‘El Banquete de Migajas quiere despertar el espíritu solidario’
Cristóbal Bobka. Desde que llegó a Bolivia, el actual director de la Fundación Arco Iris, Cristóbal Bobka, trabajó en diversos proyectos enfocados en la niñez y adolescencia boliviana. Todo el equipo de la fundación organiza cada año la ya tradicional cena de beneficencia en La Paz a fin de reunir apoyo para 18 programas en bien de menores de edad.
— ¿Cuáles son los antecedentes de la fundación?
— La Fundación Arco Iris fue creada en 1994 por un sacerdote alemán, el padre José, para responder a la situación penosa de miles de niños huérfanos, cuyos papás están en la cárcel, otros abandonados o son víctimas de maltrato. Actualmente, la fundación cuenta con 18 proyectos entre hogares y centros de apoyo integral, también contamos con algunos proyectos externos.
— ¿Cómo es el proceso de acogida para los menores?
— La instancia formal son las Defensorías de la Niñez y Adolescencia de la Alcaldía de La Paz. Si la Defensoría ve apropiado buscar acogida en uno de los hogares, ahí realiza los respectivos trámites y nos otorga la guarda del niño, niña o adolescente.
— ¿La cobertura es en todo el territorio nacional?
— Sólo nos limitamos a La Paz, y por circunstancias migratorias, a La Paz y El Alto, pero todos nuestros centros funcionan aquí (la sede de gobierno). También estamos compartiendo nuestros conocimientos, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nos pidió que socialicemos la experiencia de inserción laboral en adolescentes, y otras instituciones nos solicitan que expliquemos los proyectos que realizamos.
— ¿Cuáles son los programas que ejecuta la fundación?
— Uno es el que acompaña a los niños que viven en la calle; otro es para los niños que trabajan en la calle; y otro está enfocado en apoyar a 130 familias en extrema pobreza. El más nuevo lleva cinco años y consiste en ayudar a las familias, les brindamos ayuda social con víveres y vestimenta durante dos años; cada mes, cada familia recibe víveres por un valor de $us 30. Durante ese tiempo cubrimos los gastos escolares y de salud hasta que encuentre un camino de estabilidad económica mediante microcréditos que les ayuden a abrir talleres o tiendas.
— ¿Qué pasa con los acogidos que alcanzan la mayoría de edad?
— Todos los chicos de nuestros hogares, a partir de los 16 años, empiezan a construir su proyecto de vida. En el hogar de Obrajes, por ejemplo, tenemos a 120 niñas y adolescentes que escogen estudiar cocina, corte y confección o peinado. Hay buena acogida por parte de institutos técnicos, ellas estudian su carrera y a la vez van concluyendo el colegio. Hasta que salgan bachiller y egresen, les enseñamos cómo es trabajar, ahorrar y, ya con preparación laboral, después puedan independizarse.
— ¿Cómo se sostiene, económicamente la fundación?
— No queremos ser una organización con recursos extranjeros o de cooperación internacional. La idea del padre José era crear una red de solidaridad local. La fundación no cuenta con un proyecto grande, nuestra economía sobrepasa un millón de dólares y se basa en donaciones de personas y empresas. Más del 80% proviene del país natal del padre, Alemania, otra mínima de otros países y el resto se cubre aquí. Por eso, el Banquete de Migajas tiene el propósito de fortalecer y despertar espíritu de solidaridad.
— ¿Cuál es la meta del Banquete de Migajas?
— No tenemos metas fijas. Es cierto que logramos apoyo, pero no sólo en dinero, también en especie como material escolar y víveres. Además hay personas que ofrecen sus servicios profesionales de forma gratuita como abogados y médicos. Por otra parte, lo que más crece y se fortalece es el espíritu de solidaridad de la ciudadanía. Dentro del programa para el evento actuará Luis Rico, tendremos el reconocimiento a empresas que ayudan a la niñez y los niños están preparándose hace un mes. Para ellos será como una gran noche de talento.