Matan a colegiala e incineran su cadáver
Dos de los autores confesaron el asesinato; uno de ellos escapó
Entre las 03.00 y las 04.00 del 30 de julio, vecinos de Uyuni, en Potosí, alertaron a la Policía de que un cuerpo humano ardía en un basural. Era Soledad, de 13 años, asesinada por tres de sus compañeros de curso, de entre 13 y 14 años, quienes intentaron borrar las pruebas del crimen haciendo desaparecer su cadáver.
Antes de su desaparición fue vista por una amiga dentro de un vehículo con Rodrigo, Kevin y Max consumiendo alcohol. Las cartas póstumas que escribió permitieron identificar a los asesinos y develar el drama de la estudiante. Soledad relató que los tres colegiales le obligaban a emborracharse con ellos y que la amenazaron de muerte si contaba lo que sucedía a sus profesores o familiares.
La adolescente vivía hace un año bajo tutela de su abuela, ya que su madre trabajaba en el pueblo. “Su mamá solo la veía los fines de semana, tal vez sea ese el motivo por el cual estaría iniciándose con las malas amistadas”, informó telefónicamente a La Razón el teniente Rolando Cazad, oficial del Comando Departamental de Uyuni.
Su madre la pudo reconocer su dentadura y las caries que tenía en las muelas. La Policía aprehendió a dos adolescentes, quienes confesaron el crimen, y uno logró escapar.
Los peritos no pudieron establecer si antes del asesinato la menor fue violada. Según el examen médico forense, ella fue asfixiada e incinerada. Debido a que el cuerpo estaba completamente carbonizado, fue incluso difícil establecer si se trataba de un hombre o de una mujer.
Según el nuevo Código Niño, Niña, Adolescente, los colegiales pueden pasar como máximo seis años de encierro en un centro de rehabilitación, inexistente en Potosí, por lo que es probable que sean enviados a un albergue de huérfanos, como los asesinos de Andrea Acarapi.