En La Paz hay poco más de 300 puntos convertidos en basurales
Al menos 300 puntos de la ciudad de La Paz han sido convertidos en basurales ilegales, donde la gente bota residuos sólidos a cualquier hora, ignorando los horarios fijados para el paso del camión de la empresa Sabenpe, encargada de la recolección, o de Tersa.
Al menos 300 puntos de la ciudad de La Paz han sido convertidos en basurales ilegales, donde la gente bota residuos sólidos a cualquier hora, ignorando los horarios fijados para el paso del camión de la empresa Sabenpe, encargada de la recolección, o de Tersa.
Buena parte de las 560 toneladas diarias de residuos sólidos que genera La Paz son abandonadas en estos lugares, pese a la Ordenanza Municipal 372/2006, del 18 de octubre de 2006, que prohíbe ensuciar las calles y fija multas que oscilan entre Bs 500 y Bs 2.000. A ello se suma que en la Alcaldía paceña no se ponen de acuerdo sobre a quién le corresponde el control y hacer que se cumpla la sanción porque la ordenanza no lo precisa.
Giovanni Jemio, director general del Sistema de Regulación y Supervisión Municipal (Siremu), dijo que es responsabilidad de la Guardia Municipal, sin embargo, su comandante, el mayor Miguel Zambrana, lo negó.
“No (nos) compete el tema una sanción por botar basura. No es nuestra función, salvo que el Concejo adjunte esa tarea”, apuntó.
El Siremu tiene “un levantamiento (datos de abril a agosto) de espacios públicos que han sido convertidos en macro y microbasurales, estos llegan a poco más de 300”, informó el Director General del Siremu.
Los microbasurales son lugares donde se botan de 10 a 15 bolsas de basura, y se consideran macrobasurales cuando hay más de 20.
Los residuos sólidos que ensucian la urbe son de todo tipo. El Siremu identificó aproximadamente 59 puntos donde se suele echar escombros, como en la calle 11 y comandante Avilés, en Irpavi; avenida Strongest y calle 35, en Achumani; calle 53, en Chasquipampa; plaza Los Leones, en Alto Següencoma; Max Fernández y Ramiro Castillo, en Llojeta; avenida Kollasuyo esquina Entre Ríos, en Alto Tejar; o las calles Eloy Salmón y Gallardo.
Los menos sucios son unos 250 lugares, aunque son igual de contaminantes y punto de reunión de perros callejeros. Entre estos citó a la calle Alfredo Otero, en Bella Vista; Benigno Loza y Adrián Pariente, en Alto Miraflores; Los Andes esquina Tarapaca, en Apumalla; la Reyes Cardona, en El Tejar; la avenida República y calle Ascui, en Villa Victoria, entre decenas de otros.
En dos recorridos que hizo La Razón por los macrodistritos Centro, Max Paredes, Cotahuma y Periférica la noche del 7 y la mañana del 8 observó que ninguna calle, avenida, pasillo, plaza o gradería se encontraba totalmente limpia. Había una o dos bolsas de basura abandonadas en una esquina, debajo de un puente, apoyadas en un poste o en el tronco de un árbol.
“Siempre hay basura en las noches (esquina Tacagua), antes había un contenedor pero lo retiraron. El (carro) basurero llega en la madrugada, cuando todos estamos dormidos, debería venir más temprano”, demandó Gabriela P.
En la avenida Entre Ríos, detrás del Cementerio General, sucede lo mismo, a pesar de que el carro recolector de Sabenpe pasa a diario a las 12.00 y a las 23.00. “Deberían colocar más contenedores, los vecinos no lo esperan”, dijo María Robles. En las avenidas Boquerón, Tumusla, Armentia, Perú, Sucre, Busch, las Américas, Montes, América, Saavedra, Murillo, Manco Kápac, Max Paredes, Baptista y calles anexas hay el mismo problema: montones de desechos desperdigados por los perros, indigentes o recicladores.
“En el lugar donde colocamos un letrero de prohibido y que señala la sanción es donde se acumulan más residuos”, lamentó Jemio.
En la avenida Las Américas casi Yanacachi, cerca de la medianoche del lunes, un empleado de un restaurante dejó bolsas con desechos debajo de la prohibición. Sucede lo mismo en la Armentia esquina Kramer, en la avenida Entre Ríos y en el ingreso a Achachicala por la autopista La Paz- El Alto.
Frecuencia. “El carro basurero llega a las 10.00, yo entro a mi trabajo a las 09.00, entonces la dejo en la calle”, alegó una vecina de la calle Canónigo Ayllón, en San Pedro.
Jemio recalcó que en la zona Central los camiones de Sabenpe pasan hasta en nueve oportunidades al día y en zonas más alejadas, día por medio. Para enterarse en qué horario pasa el camión recolector por su barrio comuníquese a la línea gratuita 800-16-1777.
“En (barrios donde hay) sectores sociales económicamente más elevados u otros más empobrecidos pasa lo mismo, la gente tiene la necesidad de sacar su basura y lo hace donde le parece”, indicó su director.
Según el Siremu, hay tres razones por las que se infringe la normativa: falta de educación de las personas, comodidad y la existencia de pocos contenedores y canastillas en calles y avenidas. La Alcaldía contabilizó que existen más de 230 contenedores, con capacidad de 1,5 metros cúbicos, y 1.500 cestos para los desechos.
A la semana se reportan entre 15 a 20 robos o destrozos de contenedores o canastillas, que a veces son hallados en comunidades rurales.
Nueve puntos de la urbe, convertidos en urinarios
“Orinar en la calle nos puede salir caro”, titulaba un periódico paceño en 2006, cuando se aprobó el Reglamento Municipal de Aseo Urbano, mediante Odenanza 372/2006, que en su artículo 105 prohíbe orinar en vías y espacios públicos, y fija una sanción de 200 Unidades de Fomento a la Vivienda (UFV), Bs 374 al cambio actual, y de 500 UFV, Bs 935 para los reincidentes.
Sin embargo, esa previsión no se cumplió porque la ordenanza no especifica a quién le corresponde el control. “Debería ser la Policía, es una contravención policial”, alegó su comandante, el mayor Miguel Ángel Zambrana, aunque el aseo urbano es competencia edil.
Enriqueta Mamani y Nieves Mamani son dos comerciantes que tienen sus kioscos cerca de la Plaza Mayor. A diario, desde las 07.00, deben limpiar con agua y lavandina la suciedad.
En dos recorridos por el centro de La Paz, La Razón identificó al menos diez puntos usados como urinarios, tanto de día y noche. El pasaje Bernardo Trigo es un ejemplo. Se encuentra al lado del monoblock de la Universidad Mayor de San Andrés.
El segundo se halla en medio de la calle Nicolás Acosta, entre México y Cañada Strongest, sobre las calaminas de una construcción. El tercero está debajo del puente de la avenida Perú, al ingreso a la Autopista La Paz-El Alto; el cuarto es el módulo policial de la plaza Alonso de Mendoza, y el quinto está en la esquina Bozo y Goyzueta.
“Todo el tiempo orinan en estos lugares”, protestó Cristina de Cahualla, una vendedora de periódicos.
El sexto se halla en la final Mercado, debajo del túnel de San Francisco; el séptimo, en la calle Figueroa; y el octavo, en la calle Manco Kápac. El noveno está debajo del Nudo Vita; y el décimo, al ingreso a la avenida Perú.
Las manchas del orín y el penetrante olor no dejan dudas, pese a la cercanía de baños públicos que cobran Bs 0,50 y atienden de 07.00 a 22.00.
“Consumen alcohol y evacúan, debemos limpiar a diario”, dijo Betza Latero, encargada del baño municipal cercano a la UMSA.
La Alcaldía instalará más de 100 basureros
Desde enero de 2014, el Gobierno Municipal de La Paz instalará más de 100 basureros, lanzará campañas para concienciar a la población de que no debe dejar sus desechos en vía pública y colocará diez nuevos contenedores subterráneos.
Actualmente la ciudad cuenta con aproximadamente 1.500 basureros, 230 contenedores normales y 12 bajo tierra, los que tienen capacidad para almacenar dos toneladas de desechos.
“Queremos aplicar los sistemas mixtos (carro basurero y contenedores) para la recolección de residuos sólidos porque son la mejor forma de trabajar”, explicó Giovanni Jemio, director general del Sistema de Regulación y Supervisión Municipal (Siremu).
Los nuevos basureros permitirán la clasificación según el tipo de basura: orgánica e inorgánica.
En el caso de los contenedores, “cada uno tendrá capacidad para una tonelada”, añadió.
El gobierno local prevé que en noviembre comience a operar la Planta de Clasificación de Residuos Sólidos de Alpacoma, construida con una inversión de hasta $us 300.000.
“Esta planta nos va a permitir separar la basura adecuadamente metales, vidrios, cartón, papel y eso va ampliar la vida útil del relleno sanitario”, apuntó.