Sociedad

Friday 10 May 2024 | Actualizado a 03:36 AM

Alumnos de 2 colegios de Villa Fátima, acosados por pandillas

Inseguridad. El control policial, a cargo de 3 agentes, es insuficiente

Por La Razón

/ 7 de abril de 2011 / 05:00

La Razón hizo un recorrido por esta zona y conversó con una decena de  personas, entre alumnos, personal administrativo, padres de familia y vecinos, y también pudo evidenciar que el patrullaje, a cargo de tres agentes, es casi nulo, ya que la atención de los  uniformados está sobre el mercado Villa Fátima.

«Nos meten miedo para que nos unamos a las pandillas y los de primaria se van a otros colegios. Mi amiga tuvo que integrarse a una pandilla porque la hostigaban mucho», contó María, alumna de secundaria del colegio Simón Rodríguez.

Las historias de alumnos, vecinos y funcionarios de ambos colegios que tropezaron con las pandillas son numerosas. Para que los jóvenes ingresen a las pandillas, el método que sus miembros utilizan es el de un constante y sistemático acoso individual: les quitan sus mochilas y celulares, les amenazan, les de-safían en las calles, etc. Y como las pandillas atacan a aquellos que no pertenecen a ningún grupo para evitar luchas entre sí, los jóvenes se ven obligados a ser parte de alguna de ellas en busca de protección.

«Ya sea en la mañana o en la tarde, a los jóvenes les quitan sus mochilas, sus celulares y su plata; la Policía no sé dónde estará por que incluso una vez lo vi y fue a una cuadra de la plaza Arandia», señaló uno de los trabajadores del colegio Hernando Siles.

La niña Marta, de 11 años,  estudiante del colegio del turno de la mañana, cuenta que «hay un tal Micky (17) al que he visto, con mi amiga, ofreciendo drogas; él tiene su ‘comunidad’ y a mi amigo G. siempre le pega cuando no hace lo que quiere».

Las Gatas son una pandilla de mujeres que, según la testigo, son alumnas del colegio Hernando Siles Reyes y se dedican a robar y pelearse con otros grupos.

El punto de reunión de los pandilleros es en un sector cerca del colegio conocido como la «Cascadita». «Todos estos pandilleros van ahí a tomar y pelearse, también hay una especie de bar», aseguró Marcelo, otro estudiante consultado por este periódico.

Además de estos dos colegios fiscales citados, en el área bajo control de las pandillas se encuentra la unidad educativa privada Ave María.

Casos. El director del colegio Hernando Siles Reyes, Pacífico Chura, designado en el cargo hace un mes, dice que todavía no está al tanto de este problema. Sin embargo, otro funcionario de la institución, quien prefirió mantener su nombre en reserva, contó que los inconvenientes de las pandillas vienen de hace mucho tiempo.

«Las pandillas ya están entrando a los colegios  públicos y privados del barrio. El año pasado, nos peleamos con la Policía por la falta de control, les pedimos que hagan un patrullaje a la entrada y otro a media mañana», recordó el funcionario. 

Añadió que a los regentes del año pasado, los pandilleros los amenazaron, «porque parece que en el colegio hay integrantes de los Vatos Locos, aunque dentro de esta unidad educativa mantienen un  ‘perfil bajo’, pues les advertimos que si a algún alumno le pasaba algo, íbamos a dar por hecho que fueron ellos, por eso no se animan a hacer sus cosas acá».

Esta situación hace daño al ambiente de aprendizaje no sólo de este colegio, sino también a los de la zona, puesto que los alumnos tienen miedo quejarse, ya que están amenazados», añadió.

Pandilleros que venden drogas

El ‘Micky’
Según Marta, estudiante de uno de los colegios del sector, un joven a quien llaman Micky, de una pandilla, ofrece drogas y atemoriza a los alumnos. «Varios le compran», dijo.

El ‘Gaucho’
De acuerdo con un empleado del colegio Hernando Siles, de Villa Fátima, también rondaría por la zona un pandillero de apodo el Gaucho que pretende «vender drogas a los alumnos». En general, los pandilleros amenazan para que les compren.

Sólo hay tres agentes en el módulo Arandia

Sólo hay tres agentes en el módulo policial Arandia, ubicado en la plaza del mismo nombre de Villa Fátima, dos de los que patrullan en motocicleta durante las horas de ingreso y de salida de los estudiantes de los colegios fiscales Hernando Siles Reyes y Simón Rodríguez.

La Razón fue hasta el módulo policial Arandia —situado a 40 metros de los colegios— a consultar qué tipo de operativos realizan y si tienen conocimiento del ambiente de zozobra creado por las pandillas cerca de ambas unidades educativas, que funcionan en una misma infraestructura.

Sin embargo, el agente que se encontraba a cargo de la oficina había sido transferido recién el lunes. Este guardia, cuya identidad se guarda en reserva, explicó que por ser nuevo no tenía información sobre qué pandillas operaban por la zona, ni de si éstas amedrentaban a los estudiantes. Los otros dos uniformados del módulo policial se encontraban, a las 9.15, patrullando la Avenida del Maestro.  «Ellos saben todo porque trabajan por aquí desde antes», indicó a modo de disculpa el entrevistado.

«El año pasado les solicitamos que hagan un patrullaje a media mañana y media tarde, porque las veces que vienen —en la entrada y salida de los alumnos— parece que no bastan para la seguridad de los muchachos», relató un administrativo del colegio Hernando Siles Reyes.

Además, «creemos que con un policía en moto que vaya por los tilines y las canchas bastaría y se solucionaría el problema. Eso les dijimos, pero se molestaron con nosotros». «Los lunes vienen los del PAC en sus motos a rondar en los mismos horarios ‘pico’, pero parece que no es suficiente. Parece que el patrullaje lo efectúan muy eventualmente», añadió.

La palabra de los colegios

María
Estudiante

«El año pasado, a una amiga la molestaban las de la pandilla las Gatas, la amenazaban con pegarle, la empujaban y pegaban para que se integre a la pandilla. Al final tuvo que unirse».

Marcelo
Estudiante

«Los de la pandilla 50 Centavos vienen a la salida y ‘calcan luca’ (pedir que les den plata) a los que no somos de ninguna pandilla, porque si ‘calcan’ a un miembro de una, tienen problemas».

Marta
Estudiante

«Un pandillero, Pablo, y sus amigos obligó a tomar trago a mi amiga de 11 años. Parece que habían puesto algo porque se mareó mucho y vomitó; se la querían llevar, por suerte escapó».

Claudio
Estudiante

«Se reúnen en la zona que llamamos la ‘Cascadita’, a una cuadra y media del colegio, y en un tilín de la calle 15 de Marzo que recibe a estudiantes en horas de clase; ahí toman y se pelean».

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El MAS y la crisis

La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos

Por La Razón

/ 9 de mayo de 2024 / 06:39

Para nadie debe ser desconocido que el Movimiento al Socialismo (MAS) es la fuerza política más importante de las últimas décadas y el único partido con estructura y potencia suficientes para intervenir en todas las esferas de la vida pública. Sin embargo, precisamente por estos atributos, la feroz lucha que han desatado sus dirigentes no solo afecta al partido, sino a todo el Estado.

Más tardó en terminar el X Congreso del partido, el domingo, en la ciudad de El Alto, convocado por el “ala arcista” del partido, que portavoces del “ala evista” en descalificar el encuentro de la peor forma posible y amenazar con todo tipo de recursos, legales y no, para impedir que las decisiones acordadas lleguen a materializarse.

Lea: Democracia en riesgo

No es para menos: se ha elegido a un nuevo jefe nacional del partido, honor que recayó en Gróver García, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), afín al presidente Arce, y se ha decidido revisar el estatuto del MAS para eliminar la disposición que concede la dirección vitalicia del partido al expresidente Evo Morales y para eliminar la restricción de antigüedad como militante para asumir cualquier candidatura.

Para que el congreso masista pudiese llevarse a cabo y que contase con la presencia de veedores del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hizo falta que una Sala Constitucional de La Paz ordenase al Órgano Electoral cumplir con el artículo 30 de la Ley de Partidos Políticos. Entre analistas y opinadores de todas las tendencias hubo consenso en que se trata de un nuevo “fallo a la carta”, de los que menudean desde que los magistrados del Órgano Judicial decidieran autoprorrogarse.

A esta evidente muestra de injerencia de un órgano sobre otro (primero el Ejecutivo sobre el Judicial y luego éste sobre el Electoral), se suma la cantidad de ocasiones en que delegados y portavoces del evismo han descalificado al TSE y sus resoluciones por ser contrarias a sus intereses y expectativas. La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos.

Súmese a este estado de cosas la previsible pugna que se desatará en la Sala Plena del TSE cuando algunos vocales intenten incidir en favor de uno u otro aspirante a candidato. Entonces, las acusaciones y descalificaciones que hoy se sugieren, serán amplificadas, dañando de manera feroz la credibilidad y reputación del órgano llamado constitucionalmente a administrar los procesos que dan sustento al sistema democrático boliviano y a dar legitimidad a las autoridades electas.

A estas alturas de la lucha es, pues, evidente que sin importar el tono y el contenido de los mensajes que una y otra facción del MAS publicitan, lo verdaderamente central para ambas partes es asegurar que el candidato propio llegue a la papeleta y/o que el contrincante no lo logre. Si para tal fin tienen que terminar de romper la institucionalidad del Estado, no dudarán en hacerlo, y eso son malas noticias.

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Democracia en riesgo

Por La Razón

/ 5 de mayo de 2024 / 00:34

La reciente decisión de una sala constitucional en torno al “congreso del MAS-IPSP” convocado por dirigentes de la facción arcista constituye una tosca injerencia en las competencias del TSE. Y cruza un límite que pone en riesgo no solo la institucionalidad electoral, sino la propia democracia. Es fundamental ponerle freno antes de que conduzca a una deriva autoritaria.

 Una de las condiciones fundamentales de un Estado de Derecho es la autonomía e independencia de los órganos del poder público, además de su separación. Cuando uno o más órganos se subordinan a otro o surge una especie de suprapoder, esa estructura y organización funcional del Estado se resquebraja. Asimismo, cuando el sistema de gobierno empieza a depender de decisiones arbitrarias e inconstitucionales, la democracia está en riesgo. Estamos transitando ese muy peligroso umbral en el país.

En nuestro proceso de construcción y reforma estatal, no es nuevo que el Legislativo dependa de los mandatos del Ejecutivo. Tampoco es raro que la administración de justicia esté subordinada al poder político y a poderes fácticos. Lo crítico es que surja un suprapoder que imponga sucesivos fallos por fuera del marco constitucional y pisoteando la institucionalidad democrática. Desde el año pasado hay un suprapoder en Bolivia que, en consorcio con actores políticos, opera desde el TCP y algunas salas constitucionales.

A punta de sentencias, declaraciones y autos constitucionales, y algunas acciones de defensa, un arriesgado suprapoder está llevando a límites insostenibles el funcionamiento de los órganos del poder público y del sistema de gobierno. Así, bloquearon las elecciones judiciales, suspendieron las funciones de fiscalización de la ALP, se autoprorrogaron, beneficiaron a terratenientes y ahora están emitiendo “instrucciones” sobre las organizaciones políticas y los procesos electorales. Es inaceptable.

Es muy complicado y sensible para el TSE gestionar las disputas internas en los partidos, en especial en este momento la batalla entre facciones en el MAS-IPSP. Debe hacerlo en estricto cumplimiento de la Ley de Organizaciones Políticas y de los estatutos partidarios. ¿Qué ocurre cuando una sala constitucional, desde su filiación política, impone acciones que violan la normativa y vulneran las atribuciones del organismo electoral? Eso es lo que acaban de hacer, sin sonrojarse, los vocales Campero y Angles.

En un pronunciamiento difundido este viernes, las autoridades del Órgano Electoral Plurinacional exigen con timidez el respeto a la independencia de poderes para garantizar la democracia en el país. No es una exigencia menor. En realidad, se está advirtiendo que, si magistrados y jueces continúan perforando el sistema y la institucionalidad electoral, la democracia boliviana está en riesgo. Es fundamental que la disputa política no termine derrumbando el orden constitucional y el régimen democrático.

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Elección en suspenso

Las reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre

Por La Razón

/ 2 de mayo de 2024 / 06:16

Como se decía días atrás en este mismo espacio, hace mucho que actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha las elecciones judiciales. El más reciente fallo constitucional ordena no solo paralizar el proceso, sino devolverlo al inicio y comenzar con una nueva ley de convocatoria; el argumento es la defensa de derechos, pero la intención tal vez no.

El 18 de abril, Yeny Duri, dirigente indígena y abogada, candidata eliminada en el proceso de preselección, presentó una acción popular en la que denunció que las aspirantes indígenas de Pando no recibían un trato equitativo en comparación con las de otros departamentos, señalando la falta de oportunidades equitativas en el proceso de preselección. La Sala Constitucional Primera de Cobija emitió el lunes una medida cautelar que suspendió el proceso de preselección en curso y luego, el martes, dictaminó que el proceso de preselección debía dejarse sin efecto completamente, argumentando que la convocatoria inicial no había considerado adecuadamente la inclusión de mujeres e indígenas, e instruyó elaborar una nueva.

Lea: ¿EJ en septiembre?

La reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre, pues si bien hay voces, como la del expresidente Eduardo Rodríguez, quien argumentó que la Sala Constitucional de Cobija era incompetente para emitir tal fallo y que sus razonamientos eran improcedentes, sugiriendo que la Asamblea Legislativa debería continuar con el proceso de preselección, la Comisión Mixta de Constitución decidió entrar en cuarto intermedio hasta hoy, a la espera de la notificación oficial del fallo.

El Presidente de la Comisión, Miguel Rejas, del MAS, afirmó que la intervención de la Sala es una «aberración» y criticó duramente a los vocales que concedieron la tutela a la candidata Duri; dijo también que el fallo fue resultado de manipulaciones por parte de vocales y jueces, sugiriendo que algunos de ellos habían sido influenciados por quienes presentaron amparos.

A su vez, la senadora Andrea Barrientos indicó que el fallo de la Sala es «ilegal e inaplicable» y que ninguna sala constitucional tiene la competencia para declarar la inaplicabilidad de una ley, especialmente de la Ley 1549, que ha pasado por control constitucional y cuenta con amplio respaldo legislativo. El diputado por Creemos Leonardo Ayala argumentó que la decisión vulnera los derechos de los más de 400 postulantes habilitados para el proceso de preselección. El Presidente Nato de la Asamblea, como es habitual, no apareció.

La interminable sucesión de recursos judiciales y constitucionales, sumada a la incapacidad de las y los legisladores para acordar un plan de acción capaz de superar los obstáculos que unos y otros ponen en el camino, muestra todo, menos voluntad política, para cumplir con el mandato constitucional de realizar la elección de autoridades del Judicial. Mientras tanto, el sistema judicial boliviano se hunde irremediablemente.

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

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El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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