Emir Sader: La derecha ha recuperado la iniciativa, es incuestionable
Para el sociólogo y politólogo marxista brasileño Emir Sader aquello que muchos califican de ‘fin de ciclo’ de los gobiernos de izquierda en la región, en rigor apenas es una pausa en el largo camino posneoliberal.
Emir Sader Simon es un estudioso brasileño marxista muy atento a la actualidad política latinoamericana, en primer lugar lo que pasa en los países que en los últimos diez años tuvieron gobiernos de izquierda. De visita en Bolivia merced a una invitación de la Vicepresidencia del Estado, naturalmente el tema de una plática con el profesor brasileño era las derrotas en Argentina y Venezuela.
— La pregunta obligada es: ¿cómo hay que leer las derrotas en Venezuela y Argentina, lo que para muchos es un ‘fin de ciclo’?
— El año entero (2015) fue de la retoma de la iniciativa de parte de la derecha. En Brasil, la derrota en Argentina, en Venezuela, problemas en Ecuador, y problemas menores también en Bolivia. Entonces, es un año incuestionablemente marcado por una recuperación de iniciativa de parte de la derecha; aprovechándose de problemas de los procesos; pero ellos están renovando sus formas de actuación. En Brasil casi resultó, en Argentina resultó porque tuvieron un candidato duro de oposición y un candidato saliendo (que había salido) del gobierno, divergente; en Brasil fue Marina Silv; en Argentina, Sergio Massa; así aumenta el caudal de la derecha, los votos de Massa están en la oposición. Mauricio Macri hizo un planteamiento muy fuerte: ‘los argentinos quieren el cambio’, su movimiento se llama Cambiemos, y Scioli era la continuidad; esquematizó las cosas de una manera muy favorable a ellos. La derecha también usó viejos métodos, los medios de comunicación (con el) denuncismo, etc., pero en lo político logró articulaciones que le fueron muy favorables.
— ¿Aprendió la nueva derecha?, ¿hay una nueva derecha? Macri se distancia de lo liberal, se dice que casi se hace peronista…
— Yo creo que sí. Lo que todos tienen en común, que todos incorporan, es que dicen que van a mantener las políticas sociales; pero su equipo económico es invariablemente neoliberal; todos han dicho eso, pero van a tener que probarlo, Macri tiene que probarlo. Muchas veces se hace campaña de un manera y se gobierna de otra, y ellos, Macri, van a tener dificultades para combinar el liberalismo económico con política social.
— ¿Y la culpa propia, de los gobiernos progresistas? Se habla de corrupción, rasgos autoritarios, en fin. ¿Cómo hay que entender esto en clave de autocrítica?
— La derecha magnifica cosas que le interesa; hay una disputa de agendas, se vale de errores efectivos, pero les da una dimensión irreal; decir que Brasil es un país corrupto es totalmente equivocado. Pero la disputa de agendas es saber si el tema más importante de América Latina, que es el continente más desigual del mundo, es la cuestión social o es el tema de la corrupción; ellos ponen el énfasis en lo último, es más, seleccionan temas de corrupción que tengan que ver con el Estado, quieren descalificar al Estado; dejan de lado cosas de empresarios privados, etc. Entonces, tienen una intencionalidad muy clara: descalificar, el que llega al Estado se corrompe; hay errores efectivos, pero cuando la izquierda fue derrotada en parte fue porque no supo defender las políticas sociales, que en parte también han tenido problemas. No es un acaso que Argentina y Venezuela tienen inflaciones que no son chicas. La inflación, no en el marco que lo plantea el FMI, pero ésta concretamente es un impuesto a los pobres, debilita el salario. Además, Cristina (Fernández de Kirchner) cometió algo, tuvo una actitud que otros no han tenido nunca, que fue romper con el principal sindicalismo peronista. Y si tienes que combatir la inflación y tienes un sindicalismo en contra, está difícil. Entonces, son debilidades que neutralizan los efectos de política social; estos errores son más importantes, porque lo de corrupción afecta más a sectores de clase media, que son minoría; tiene importancia la formación de la opinión pública, pero la gran mayoría de la población son pobres o trabajadores afectados por debilidades en políticas sociales, que no funcionan bien, que son neutralizadas por otros mecanismos de desequilibrio económico.
— Aquí se dice que el MAS es el gobierno de los movimientos sociales, como una fortaleza: que siempre hay una base social del gobierno, lo que luego se prueba en las elecciones
— La izquierda nunca ha logrado resolver el tema de la relación entre movimientos sociales y partido. Los nuevos partidos en América Latina no han cuajado todavía; los gobiernos sí, los movimientos sociales también; pero el tema del partido y de los movimientos sociales creo que no está debidamente resuelto, porque los movimientos sociales son reivindicativos, no se plantean estrategias nacionales, y son sectoriales, por lo tanto, están pensando en lo suyo, y por justo que esto sea, es desproporcional con respecto al conjunto de las reivindicaciones; entonces, la suma de los movimientos sociales no genera un partido, porque es la suma de reivindicaciones sectoriales; el partido es algo más grande. Pero tal vez la mayor dificultad es que los gobiernos ocupen el lugar de los partidos: la dirección estratégica está en manos de gobiernos y no de partidos y, además, los cuadros políticos en gran parte están absorbidos en el gobierno, van al gobierno y el partido se queda sin cuadros; eso también afecta.
— El problema sigue siendo la construcción del partido…
— Hay alguna gente que se pregunta ¿y para qué el partido?; sobre todo en países en que los gobiernos son más homogéneos, donde tienen menos alianzas, la dirección política estratégica se da desde el gobierno. En Brasil es más claro el rol del partido porque hay muchas alianzas; entonces, el partido (el PT, Partido de los Trabajadores) representa a la izquierda, el gobierno tiene alianzas con centro y hasta con centro derechas; entonces, ahí el partido representa a la izquierda, pero no tiene mucha fuerza porque es el gobierno el que tiene eso. El partido, además, no puede enfrentarse a su gobierno, porque siempre se está bajo una ofensiva muy dura de la derecha.
— Para muchos esto es el “fin de ciclo”; usted dice que no, que para hablar de cambio de ciclo la derecha tendría que ser mejor…
— Superadora. El fin de ciclo fue cuando surgió el neoliberalismo: había una crisis de estancamiento, la derecha se renovó, se modernizó, superó, ganó el debate teórico y presentó una fuerza; tanto era fin de ciclo, que había una propuesta de nuevo ciclo, que fue real. Hoy día, todas las fuerzas de derecha, aunque algunas aparezcan más progresistas, tienen políticas económicas del retroceso. Entonces, solo está terminando una etapa del posneoliberalismo, y hay que readecuarla, pero sus gobiernos (los posneoliberales) son los que están en la onda de futuro; en el mundo, cuándo un tipo como Lula ganó tanto prestigio, porque está claro que no hay estadistas que planteen el tema de lucha contra el hambre. Ése el tema que falta en el mundo. Europa busca solucionar la crisis neoliberal con soluciones neoliberales; está echando alcohol al fuego. Entonces, no hay horizontes de superación, al contrario; nuestros países son el único lugar donde hay gobiernos antineoliberales, en el mundo; donde hay procesos de integración autónomos respecto de Estados Unidos; donde se está apuntando hacia un mundo multipolar, que está en la onda de los BRICS (grupo Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); el futuro de América Latina está por ahí; esos gobiernos están en esa onda, no en la onda mexicana: México se casó con Estados Unidos, en vez de haberse casado con una viuda rica, se casó con una viuda quebrada.
— ¿Verdaderamente es un cambio de época el que vivimos?
— Comienzo de una nueva época con un horizonte internacional conservador; tenemos alianzas, pero estamos relativamente aislados; pero mira: cuando Lula, Mujica, Evo tienen el prestigio que tienen en el mundo, eso demuestra que son horizontes de esperanza, de alternativa.
— ¿Cómo ve a Bolivia en esta etapa crítica? Y es que muchos quieren ver un efecto dominó…
— Ni pensar. ¿Qué alternativa hay para Bolivia que no sea la continuidad de Evo, adecuando más o menos? La encuesta el otro día destacaba la reelección, pero el apoyo a Evo es mayoritario, y los candidatos alternativos reciben un rechazo mucho más grande. Veo con perspectiva de futuro, Bolivia dio un salto en su historia como nunca había dado, y eso no se puede desechar por errores menores; yo veo con mucha tranquilidad, con reelección o sin reelección. No se produce en pocos años un Evo Morales, pero se tiene otros cuadros que pueden sustituirlo si no se gana.
— El tema no es la reelección, el tema es el proceso
— El proceso de transformación y de cambio. El modelo económico funciona, y funciona muy bien, nadie puede cuestionar eso, con efectos sociales extraordinarios; entonces, hay que dejar de mirar los árboles y mirar un poco el bosque.
Datos
Nombre: Emir Sader Simon
Nació: 13 de julio de 1943, en Sao Paulo, Brasil
Profesión: Sociólogo y politólogo
Perfil
Estudió filosofía en la Universidad de San Pablo, donde ahora es profesor en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Sociólogo, es secretario general del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y coordinador general del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Río de Janeiro.
El mayor nudo es la cultura del ‘shopping center’
El profesor universitario Emir Sader asegura que estamos saliendo del “mundo unipolar”, de hegemonía estadounidense; pero no deja de advertir que el problema de fondo sigue siendo “el modo de vida americano”.
— ¿Qué pasará con la integración regional con Macri en el poder, especialmente con el Mercosur?
— El perfil del Mercosur bajó con el cambio de gobierno en Uruguay, y ahora con Macri también. El tema es que la economía argentina tiene mucha fragilidad, depende muchísimo del Mercosur y de Brasil. Entonces, él (Macri) va a tener que adecuarse a la dependencia que tiene con el Mercosur, y con Brasil; pero va a bajar el perfil del Mercosur, todavía más.
— ¿No será que se empezará a potenciar la Alianza del Pacífico?
— Los países de la Alianza del Pacífico están desechos. ¿Qué referencia es México, Perú, Colombia?, infelizmente no le va bien a Bachelet.
— Usted sostiene que ahora estamos en un mundo unipolar
— Saliendo del mundo unipolar…
— Estados Unidos todavía tiene su fuerza hegemónica; los BRICS aún no son un contrapeso
— Como hegemonías alternativas, no, pero ya hay una multipolaridad económica en el mundo. Nosotros sobrevivimos. Por la dimensión y extensión de la crisis europea, todos debíamos estar arrasados, y resistimos, poco más, poco menos, porque tenemos mercado interno de consumo popular, tenemos integración regional, tenemos China, los BRICS representan eso: una nueva arquitectura económica mundial; no esa del fin de la Segunda Guerra Mundial. Y en lo político también de alguna manera: lo que hace Rusia ahora, de conducir los procesos, y que Estados Unidos tenga que sumarse, demuestra la impotencia de éste de resolver dos guerras Afganistán e Irak, y ya no puede meterse en otras cosas; entonces, se avanza de a poco a una multipolaridad también en lo político; en lo económico se ha avanzado más, por los BRICS.
— Aunque usted también habla del predominio aún del ‘modo de vida americano’, de la cultura del shopping center; un hecho civilizatorio, pues
— Eso es lo más fuerte, no hay otra sociabilidad alternativa. Nuestras políticas sociales son generosas, son solidarias, pero usted tiene una cultura comunitaria que tiene otra capacidad de resistencia; en otros lugares no hay esa defensa, es más devastadora la cultura del shopping center.