.