Álvaro tiene 39 años de edad y sufrió un infarto
A partir de los 40 años, las personas tienen más riesgo de sufrir un paro
Álvaro Araos (nombre ficticio) tiene 39 años. Hace una semana sufrió un infarto minutos antes de ingresar a una cancha de fútbol donde debía disputar un partido de fútbol que consideraba importante, pero no pudo hacerlo y hoy permanece internado en el Hospital de Clínicas.
Según el relato de sus familiares, era el último partido de un campeonato entre compañeros de trabajo. En todo caso, ya hacía tiempo atrás que Álvaro no se sentía muy bien y había decidido «colgar los cachos» para someterse a tratamiento médico.
«Se sentía muy fatigado y la angustia lo estaba consumiendo. Tenía un fuerte dolor en el pecho. No se sentía bien ni sentado ni parado, menos caminando. Pensaba que el ejercicio, el corretear un poco en la cancha iba mejorar su estado de salud», relató su hermana que el viernes hacía guardia para su pronta recuperación.
La Razón no logró conversar con el paciente por recomendación médica, pero los galenos que lo atienden informaron que en su historia clínica se reporta que hace dos años, al no sentirse muy bien de salud, acudió a una consulta, oportunidad en que le diagnosticaron «hipertensión y colesterol alto», según el registro.
Sin embargo, Álvaro mantuvo su estilo de vida sin cambiar sus hábitos alimenticios ni combatir el elevado estrés laboral al que se sometía. «Era muy amigo de las gaseosas, fumaba unos cuatro cigarros al día, le gustaba mucho la carne de cerdo, las salchichas, el jamón, las carnes frías y jugaba fútbol sólo en los campeonatos anuales de su trabajo».
Para haber llegado al infarto «está claro que no recibió tratamiento médico a fin de controlar la hipertensión y el colesterol», dice uno de los especialistas.
Síntomas. Los síntomas del comúnmente llamado ataque al corazón sin dolor o molestias en el pecho, brazos, hombro izquierdo o espalda. Además puede haber dificultad para respirar, náuseas o vómitos, mareos o desmayos, sudores fríos y palidez.
Según el cardiólogo Félix Loza, 39 años es muy joven para sufrir un infarto, pero alerta que las personas mayores de 40 años entran en el grupo de riesgo si no están pendientes de las señales que da el cuerpo cuando algo no está funcionado muy bien.