Condenan a 17 años de cárcel al raptor de menor marroquí
Chapare. Vivía en penosas condiciones y fue abusada sexualmente
Un tribunal de Cochabamba condenó a Gróver Morales a 17 años de cárcel por el secuestro de una menor marroquí residente en España, a la que el ahora sentenciado raptó de ese país europeo y mantuvo cautiva en la selva del Chapare durante siete meses.
De acuerdo con el fallo al que accedió EFE, el juzgado encontró a Morales culpable de los delitos de trata de personas y abuso sexual. El caso, que tuvo gran repercusión en España, se conoció en marzo, cuando en una operación de las policías boliviana y española liberaron a la pequeña tras siete meses de cautiverio en penosas condiciones en una zona selvática.
El auto del juez establece que Morales deberá cumplir la condena en la cárcel cochabambina de alta seguridad de El Abra, donde éste ya se encontraba en prisión preventiva. La niña Nada I., quien residía con sus padres en una localidad de la provincia española de Barcelona (noreste), viajó en avión hasta Bolivia en agosto del año pasado con su captor, supuestamente con autorización de sus progenitores, que, nueve días después, denunciaron ante la Policía la desaparición de su hija, tras perder el contacto con ella.
Desde su llegada a Bolivia y durante siete meses, Morales sometió a la pequeña a un infierno, la hizo pasar por su mujer y la obligó a trabajar en explotaciones cocaleras y en mercados en la región chapareña. La niña igualmente tuvo que recorrer a pie largas distancias selva adentro obligada por su secuestrador, quien trataba de huir de la presión policial.
La operación conjunta se realizó el 8 de marzo y permitió liberar a la menor, quien regresó a España el 17 de ese mes. El rescate, que contó con el respaldo de la Embajada de España en Bolivia, entrañó gran complejidad, ya que la pequeña estaba cautiva en una zona de difícil acceso. También se supo de Nada durmió en el suelo, que trabajó de sol a sol y sufrió picaduras de todo tipo de insectos.
Cuando los agentes la liberaron tenía signos de un deteriorado estado físico. Las heridas psicológicas iban a ser las que más tardarían en curar, comentó entonces el teniente de la Guardia Civil española José Hidalgo, quien acompañó a la menor de vuelta a la nación ibérica. A su llegada a España, Nada ingresó de forma preventiva en un centro de la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia del Gobierno autónomo catalán, después de que un juez imputara a sus padres por el delito de abandono de familia.