1939: el primer año del día del periodista
El 10 de mayo se celebra al gremio informativo del país. La autora nos recuerda cómo empezó esto y por qué importa en nuestra historia
Cada 10 de mayo se celebra el Día del Periodista Boliviano. Fue la Asociación de Periodistas la que definió declarar esa efeméride, pues por primera vez un gobierno reconoció la importancia de ese gremio, “acordando el derecho a la jubilación, a la pensión vitalicia y al montepío”. A un año de esa decisión, los periodistas conmemoraron su día con grandes titulares y secciones especiales. Con el paso de los años, los caza-noticias le van restando brillo a esa fecha.
Tras haber pasado la prueba de fuego con la guerra del Chaco (1932-1935), el Sindicato Gráfico, la Federación Obrera del Trabajo, la Federación Obrera Local y un bloque de militares nacionalistas, respaldados por sectores obrero-populares, ingresaron en una movilización, del 10 al 17 de mayo, que concluyó en una rebelión. Pues, ni bien habían dejado de rugir los cañones del Chaco, el país atravesó una galopante crisis.
Los diarios, en esa coyuntura, paralizaron sus actividades en apoyo a los huelguistas. Por primera vez, la ciudad de La Paz perdió el habla: Diez días no se imprimió rotativo alguno. Los periodistas estaban en pie de guerra.
Legislación. Dos años después y a raíz de esos hechos, el Presidente, Germán Busch (1937-1939), impulsado por el Ministro sin cartera, Gabriel Gosálvez, promulgó el Decreto Supremo de 10 de mayo sobre “Jubilaciones, Pensiones y Montepíos para periodistas”: La labor del trabajador de la prensa fue reconocida de manera oficial. La Asociación, de ese modo, resolvió declarar esa fecha como Día del Periodista Boliviano.
Acto seguido, la Asociación de Periodistas definió entregar medallas conmemorativas al primer mandatario y a Gosálvez. A su vez, Busch prometió construir un Barrio de Periodistas.
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Día del periodista
Así, cada 10 de mayo, los medios de prensa conmemoraron ese evento con un programa excepcional. En 1939, no sólo realizaron festejos (banquetes, cenas y fiestas), además, publicaron con letras mayúsculas y fotos vistosas contenidos históricos e inéditos y secciones especiales.
La Calle. Ese matutino recordó el pasado de los periódicos. Un tiempo en el que los grandes acontecimientos se divulgaban por medio de pregoneros, que llevaban “las nuevas” cruzando montes, páramos, cordilleras y mares. Luego, se destacó la aparición de la imprenta.
Asimismo, se realizó un homenaje a los gigantes del periodismo del siglo XIX: José Manuel Loza, Evaristo Valle, José Ricardo Bustamante, Agustín Aspiazu, Félix Reyes Ortiz, Santiago Vaca Guzmán, Luis Zalles, Vicente Pasos Kanqui, Jenaro Sanjinés, Zoilo Flores, Rosendo Gutiérrez, Fernando Soria Galvarro, Cirilo Barragán y otros. Se subrayó, más adelante, la aparición de los primeros cronistas deportivos: Hugo Montes y Ángel Salas.
Por otro lado, se reconoció que el Grupo de Periodistas Bohemios y la Liga de Reporteros fueron los precursores de la Asociación de Periodistas.
La República. Ese rotativo reapareció en mayo de 1939. Publicó una serie de artículos en los que analizó la labor de los caza-noticias: “El periodista es la antena de nuestra civilización. Ágil, inquieto, laborioso (…) adquiere en la trepidante vida actual un puesto significativo y altamente prestante”.
Sugirió también que “el periodismo es sinónimo de nobleza y altruismo, y quienes no posean esas cualidades preciadas no pueden ni deben llamarse periodistas; el trabajador intelectual de la prensa es justiciero por idiosincrasia”. Su pluma debe ser usada para “el beneficio de la humanidad y el bien común”.
“Somos periodistas y por consiguiente somos poetas. Amamos todo lo bello y lo puro. Todo lo grande y lo triste (…) Hemos estado en todos los tiempos (…) Ninguna tragedia bélica nos ha sido extraña (…) Somos sembradores de rosas y somos felices hasta cuando cosechamos cardos”, añadió Walter Dalence.
La Noche. El director de ese vespertino, Mario Flores, publicó, en primera plana, una poética carta: “Colega, hagamos un alto en la jornada ¡Venga esa mano! Apriete fuerte. Que nadie ni nada destruya este lazo fraterno. Quijotes, montamos el mismo Rocinante; soñadores, tenemos la misma Dulcinea. ¿Por qué, entonces, confundirnos, mutuamente, con molinos de viento y estrellar entre nosotros nuestras lanzas? (…) Como soldados de una misma bandera, no nos abramos heridas en la lucha. Y si uno de nosotros cae, que las manos de todos los otros se tiendan para levantarlo. Esa será nuestra fuerza”.
En una plana completa, con llamativas imágenes, mostró la manera cómo se hace un diario en La Paz. Destacó parte del sistema productivo y la tecnología de punta que se utilizaba en su sala de redacción y talleres.
En otro artículo, rememoró a los nobles abuelos del periodismo boliviano: El Chuquisaqueño, El Tunari, la Gaceta de Chuquisaca, El eco del Oriente, El eco de La Paz, El Mosquetero, La Campana, El Potosí, El amigo del pueblo, entre otros.
El Diario. El llamado Decano de la Prensa Nacional no se quedó atrás. Publicó seis grandes contenidos: “Ideas sobre el periodismo”, “El periodismo de otros tiempos y el actual”, “El complejo periodístico es un verdadero microcosmos”, “La libertad de prensa”, “Periodismo, prensa y nadie” y el “Primer periódico boliviano”. Ese último trabajo es un sabroso ejemplo de periodismo histórico. Walter Urquidi, su autor, reprodujo un informe presentado, en 1929, al Círculo de la Prensa de Cochabamba.
En ese trabajo reveló datos inéditos sobre los orígenes de la prensa en la colonia y la República. “Ya en 1913, Oruro celebró el primer centenario del nacimiento de la primera publicación prensística boliviana, fundándose en el descubrimiento realizado por Valentín Abecia, según el cual, resulta que en 12 de mayo de 1813 se había editado en aquella ciudad una proclama de Goyeneche (…) En 1812, Vicente Pazos Kanqui fundó El Censor (…) Por su parte, José Rosendo Gutiérrez afirmó que el primer periódico boliviano salió a luz en La Paz en 1823: La Gaceta del Perú libertador del Sur (…) Se sabe asimismo que, siguiendo las vicisitudes ambulatorias de su fundador, El Telégrafo apareció por primera vez en 1822 en Chuquisaca, reapareció en 1823 (30 de octubre) en Cochabamba, y en 1824, en Mojo, provincia de Sud Chichas, Potosí”. El 12 de noviembre de 1825 salió el primer número de El Cóndor de Bolivia.
Como se puede observar, la conmemoración del primer año del Día del Periodista estuvo marcada en las páginas de los periódicos por una tendencia a rescatar los anales del periodismo boliviano y a las figuras que inmortalizaron esa labor.
(*) Grecia Gonzales Oruño es comunicadora social