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La oposición puede ganar varias elecciones

La alternancia en el poder, dice la autora, ha estado de capa caída en el continente. Las últimas elecciones con frecuencia han sido ganadas por partidos de gobierno; en las próximas contiendas se avizora victorias de los opositores. 

/ 3 de noviembre de 2013 / 04:00

La hora de la oposición puede estar llegando a América Latina, después de varios años en los que la mayoría de los partidos en el Gobierno ha ganado elección tras elección y la alternancia en el poder ha estado de capa caída. Los candidatos opositores tienen posibilidades reales de ganar en varias de las convocatorias electorales de los próximos meses.

Después del castigo en las urnas que los argentinos le dieron al kirchnerismo en las pasadas elecciones legislativas, el 27 de octubre, en Chile la opositora Michele Bachelet tiene todas las bazas (cartas ganadoras) para recuperar el poder para las fuerzas de centro-izquierda.  Bachelet, quien fue presidenta de 2006 a 2010, es la favorita en todos los sondeos para ganar las presidenciales del 17 de noviembre.

La exdirectora de ONU Mujeres se presenta al frente de una coalición que se nutre de las fuerzas de la Concertación, la alianza que desde la vuelta a la democracia en 1990 ha ganado todas las elecciones en Chile, salvo las de 2010, en las que el hoy mandatario, el conservador Sebastián Piñera, obtuvo la victoria.  El 24 de noviembre los hondureños elegirán a su próximo presidente, además de otros cargos legislativos y municipales, pero los sondeos no aclaran aún si se dará una alternancia en el poder.

El candidato Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional, y Xiomara Castro, esposa de Manuel Zelaya, derrocado de la Presidencia hondureña en 2009, y candidata del opositor Libertad y Refundación (Libre), están empatados en intención de voto, de acuerdo con cinco sondeos publicados el 24 de octubre.  La siguiente cita electoral en América Latina es el 8 de diciembre, cuando tendrán lugar las municipales en Venezuela, un país donde desde 1999 el chavismo está en el Gobierno.

La oposición tiene puestas en esos comicios todas sus esperanzas de ganar poder, después de las cuestionadas presidenciales de abril de este año, en las que Nicolás Maduro ganó por un estrecho margen (1,49 puntos o 200.000 votos) al opositor Henrique Capriles.  El 2 de febrero de 2014 les tocará el turno de elegir presidente a los costarricenses y salvadoreños.

En El Salvador Norman Quijano, de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena), y Salvador Sánchez Cerén, del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), están, como ocurre en Honduras, en un empate técnico, con alrededor del 30% de intención de voto cada uno.  En Costa Rica los opositores no están de enhorabuena. El favorito indiscutible es el candidato del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), Johnny Araya.

El PLN lleva dos presidentes seguidos: Óscar Arias (2006-2010) y Laura Chinchilla (2010-2014).  En la mayoría de los países latinoamericanos el actual presidente es de un partido que lleva varios mandatos consecutivos en el poder.

Es el caso de Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Nicaragua, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.  Los gobernantes de Chile, Panamá, El Salvador, Perú, México, Honduras y Guatemala, por el contrario, ganaron las elecciones presidenciales como candidatos de la oposición.

El caso de Colombia, donde habrá elecciones legislativas en marzo y presidenciales en mayo de 2014, es peculiar, pues tanto el actual presidente, Juan Manuel Santos, como su antecesor, Álvaro Uribe, fueron elegidos por el Partido de la U (Partido Social de Unidad Nacional), pero el segundo hoy en día lidera la mayor fuerza de oposición al primero.  En Argentina, no hay alternancia del poder desde que en 2001 el radical Fernando de la Rúa debió renunciar en medio de una grave crisis y el Partido Justicialista o peronista (PJ) tomó el relevo.

Incluso los opositores que han logrado arrebatar algunos distritos claves al kirchnerismo en las elecciones legislativas del 27 de octubre son en su mayoría peronistas disidentes, como Sergio Massa, que ganó en la importante provincia de Buenos Aires.

En México hubo que esperar 70 años para que un presidente no fuera del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en Paraguay 61 años para que no fuera del Partido Colorado.  Tanto el PRI como los colorados han recuperado el poder, en el primer caso tras dos gobiernos del Partido Acción Nacional, y en el segundo cuatro después del paréntesis que supuso el gobierno de Fernando Lugo.

El paréntesis del hoy gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, que llegó al poder por una revolución en 1979, va de 1990 a 2007. El resto estuvo siempre en el poder.  Los casos de Bolivia  y Ecuador son similares, con dos presidentes, Evo Morales y Rafael Correa, surgidos de movimientos ciudadanos de protesta, que han promovido cambios constitucionales y llevan desde 2006 en el cargo.

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Límites que caldean las relaciones en la región

El caso resuelto el 27 de enero  entre Perú y Chile es una de las controversias limítrofes entre varios países de la  región. Preocupa la de Nicaragua y Colombia, que a pesar de una sentencia de la Corte de La Haya aún persiste. Está pendiente otra causa, la de Bolivia y Chile, instaurada en la Corte Internacional.

/ 9 de febrero de 2014 / 04:00

Mientras Chile y Perú se enfocan en dar más brío a sus relaciones una vez finalizado el largo proceso judicial en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya por sus límites marítimos, otros conflictos entre países latinoamericanos elevados al alto tribunal internacional siguen candentes, incluso después del fallo.

Santiago fue el jueves escenario de una nueva cita del llamado 2+2, un mecanismo de consulta y concertación en el que participan los ministros de Exteriores y de Defensa de Chile y Perú, que fue la primera después del fallo emitido en enero por la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

La sentencia, que responde a una demanda peruana, presentada en 2008, mantiene la frontera marítima actual hasta las 80 millas, pero la cambia desde ahí hasta las 200 millas a favor de Perú.

Los dos gobiernos se comprometieron a respetar y acatar el fallo y a implementarlo de forma gradual en el mismo clima armonioso y conciliador que ha reinado a lo largo de todo el proceso.

La conducta de peruanos y chilenos no es lo habitual en estos casos. Hay países, como Estados Unidos, por ejemplo, que abandonaron la CIJ después de que emitiera un fallo que les era adverso.

En 1986, la CIJ, en respuesta a una demanda de Nicaragua por el apoyo estadounidense a los “contras” que luchaban contra la revolución sandinista, estableció que Estados Unidos violaba con esas acciones el derecho internacional consuetudinario y anunció que debía pagar una multa por los daños millonarios causados, que nunca se concretó y cuyo importe ni siquiera se llegó a fijar.

Ahora Nicaragua está de nuevo en la Corte como demandante y como demandado por litigios con Colombia y Costa Rica a propósito de los límites en el Caribe y en un río fronterizo, respectivamente.

En noviembre de 2012 la CIJ estableció que la soberanía de una extensa área del Caribe hasta entonces controlada por Colombia le corresponde a Nicaragua, pero mantuvo bajo soberanía colombiana una serie de cayos, como había hecho previamente con las islas mayores del archipiélago (San Andrés, Providencia y Santa Catalina).

El fallo cayó como una bomba en Colombia, cuyo Gobierno inició un proceso con vistas a abandonar la jurisdicción de la CIJ y declaró “inaplicable” lo fallado hasta que se celebre un tratado que proteja los derechos nacionales y se ajuste a la Constitución. Entretanto, Nicaragua dobló la apuesta y presentó en septiembre de 2013 otra demanda para que la CIJ trace el “rumbo exacto” de la frontera entre ambos países en el Caribe más allá de la 200 millas. En noviembre el Gobierno nicaragüense sumó otra queja contra Colombia por incumplimiento del fallo de 2012.

Este martes la CIJ anunció que Nicaragua tiene plazo hasta octubre para entregar el procedimiento escrito con los argumentos de su posición respecto a la frontera marítima a partir de las 200 millas náuticas y Colombia, hasta junio de 2015.

Nicaragua además tiene planteada una demanda contra Costa Rica por presuntamente haber causado daños medioambientales al fronterizo río San Juan, de soberanía nicaragüense. A su vez está demandada ante el mismo tribunal por Costa Rica, por invasión de territorio y daños medioambientales en una zona que ambos reclaman como propia.

El canciller de Costa Rica, Enrique Castillo, acaba de advertir que antes de que la presidenta Laura Chinchilla deje el puesto, el 8 de mayo, su país presentará otra demanda contra Nicaragua ante la CIJ, en este caso bajo la acusación de ofertar bloques marinos ubicados en territorio costarricense.

El Gobierno nicaragüense señaló esta semana que la declaración de Castillo tiene “el propósito de intentar cerrar las puertas a cualquier diálogo” con el Gobierno costarricense que surja de la segunda vuelta electoral, prevista para abril.

Esta semana Luis Guillermo Solís, del centro izquierdista Partido Acción Ciudadana (PAC), que se medirá en la segunda vuelta con Johnny Araya, del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), manifestó a EFE que es necesario “desnicaraguanizar” la política exterior de su país y se mostró dispuesto al diálogo. Otro conflicto enconado es la reclamación de Bolivia a Chile para que le entregue territorio con salida al Pacífico con soberanía.

Después de décadas de reclamar y de infructuosas conversaciones, el Gobierno boliviano decidió en 2013 elevar la causa a la CIJ, en este caso con el fin de obligar a Chile a negociar una salida al enclaustramiento de Bolivia, condición en la que quedó al ser derrotado por la tropas chilenas en una guerra del siglo XIX.

Aunque se pensó que el fallo en el caso Perú-Chile y la próxima llegada de Michelle Bachelet a la presidencia chilena podían hacer desistir a Bolivia de la demanda, el gobierno de Evo Morales ha ratificado que seguirá adelante y que un posible diálogo bilateral no debe estar condicionado a la retirada.

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