Hay 7 señales para detectar que un can ingresó a la ‘tercera edad’
Ciclos. Los perros grandes comienzan a envejecer antes que los canes pequeños
Aparición de canas, sobrepeso, problemas urinarios, pérdida de visión, sordera, sangrado de encías y dificultad para moverse son siete señales que indican que un perro llegó a la vejez. La Razón recogió cinco historias de familias con un can de la “tercera edad”.
“De la misma forma que aparecen ciertos achaques en la vejez del humano, los canes no están exentos de padecer enfermedades. El síntoma más común en los perros es la rigidez en las articulaciones y se nota en la pérdida progresiva de su vitalidad, problemas para moverse”. explicó el veterinario Jesús Panoso.
Si bien esos síntomas pueden notarse solo si el dueño repara cuidadosamente en esos detalles, el especialista dijo que la segunda alerta, y más evidente, es la aparición de canas en patas y hocico.
Si el can no responde a las órdenes o cuando lo llaman por su nombre, puede tratarse de sordera, tercera señal del envejecimiento. “Esto se da por la calcificación de los huesecillos del oído interno”.
Si el perro tropieza o cae algunas veces puede tratarse de la disminución o pérdida de la visión (cuarta señal), problema común en la “tercera edad”. La dificultad urinaria es la quinta señal y se debe al mal funcionamiento de los riñones o próstata. La dentadura con sarro, inflamación y sangrado de encías, y la pérdida de dientes son el sexto síntoma.
El excesivo aumento o pérdida de peso es la séptima alerta, en el primer caso se debe a la dificultad para movilizarse. El veterinario recordó que los perros también son propensos a la diabetes, enfermedades cardíacas e incluso al cáncer.
El envejecimiento de un can depende del tamaño, en los grandes comienza a los cinco años; en los medianos, a los siete; y en los pequeños, a los ocho. Hoy se recuerda el Día de San Roque, en conmemoración al fallecimiento de un santo canonizado en 1584 por sus acciones de protección a los perros.
Actividades por el día de san Roque
Salud
En el país hoy se realiza la campaña de vacunación canina contra la rabia. El objetivo es inmunizar a 3,5 millones de canes. Las brigadas estarán en plazas y mercados.
Parques
El parque de las Cholas se abrirá para todos los canes. Habrá desfile de modas y oferta de todo tipo de productos para los perros.
Dallas, el can antinarcótico Se jubiló tras ocho años de servicio
Dallas es un perro macho y de raza labrador que lleva en la sangre la habilidad de rastrear droga camuflada en cualquier objeto. Su madre, Jessica, estuvo entre las mejores, pero murió sin conocer los beneficios de llegar a la “tercera edad”. El can se jubiló en julio.
El teniente e instructor del Centro de Adiestramiento de Canes Detectores de Droga (CACDD), Israel Cossío, conoció a Dallas desde que nació, en diciembre de 2007. “Su madre tuvo siete cachorros, pero uno de ellos murió porque se trancó en el vientre al nacer. Después de un tiempo, toda la camada fue preparada para la lucha contra las drogas. Tras ocho años, en julio de este año, vi cómo Dallas se jubiló después de una larga y exitosa trayectoria”.
Recordó que luego de 15 días de nacido, el cachorro comenzó a familiarizarse con su entorno. Le enseñaron a no temer a los sonidos fuertes, como los aviones. Le dieron a elegir un juguete, que le era dado como recompensa cada vez que detectaba droga. Dallas escogió una pequeña pelota.
Cuando cumplió un año, en 2008, comenzó a trabajar en diferentes puntos de control, especialmente en los aeropuertos internacionales. “Dio muchas alertas al olfatear maletas, bolsas e incluso zapatos, donde pasajeros guardaban desde un gramo hasta 20 kilos de droga, pero gracias a su trabajo confiscamos las sustancias peligrosas. No sé decir la cantidad, pero fue mucha”.
Tras ocho años de trabajo, el anterior mes, el jefe del CACDD, Javier Mendoza, entregó una condecoración al labrador, además de su certificado de jubilación. Si bien Dallas aún es ágil y podría seguir trabajando, cuando un can detector de droga cumple ocho o diez años ya no puede realizar la misma labor, por esta razón son jubilados y retirados. Su guía lo llevó a vivir a su casa para que descanse más, salga de paseo y lleve una vida sedentaria.
“No está como antes, sus dientes están gastados, ya no come mucho porque su aparato digestivo no funciona bien, al igual que sus articulaciones que se desgastaron por los ejercicios”, indicó el teniente Cossío.
Junto a Dallas también fue condecorada Linda, una pastor belga malinois que cumplió similares labores en aeropuertos y puestos de control fronterizo. El oficial explicó que los perros antidroga son soldados sin rango. Los primeros canes antinarcóticos en el país fueron Chichu y Zulu, en 1978.
A Gandalf le sobra vigor
Tiene nueve años y busca un hogar
Gandalf, de nueve años, es un perro que espera día a día ser integrado a una familia humana. Él y Oso, un can de diez años, se volvieron dos amigos inseparables desde que fueron rescatados del albergue municipal de Zoonosis; ambos iban a ser sacrificados, pero la mirada de los caninos cautivó a los voluntarios de Amor por los Animales de Bolivia (Aplab).
Gandalf tiene un problema leve en la cadera, al parecer fue atropellado por un vehículo y se curó por sí solo, por eso le quedó una leve cojera. Después de eso, él es un perro lleno de vitalidad.
Oso tiene sobrepeso y el desafío para su nuevo dueño será hacerle bajar los kilos demás y buscar que la artrosis no avance. “Los dos son únicos porque a pesar de ser viejitos destellan mucho amor, pero son muy tímidos. Ellos temen que los vuelvan a llevar a la calle, donde morirían de frío, hambre o por las peleas con otros perros más jóvenes”, dijo Yebel Montesinos, activista de Aplab.
Ella acoge temporalmente en su casa a los dos canes. “La ventaja de tener perritos de la ‘tercera edad’ para las personas que los adopten es que no tendrán que pasar por la difícil tarea de enseñarles modales o corregirlos. Ellos ya pasaron la etapa del crecimiento de dientes y no tendrán mordiscos en los muebles ni en los zapatos”.
Los perros ancianos están acostumbrados a los horarios de los humanos y no necesitan comer o ir al baño durante la noche. Son bastante sociables porque ya saben que eso es necesario para formar parte del grupo familiar. “Un perro viejo es cariñoso y mucho más dócil”, dijo.
Las personas interesadas en la adopción pueden llamar al 70143340.
Orejas, la perrita alfa
Su propietaria lo dejó en un albergue
Corre, juega, entra a su canasta y gruñe como si fuera una cachorra, pues no le pesan los 13 años que lleva encima. Así es Orejas, una perrita criolla que fue abandonada por su propietaria en el albergue de SOS, hace 11 años. A pesar de su edad tiene “la voz de mando”, por lo que es considerada una perra “alfa” por su familia.
“Me la dejó una señora que pidió que la alberguemos temporalmente porque tenía que viajar, ya no volvió. Durante seis días lloraba, no quería comer, babeaba y la tuve que trasladar a mi casa. Mis hijos se encariñaron con ella y ella con ellos, y desde esa vez es parte de la familia”, relató Susana del Carpio, quien además es activista por los derechos de los animales.
Con 13 años de edad canina (equivalentes a 68 en humanos, según su peso), Orejas deja ver algunas canas alrededor de los ojos.
De acuerdo con Carpio, los achaques más frecuentes los siente en la espalda. “Son dolores que paralizan la actividad de sus patas traseras”.
Sin embargo, una inyección de complejo B alivia la dolencia y vuelve a ser la mimada y juguetona de siempre. También sus dientes se deterioraron, pero están cuidados y no tienen sarro. Ella escucha las órdenes y al parecer goza de una buena vista, pues levanta más las orejas al ver a la distancia a algún conocido.
“Como todos los perritos de su edad, ella tiene los dientes débiles y la comida que le damos es blanda, nada de huesos. Ella es limpia, llora cuando quiere ir al baño, se deja bañar sin problema. Tendremos todavía Orejas para largo”, expresó.
El secreto de Carpio para tener aún con vitalidad a un can de la “tercera edad” son las revisiones frecuentes por un veterinario, el esquema adecuado de vacunas y lo más importante: alimentos con suplementos para los huesos y para que no se deteriore su pelaje.
Blanquita tiene 13 años
Ella y su dueña sobrellevan el envejecimiento
En octubre de 2014, Blanquita, una poodle de 12 años, en ese entonces, salió de su casa sin que sus dueños se dieran cuenta. Estuvo perdida durante siete meses, hasta que fue recogida por voluntarios de Animales SOS. La perrita paseó por los canales de televisión para que sus propietarios la identifiquen.
En los siete meses de ausencia de la can, la que más sufrió fue María Pilar López, una mujer de 80 años, quien se pasaba preguntando a los vecinos si vieron a su “compañerita”, hasta que alguien dijo que la vio en televisión.
Por falta de documentos, el encuentro entre la propietaria y su can tardó 30 días. “Dije que era mi perrita y para que me crean les indiqué que le falta uno de los molares y esa fue la clave para que me crean y así logré recuperarla”, mencionó Constantino Durán, el hijo de María Pilar.
Blanquita llegó al hogar como regalo para la madre, cuando tenía un año. “Desde que llegó se convirtió en la compañera inseparable. Al principio era muy juguetona y le hacía corretear a mi mamá del cuarto al patio. Ahora solo se queda en su camita, al igual que mi mamá”, indicó el hijo.
Una noticia triste para sus dueños fue enterarse que padecía de artritis, una enfermedad que se complica a medida que envejece.
María Pilar no habla castellano, solo aymara y tiene una deficiencia en la vista. A Blanquita también le falla la visión, pero su sentido del olfato aún se mantiene desarrollado y camina siempre delante de su dueña. “Es la compañera de mi mamá, juntas están envejeciendo. Las dos se alegran y se acompañan en el día, pero por la noche duerme conmigo porque le atiendo cuando quiere ir al baño”, contó Durán.
Evita perdió una oreja
Ella tiene 12 años y debe usar pañal
Evita, una perra de 12 años y “extremadamente” cariñosa, le cortaron una oreja cuando vivía en la calle. El desgaste físico por los años de vida y sus días en la calle derivaron en una incontinencia urinaria, razón por la que ella debe utilizar pañal para que pueda dormir.
La edad comienza a dejar huella en su organismo, pero eso no disminuye el cariño que Evita expresa a quienes se le acercan. Su cabeza y patas empiezan a llenarse de canas, pero eso tampoco le impide demostrar su vitalidad, pues corre y salta por la casa donde ahora vive.
Sus dueños sienten que ella les demuestra su agradecimiento porque no se cansa de lamerles la cara o las manos de los miembros de la familia.
Ana Serrano, presidenta de la fundación Amor por los Animales Bolivia (Aplab), la rescató el día que la iban a sacrificar. “La recogieron de la calle y estuvo varias semanas encerrada en el albergue municipal; como nadie fue a reclamarla, decidieron eliminarla. En cuanto nos enteramos fuimos a rescatarla y permaneció por un tiempo en hogares transitorios, pero ahora vive conmigo”.
Serrano contó que Evita sufrió maltratos en la calle, según reflejan algunas marcas que tiene en la piel. “Al parecer ella peleó con otros perros y no tenía la alimentación asegurada, por ello cuando fue a un hogar transitorio solo permaneció echada y con la mirada al vacío. No ladraba, ni se movía, apenas comía algo y temblaba cuando alguien se acercaba”.
Pero ahora ella es otra: muy cariñosa, camina detrás de sus dueños y es una buena compañía. Su forma de ser conquistó a la familia Serrano, cuyos miembros se dedican a vigilar más su estado de salud por la edad que tiene.