Cómo entendernos con los chilenos
¿Cómo son los chilenos? Muy distintos a los bolivianos, porque tenemos una historia y una geografía diametralmente diferentes.
Chile es una sociedad ideológica y culturalmente compacta (excluyendo sólo a los ahora minoritarios mapuches) y con una poderosa regla de juego totalmente internalizada, surgida de sus experiencias militares y de su actual progreso económico y social: respeto a la jerarquía y confianza en la guía de sus élites.
En cambio, en Bolivia, desde la colonización española persistía un conflicto antagónico entre los ampliamente mayoritarios descendientes de los originarios y los descendientes de los colonizadores, y el proceso de unificación social está culminando sólo ahora que comprobamos que todos los bolivianos somos iguales, y claramente nos une el propósito de recuperar la salida al mar.
Un poco de historia: Alto Perú, rico, y Chile, pobre. Mientras el riquísimo Potosí atrajo a los colonizadores como la miel —y éstos explotaron ilimitadamente a los originarios aprovechando el mando unificado y abusando hasta el extremo de las reglas que instauraron los incas— en Chile prácticamente el único producto de exportación (a Potosí) era el trigo, que habían logrado producir en algunos valles mesotérmicos. No sin dificultades, pues eran atacados continuamente por los originarios de allá: los mapuches (“hijos de la tierra”), tribus independientes entre sí que, no obstante, luchaban sin descanso para expulsar a los invasores. Éstos a su vez sólo podían mantener esa constante guerra recibiendo municiones, armas, alimentos o herramientas desde Lima. Gracias a este auxilio y a la superioridad tecnológica de sus armas, finalmente lograron echar a los mapuches hacia el sur.
En cambio, en el Alto Perú, la población de origen indígena estaba obligada a convivir con sus explotadores. Nada cambió para ellos con la declaración de la Independencia; en cambio, en Chile se consolidó un territorio criollo y otro mapuche: ambas etnias habitaban territorios separados. En el primero, lo dominante no era la “raza”, sino las clases sociales: patrones y peones, y un naciente capitalismo, de donde empezaron a surgir los “rotos”.
La unificación y expansión chilenas: 1836-1884. En 1836, los chilenos creyeron verse ante una gran amenaza: la Confederación Perú-Boliviana, y aunque Santa Cruz los absolvió en Paucarpata, ellos continuaron la guerra con el apoyo de quienes en Perú se oponían a la Confederación, hasta derrotarlo en Yungay (1839). Los “rotos” dieron su sangre por esa causa y con ello ganaron plenamente su ciudadanía. Esa unificación es el momento constitutivo de la formación chilena que, además, en los años sucesivos fue haciéndose de una poderosa armada y de un ejército fogueado.
En Chile casi no había minerales pero, más al norte, en Bolivia y Perú, sí. Empresas anglo-chilenas fueron obteniendo concesiones y el Litoral boliviano se pobló de trabajadores chilenos y sus familias. Con el primer pretexto, Chile se apoderó militarmente de todo el Litoral y del sur del Perú (1879). Las fuerzas chilenas llegaron a Lima, desde donde gobernaron el territorio peruano entre 1881 y 1884. Pero aún quedaba algo pendiente: en 1884, las tropas fueron trasladadas al extremo sur de Chile a fin de aniquilar a los mapuches. De éstos sólo sobrevivió una minoría. Así, en 1884, se consolidó el actual territorio chileno.
¿Fue perverso este comportamiento? Fue histórico. En casi toda América Latina los colonizadores trataron de eliminar a los originarios como lo habían hecho los descendientes de ingleses y franceses en los actuales Estados Unidos y Canadá, y si esto no ocurrió en Bolivia fue porque aquí los “indios” y las reglas de juego bajo las cuales estaban organizados les fueron muy útiles a los colonialistas para la explotación minera y agropecuaria.
La unificación boliviana: 1932-2005. En Bolivia siguieron conviviendo dos civilizaciones antagónicas. Por un lado, los descendientes de los europeos mantenían la explotación colonial, utilizaban a las fuerzas armadas para mantener el injustísimo statu quo y se justificaban ideológicamente con el racismo. Por otro, una poderosa ideología milenaria unía a los descendientes de los originarios que luchaban por su liberación incansablemente, así fuera en total desigualdad de condiciones.
El Pachakuti llegó gracias a la sangre derramada por los descendientes de los originarios en la Guerra del Chaco (1932-1935). En 1953 pudieron recuperar sus tierras y 40 años después fueron incorporados al municipio.Tuvieron que pasar 12 años más para que pudieran elegir a uno de ellos como Presidente de Bolivia. Al fin Bolivia se unifica como una sociedad entre iguales.
La búsqueda de la solución al diferendo marítimo. El chileno común en general se dedica sobre todo a trabajar, porque dado el ya habitual crecimiento económico, eso le permite ir mejorando paulatina pero firmemente el bienestar de su familia. Los temas políticos, incluso el del mar, los dejan finalmente a sus líderes, a “los que saben”. Cada tendencia confía en su respectivo liderazgo.
El objetivo de la oligarquía chilena del siglo XIX al ir a la guerra contra dos países era conseguir minerales, no dejar a uno de ellos sin salida al mar, pues sabían que eso generaría conflictos en el futuro. Pero en el siglo XX la oligarquía boliviana optó por lo inesperado, ¡ceder todo a cambio de no pagar impuestos en los puertos que controlaba Chile!, y de un ferrocarril. Por supuesto, el problema no se resolvió así y posteriormente se lo ha seguido tratando, hasta llegar a contemplar en 1950 un corredor soberano junto a la frontera con Perú, lo que Chile aceptó en 1975, pero a cambio de un canje territorial. Perú arguyó que no admitiría que se interrumpiera la continuidad territorial entre Tacna y Arica, y Bolivia a su vez no aceptó la posibilidad del canje.
Ya en democracia, Bolivia siguió insistiendo en el corredor con soberanía y en 2003 muchos chilenos llegaron a considerarlo posible, aunque sólo“al final del camino”, como corolario de varios años de amistad (Mesa 2008, La presidencia sitiada), amistad que comenzaría con que nosotros aceptáramos venderles gas y ellos entregar el corredor aún sin soberanía. Y en 2009 surgió una iniciativa que podría derivar en una solución para salvar la objeción peruana: un túnel al final del corredor a fin de no interrumpir lo que había sido la región histórica de Tacna y Arica. Pero después el asunto empezó a postergarse de nuevo y entonces Bolivia decidió recurrir a La Haya (2011).
Qué hacer. Para que con la intervención de La Haya se llegue a un final feliz, durante el diálogo y las negociaciones se deberá lograr relaciones de respeto y confianza entre ambos gobiernos, pero lo decisivo será lo que se apruebe por los pueblos a través de referendos. Habrá que empezar por conocernos y descubrirnos cada uno, como ahora somos. Y tomar en cuenta que en Chile, así haya toda una gama de partidos desde la izquierda marxista hasta la extrema derecha, atacar a un Presidente —ahora de derecha moderada— no agrada ni a la izquierda: es atacar a Chile entero, es perder puntos en el posible futuro referéndum.