Sociedad

Sunday 16 Jun 2024 | Actualizado a 23:41 PM

Están en riesgo las 28 zonas de Alpacoma

Las características arcillosas y poco estables del suelo en Alpacoma provocan que sus 28 urbanizaciones corran riesgo de deslizamientos y agrietamientos

Por La Razón

/ 26 de febrero de 2011 / 05:00

Las 28 urbanizaciones de Alpacoma están en riesgo, por las características del suelo arcilloso y filtraciones del agua del río Kamakchura y cuatro lagunas superficiales que existen en la zona, informó ayer el ingeniero de la Dirección Especial de Gestión Integral de Riesgo (DEGIR) de la Alcaldía de La Paz, Willy Fabiani.

«Todo lo que se llama torrente de barro, la zona de Alpacoma,  es de suelos malos donde se debe tener cuidado. Con las filtraciones de agua, la arcilla tuvo movimientos geodinámicos (del suelo de Los Álamos y La Florida) con presencia de grietas que provocaron los deslizamientos hace dos noches y todo el suelo tiene la característica de seguir carcomiéndose», explicó Fabiani.

Los suelos de las 28 urbanizaciones  de esta zona, cuya jurisdicción disputan los municipios de La Paz y Achocalla, son «limoarcillosos, altamente cohesivos, fácilmente son atacados por las aguas superficiales y flujos internos que penetran y hacen que no tengan buena sostenibilidad para proteger los mismos suelos».

Según el subalcalde de Alpacoma designado por la Alcaldía de Achocalla, Pedro Cutilla Quispe,  en la zona viven más de 5 mil personas que, según Fabiani, estarían en riesgo, por las características del suelo sobre el que,  «irresponsablemente», construyeron sus viviendas.

«A veces, nuestros habitantes, sin darse cuenta del riesgo que tiene el lugar, empiezan a instalar sus habitaciones y aumentan el riesgo natural que se pueda dar en ese sector», argumentó el ingeniero. Fabiani recordó que  Alpacoma está incluida en el mapa de riesgos de la ciudad de La Paz, razón por la cual esta municipalidad  no dio ninguna autorización para realizar edificaciones.

Prevención. Técnicos del Grupo de Atención de Emergencias Municipales (GAEM) trabajaron ayer en la mañana para asegurar la zona destechando las casas agrietadas y demoliéndolas, para proceder al resellado de las grietas. En horas de la tarde de ayer y hoy se asegurará la zona de Los Álamos.

«Las grietas tienen entre 8 y 10 centímetros de ancho, debemos taparlas de inmediato para evitar que la filtración de las aguas provoque que se siga moviendo el material (el suelo arcilloso)», explicó el ingeniero de la DEGIR. En la urbanización de La Florida, donde se derrumbaron dos casas, se analizará cuáles viviendas deben ser demolidas completamente.  

«Monitorearemos y se considerará la demolición de las casas en La Florida en función del tamaño de grietas que presente el suelo y las paredes de las habitaciones del lugar», señaló.

El subalcalde Cutilla Quispe informó que de las 21 familias afectadas por el deslizamiento de 20 hectáreas en Alpacoma y que afectaron a las urbanizaciones Los Álamos, La Florida y Kamakchura, solamente se evacuó a  las 14 familias damnificadas de Los Álamos.

«Registradas tenemos a 14 familias afectadas de Los Álamos, las demás se han refugiado en sus domicilios. En La Florida siguen viviendo ahí, nosotros no tenemos conocimiento (de las siete  casas afectadas en esa zona donde cayeron dos casas)».

Según Cutilla, luego de que la Alcaldía paceña asegure la zona, se buscará otros lugares en Alpacoma para que los afectados construyan sus casas. «Ellos (los damnificados) no quieren ir a otro lugar y por eso buscaremos áreas verdes, partes más seguras, para que puedan asentarse», señaló.

Afectados en Alpacoma

La Florida
Dos casas se desplomaron y cinco tienen rajaduras en sus paredes. La DEGIR evaluará si es preciso demolerlas. Hay 36 damnificados.

Los Álamos
Son 17 casas afectadas, todas serán demolidas por la DEGIR para tapar las grietas y cárcavas, además conducir las cuatro lagunas a las quebradas. Hay 54 afectados.

Kamakchura

Cerca del río, dos familias afectadas con rajaduras en sus casas.

10 familias afectadas duermen a la intemperie

Las carpas que prometió el alcalde de Achocalla, Thelmo Mamani, la mañana del jueves, hasta ayer al mediodía no habían llegado a la urbanización Los Pinos de Alpacoma, sector que se habilitó para acoger a los 101 damnificados. Esto obligó a los afectados soportar la lluvia que cayó la madrugada de ayer.

Juana Quispe contó, con lágrimas en los ojos, que son dos noches que no duermen porque  los toldos con nylon impermeables que les dieron estaban con agujeros, lo que no les protegió  de la lluvia de 15 minutos que cayó en la madrugada.

«Estamos sufriendo con lluvias y el deslizamiento. El miércoles no dormimos por trasladar nuestras cosas y ahora (viernes) tampoco por las lluvias y porque no tenemos un techo que nos proteja. El Alcalde de Achocalla nos dijo que ya llegarán las carpas, pero nunca vienen», añadió.

Otra ama de casa, Emilia Lipa, dijo que su familia paga impuestos a la Alcaldía de Achocalla. «Ayer, Thelmo (Alcalde de Achocalla) discutió con el municipio de La Paz por la jurisdicción y para que ellos no nos ayuden, ahora (la Alcaldía de) Achocalla tampoco nos ayuda, dijeron que traerían víveres para que comamos y azúcar para desayunar, pero hasta ahora no traen nada», aseguró Emilia. 

Thelmo Mamani explicó que las carpas están en camino pero por los bloqueos de los transportistas no se podían movilizar. «Haremos lo posible para traer víveres y carpas en la noche (ayer)», dijo la autoridad edil.

Dos noches sin dormir

Santusa Huaranca
Casa en Los Álamos

«Ayer nos dormimos en el suelo, nos tapamos con los nylon, pero como tenían huecos igual semojaron nuestras cosas, las colchas y los colchones».

Clotilde Apaza
Casa en Los Álamos

«Tuve que acostarme en el suelo, sin colchón, porque los disponibles se los di a mis hijos, para que ellos puedan descansar un poco».

Beatriz Huanca
Casa en Los Álamos

«Sólo tenemos papa y fideo para hacer comer a 10 familias, no nos dieron víveres que prometieron en la Alcaldía de Achocalla».

Isabela Yujra
Casa en Los Álamos

«Ayer (jueves) no dormimos para trasladar nuestras cosas y ahora la lluvia, y vivir sin techo tampoco nos dejó dormir, pedimos ayuda».

Juana Quispe
Casa en Los Álamos

«Queremos que nos ayuden, los útiles del colegio, nuestra ropa y los muebles están mojados por la lluvia y las carpas de Achocalla no llegan».

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Las dos ‘troikas’

Por La Razón

/ 16 de junio de 2024 / 00:03

Lejos de alentar acuerdos mínimos y soluciones de compromiso, la polémica sesión del pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que sancionó normas clave para el país, derivó en mayor distancia entre el gobierno de Arce y las tres bancadas de oposición. Ello traba el debate político plural y genera mayor incertidumbre. En lugar de diálogo, hay descalificaciones.

Sin asumir una pizca de su responsabilidad en la crisis institucional que afronta la ALP, casi paralizada y con escasa capacidad decisoria, el vicepresidente David Choquehuanca salió al ataque. Acusó a Camacho, Mesa y Morales de “capos de la troika extremista”, que se habrían aliado para un “intento de golpe”. Nada menos. “Atacan, amenazan, asaltan”, les dijo. Y atribuyó al presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, la capitanía del operativo, al haber convocado a la sesión de la Asamblea.

Previamente, Choquehuanca derivó al Tribunal Constitucional Plurinacional la decisión sobre la validez de las normas aprobadas por el pleno, entre ellas la ley que dispone la cesación de los magistrados autoprorrogados. Consulta también sobre la competencia de Rodríguez. Era previsible. En lugar de enviar las leyes al Ejecutivo para su promulgación, el Vicepresidente las manda al TCP para su bloqueo. Es la forma del arcismo para evitar cualquier decisión de la Asamblea que no convenga a sus intereses.

Las respuestas a Choquehuanca fueron inmediatas. Lo acusaron de una “inédita e indignante sumisión política”, refiriéndose a su consulta al TCP. “Es como preguntarle al ladrón si se reconoce como ladrón”, dijo una senadora calificando de vergonzante la carta del Vicepresidente. Y se retrucó la idea de troika: “La única alianza existente en el tema judicial es la que se ha evidenciado entre Arce, Choquehuanca y los autoprorrogados”, señaló el opositor Carlos Mesa, de CC. “Un acuerdo espurio”, precisó.

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En medio de tales acusaciones de ida y vuelta, estamos nuevamente en fojas cero. La ley para cesar a los autoprorrogados será rechazada por los propios autoprorrogados, diciendo que ya la declararon inconstitucional; las elecciones continúan paralizadas y sin horizonte cierto, con operadores políticos que apuestan por su fracaso; y el Órgano Legislativo sigue en situación de atrofia decisoria y fiscalizadora, aunque se logran aprobar algunas normas, bajo presión, como ocurrió recién en Diputados.

Más allá de cómo se resuelva (o se entrampe) la cuestión judicial, estamos en un preocupante escenario de crisis político-institucional, a lo que se añade una situación de conflicto de poderes. Eso es crítico no solo para el Estado de derecho y la convivencia en democracia, sino también para afrontar la delicada situación económica y el riesgo de conflictividad social. Ojalá todos los actores relevantes logren acuerdos mínimos para transitar la crisis en vez de agitar bloqueos de todo tipo para atizarla.

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Educación

No es una tarea fácil y cabe preguntarse si autoridades, así como trabajadores del magisterio, están en condiciones de afrontarla con éxito

Por La Razón

/ 13 de junio de 2024 / 06:40

Días antes de que la tensión política volviese a escalar con la inédita sesión del pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, en la que se aprobaron leyes que probablemente no serán promulgadas, el Presidente del Estado anunció la convocatoria al Congreso Plurinacional de Educación. Se trata de un mandato del cabildo de meses atrás en El Alto, pero también de una urgencia nacional.

A primera vista, la idea es excelente. A más de 13 años de promulgada la Ley 70, de Educación Avelino Siñani-Elizardo Pérez, es evidente que, con todo y los avances que especialistas le reconocen a la norma, la educación pública en Bolivia no parece haber mejorado mucho, aunque sí hay evidencia de mucha ideologización de los contenidos (y es bien sabido que ideología está en las antípodas de sabiduría).

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Las y los maestros de secundaria se horrorizan ante la falta de competencias básicas de niñas y niños que han cursado los seis años de primaria; y las y los docentes universitarios descubren que las y los flamantes bachilleres, en una proporción alarmantemente alta, son incapaces de comprender textos básicos, y ni hablar de escribir textos completos, coherentes y libres de errores ortográficos y gramaticales.

Ése es el contexto en el que el primer mandatario pretende realizar el Congreso Educativo con el objetivo de combatir los problemas a los que se enfrentan los educadores al momento de enseñar; al igual que los principales desafíos de los alumnos al momento de aprender. Sin embargo, todavía no se conoce de una convocatoria oficial y menos de la agenda a tratar.

En su anuncio, el Presidente habló de reajustar la Ley Educativa y la malla curricular del subsistema educativo, diseñar el perfil de bachiller que necesita el país y abordar los peligros y amenazas en materia educativa que representan las redes sociales, entre otros propósitos para el encuentro nacional. El mandatario cree que será posible diseñar una “política educativa” para profundizar “la educación inclusiva, científica, técnica, tecnológica; también la productiva, revolucionaria, liberadora, progresista, intracultural, intercultural, plurilingüe, descolonizadora, despatriarcalizadora en todo nuestro sistema educativo”.

Urge hacerlo, sobre todo considerando que la muy extensa lista de adjetivos empleados por el presidente Arce está lejos de materializarse en los contenidos, en las actitudes y comportamientos de la mayor parte de las y los educadores y, por supuesto, en los resultados que demuestran las y los educandos en el aula y fuera de ella.

Es bien sabido que la educación es la primera y más importante tarea del Estado, y que cualquier política pública al respecto debe pensarse y ejecutarse mirando el mediano y el largo plazos, al margen de los apetitos políticos del momento. No es una tarea fácil y cabe preguntarse si autoridades, así como trabajadores del magisterio, están en condiciones de afrontarla con éxito. Sin embargo, seguir postergándola solo abonará al rezago que muestra la sociedad boliviana en estos ámbitos.

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Sensación de crisis

La sensación de crisis, en este caso de naturaleza múltiple, no necesariamente equivale a la situación de crisis.

Por La Razón

/ 9 de junio de 2024 / 00:02

Desde principios del año pasado, afrontamos en el país un escenario de crisis políticoinstitucional, agitado en especial por la disputa interna en el MAS-IPSP. A ello se añade la percepción creciente de que se aproxima una crisis económica. Y una reciente encuesta nacional muestra la opinión mayoritaria de riesgo de crisis social. Hay, pues, sensación de crisis.

La crisis en el campo político y en las instituciones es innegable. La ruidosa división de la fuerza política que gobernó Bolivia durante las últimas dos décadas, la persistente polarización y la debilidad con fragmentación del bloque opositor configuran un escenario de bloqueo institucional y de alta desconfianza. Ello se expresa en la clausura de espacios de diálogo plural y, peor aún, de construcción de acuerdos. Por si fuera poco, ahora estamos en las puertas de un conflicto de poderes.

En cuanto a la economía, a reserva del debate sobre las causas, las condiciones y la profundidad de los evidentes desequilibrios, se va instalando en la ciudadanía la percepción de que estamos avanzando hacia una crisis económica o ya estamos en ella. La escasez de dólares, las dificultades para la subvención de combustibles y el alza de precios, entre otros factores, impactan en la economía de las familias. Y ello se manifiesta en sus expectativas. No son buenos tiempos para el modelo económico.

Si bien, desde el fallido paro de 36 días en Santa Cruz por la fecha del Censo, no existe gran conflictividad social en el país, hay quienes temen que la incertidumbre y el creciente fastidio ciudadano, atizados por la política y, en especial, por el día a día de la economía, pueden conducir a situaciones de crisis social. Un reciente estudio de opinión pública muestra que el 55% de las personas consultadas cree que “estamos ingresando a una grave crisis social”. Es una alerta delicada.

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La sensación de crisis, en este caso de naturaleza múltiple, no necesariamente equivale a la situación de crisis. Pero no es menor el hecho de que una parte significativa de la población perciba un presente crítico con futuro incierto, asentado en la confluencia de variables político-institucionales, económicas y sociales. Por ello, el buen gobierno y la eficaz acción política deben asumir como necesidad la gestión oportuna y cierta de los sentires ciudadanos. Las percepciones y las expectativas cuentan.

Ahora bien, ¿qué hacer para que la creciente sensación de crisis no derive en una coyuntura crítica, dadas no solo las percepciones, sino innegables señales de realidad, en especial en la economía? ¿Es posible, todavía, evitar un escenario de crisis de gobernabilidad, con resultado también incierto considerando la fragilidad del sistema político y de las instituciones? Siempre cabe la posibilidad, y la esperanza, de que las cosas mejoren y se reencaminen como país. El gobierno de Luis Arce tiene la palabra.  

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La Paz a la deriva

Hoy, la ciudad sede de gobierno está en manos de autoridades demasiado ocupadas en cubrir los rastros de sus malos manejos

Por La Razón

/ 6 de junio de 2024 / 06:42

Mientras los medios de comunicación se llenan de noticias que agravan la incertidumbre respecto de la estabilidad económica y política, en La Paz son otras las fuentes de incertidumbre y surgen del gobierno local; el desorden en el gobierno municipal paceño tiene que ver con la incapacidad de gestionar adecuadamente el desarrollo urbano y el efecto político que esto causa.

Días atrás se supo que las y los concejales del Movimiento Al Socialismo (MAS) habían decidido retirar su apoyo a su colega Roxana Pérez del Castillo, que de todas maneras fue electa como vicepresidenta del Concejo, esgrimiendo acusaciones de irregularidades y violaciones normativas. La profunda división en el partido a cargo del Gobierno nacional repercute en todas las instancias en las que participa.

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Pero el conflicto masista es apenas uno de los elementos en este preocupante estado de cosas. Días antes del desaguisado en el Concejo, la Justicia ordenó la detención preventiva del empresario de bienes raíces Harold Lora, acusado estafar a cientos de personas con la venta de departamentos en edificios que no se han terminado de construir y probablemente, si se cumple la ley, queden inconclusos.

En este caso, que es, seguramente, solo el más visible por el número y volumen de las construcciones, así como por la cantidad de personas afectadas, el problema tiene que ver no solo con la ineficaz tarea de fiscalización, que las leyes le atribuyen al Ejecutivo municipal, sino con una probable lenidad de muchas instancias de fiscalización y control, que ha permitido que se levanten miles de construcciones fuera de norma. Según la concejala Pérez del Castillo, son más de 30.000 edificaciones irregulares solo en la gestión del actual alcalde.

Los numerosos intentos de aprobar y promulgar normativa que “regularice” las construcciones fuera de norma y permita nuevos proyectos arquitectónicos ha terminado por revelar un descuido tal en la gestión urbanística de la ciudad que incluso se le ha acusado de violar derechos humanos, comenzando por el derecho a una vida digna, no solo de quienes adquieren un inmueble mal construido, sino también de las y los vecinos de esas edificaciones levantadas con el único afán de recaudar mucho dinero a cualquier costo.

Ese contexto explica la virtual parálisis del Concejo Municipal, afectado por las disputas del MAS, que son hábilmente aprovechadas por concejales inescrupulosos, unidos no por su ideología o su partido (que no los tienen), sino por su interés de medrar de la necesidad de vivienda que hay en la sociedad paceña. Desde el inicio de la gestión fue muy evidente su mala intención gracias a inverosímiles apelaciones al derecho de las personas a tener un techo propio.

Hoy, la ciudad sede de gobierno está en manos de autoridades demasiado ocupadas en cubrir los rastros de sus malos manejos y despreocupadas de la mayor parte de los problemas que aquejan a la población; y el pronóstico no permite albergar muchas esperanzas en el corto plazo.

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El factor Choquehuanca

Ojalá contribuya a encontrar el equilibrio de las alas del cóndor en lugar de su mutilación. Estamos a tiempo.

Por La Razón

/ 2 de junio de 2024 / 00:02

Hemos señalado en este espacio que la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) afronta una penosa situación de bloqueo y parálisis decisoria. La fractura interna en el MAS-IPSP, la división en las fuerzas opositoras y la persistente polarización impiden la sola posibilidad de diálogo. Ni hablemos de acuerdos. En tal escenario, el presidente de la Asamblea es fundamental.

Más allá del debate político y sus expresiones mediáticas y en redes sociales, estamos en un contexto de crisis institucional con elevada desconfianza ciudadana en todas las instituciones. A ello se añade un campo político malogrado por el enfrentamiento, la descalificación fácil, acusaciones sin evidencia y primacía del interés particular por encima del bien común. Así, la conversación pública se degrada hasta el límite de su imposibilidad. La peor muestra de ello, desde fines del año pasado, es la ALP.

El Órgano Legislativo es el espacio deliberativo por excelencia entre los órganos del poder público. A partir de la deliberación, se espera que la Asamblea cumpla el conjunto de importantes atribuciones establecidas en la Constitución, que de lejos superan la sola legislación. Por su naturaleza, el pleno de la ALP, el Senado y la Cámara de Diputados deberían ser lugares de ejercicio de la política, lo que implica realizar propuestas, debatirlas y construir acuerdos. Nada de eso ocurre en el presente.

Para el normal y eficiente funcionamiento de la Asamblea, hoy en situación de atrofia, es relevante el desempeño coordinado y complementario del presidente de la ALP y de las directivas camarales, además del trabajo de las comisiones y los comités. El problema es cuando la cabeza, en este caso el señor David Choquehuanca, es parte del problema. ¿Qué hacer cuando la necesaria y activa presencia de la principal autoridad del Órgano Legislativo se convierte en ausencia o, peor, en traba? Es muy crítico.

En momentos en que se requiere liderazgo en la ALP y voluntad de concertación, el Vicepresidente está desaparecido. En situaciones en las que ayudaría mucho la palabra serena que invoque el diálogo, el “Jilata David” se queda en silencio. Cuando es fundamental sesionar para tomar decisiones, el presidente de la Asamblea impone receso. Y en un escenario en el que urge una reunión del pleno para destrabar las inciertas elecciones judiciales, al señor Choquehuanca le ganan la línea oficial y la inercia.

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Cierto que la deplorable parálisis decisoria de la Asamblea no depende únicamente de lo que haga o deje de hacer el Vicepresidente, pero al menos se esperaría un mayor protagonismo de su parte, con autonomía de los mandatos del Ejecutivo y la ofuscación de las bancadas. Si asumimos que la situación es insostenible y se avizoran vientos de crisis, el factor Choquehuanca puede hacer la diferencia. Ojalá contribuya a encontrar el equilibrio de las alas del cóndor en lugar de su mutilación. Estamos a tiempo.

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