Presentan un tratamiento para evitar la hemodiálisis
Investigación. Un italiano experto en nefrología visita el país
El experto en nefrología y prevención de enfermedades del riñón, el italiano Giuseppe Remuzzi, presentó ayer un estudio en el que demuestra que la detección temprana y el tratamiento evitan que los enfermos renales lleguen a punto terminal o al uso de las máquinas de hemodiálisis.
Remuzzi y el especialista boliviano Raúl Plata detallaron que la investigación empezó en los años 80 y que, a la fecha, se demostró que la detección temprana de la enfermedad y el tratamiento, a través de un fármaco que controla la presión arterial y disminuye la proteinuria (evacuación de las proteínas a través de la orina), permite que el paciente estabilice la insuficiencia renal y no requiera hemodiálisis.
El médico italiano explicó que con este tratamiento se logra que los riñones puedan repararse por sí solos, siempre que la detección de la enfermedad haya sido a tiempo.
«Los fármacos se utilizan para disminuir la presión (arterial), pero al mismo tiempo actúan en la disminución de la proteinuria. Lo que se hace es proteger el riñón y en vez de que el paciente llegue a la hemodiálisis, se evita ello y puede nunca más requerir este servicio», manifestó.
Remuzzi llegó a Bolivia bajo el auspicio de Laboratorios INTI, farmacéutica que respalda el Primer Simposio Internacional de Nefrología y Diálisis, evento que se realizó los días 12 y 13 de mayo. Además se presentó un libro escrito por el especialista italiano y dos bolivianos.
Plata anunció que con este tratamiento las unidades de hemodiálisis serán descongestionadas, debido a que los pacientes ya no requerirán el tratamiento que, además de ser costoso para el enfermo y el Estado, es penoso para los pacientes. Indicó que las personas debieran realizarse un examen de orina cada dos años para detectar la insuficiencia renal y tratarla.
Estudio de diálisis en el mundo
Del cien por ciento de los pacientes que se someten al tratamiento de hemodiálisis, a nivel mundial, el 90 por ciento se encuentra en los países desarrollados.
En cambio el restante 10 por ciento de los enfermos renales se encuentra en los países en desarrollo y a pesar de que es costoso, las unidades colapsan, algunos mueren sin acceder al servicio.