La ciencia busca entender qué hace a los niños aparentemente menos vulnerables al COVID-19
La incidencia de la enfermedad y su letalidad afectan en una proporción más reducida a los menores de edad. Descubrir las razones puede ayudar a hallar una vacuna y mejores tratamientos.
Gabinetes científicos, instituciones estatales y universidades de Asia, Europa y América del Norte investigan las razones por las que, aparentemente, el COVID-19 es un poco más indulgente con los niños y los menores de edad.
Las cifras en todo el mundo parecen mostrar esta tendencia que se traduce en una buena noticia por dos razones: primero porque este segmento de la población parece estar más protegido, y segundo porque el comprender cómo reaccionan sus cuerpos a la enfermedad puede arrojar luces sobre mejores formas de tratamiento y más insumos para impulsar el desarrollo de una vacuna en la que ya trabajan varias naciones.
Una primera aproximación del mundo científico es que el número global de menores de edad infectados es reducido (cerca del 1%) frente al de los adultos y adultos mayores, y que la mayoría de los casos presenta síntomas leves o no los ha desarrollado (asintomáticos).
Un informe preliminar de un estudio desarrollado recientemente por los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, citado por El Diario de las Américas en su sitio web, da cuenta de que fiebre, tos y dificultad para respirar son los síntomas más comunes entre niños pero con menor frecuencia que en los adultos. Asimismo –añade– “cerca de uno de cada cinco niños infectados fue hospitalizado, respecto a uno de cada tres adultos”.
También se ha establecido que la mortalidad es baja comparada con la de las personas de la tercera edad. Pero eso sí, los niños pueden ser –como todos– potenciales transmisores del virus.
Un reportaje publicado hace dos semanas por la revista National Geographic da cuenta de que “más del 90 por ciento de los casos pediátricos se presentan como moderados, leves o sin síntomas por completo. Esta resiliencia juvenil se ha visto antes en enfermedades infecciosas, como la varicela”.
Pero no solo eso, los niños y adolescentes también han mostrado resistencia a las otras formas de coronavirus ya existentes. Así, en 2007 y 2008, con los brotes del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS, por sus siglas en inglés), la cifra de contagios en este grupo poblacional también fue reducida
De cerca de 8.000 casos de SARS reportados entonces en todo el mundo, el 10% falleció (o sea unos 800). “En 2007, expertos de los CDC de Estados Unidos, identificaron 135 casos pediátricos de SARS, pero declararon que no fueron reportadas muertes de niños o adolescentes”, según reseña la BBC.
En Hong Kong, los estudios concluyeron que “en niños pequeños la trayectoria de la enfermedad era menos agresiva, así que resultaron menos afectados”, refuerza esta idea al medio británico la experta en epidemiología estadística de la Universidad de Oxford y el Imperial College de Londres, Christl Donnelly.
Indefensos ante las IRAs
Estos antecedentes y los datos que arroja ahora la pandemia del COVID-19 llaman la atención considerando que la población infantil es altamente vulnerable a las infecciones respiratorias agudas (IRAs), responsables –además de la desnutrición– de la mayoría de las muertes de los niños en todo el mundo. El sitio de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recuerda que la neumonía sigue siendo la principal causa directa de mortalidad en niños menores de cinco años: 800.000 al año, 2.200 cada día, 1 niño cada 39 segundos.
La neumonía –agrega– puede ser causada por diversos tipos de gérmenes, entre ellos figura el COVID-19, “una familia de virus que es responsable de aproximadamente la quinta parte de los casos de neumonía”.
Kanta Subbarao, viróloga y médica pediátrica de enfermedades infecciosas en el Instituto Peter Doherty para la Infección e Inmunidad en Melbourne, le dice a National Geographic que se sospecha que la exposición previa a coronavirus más leves puede desempeñar una ventaja comparativa de los niños sobre los adultos con el COVID-19. “Inmersos en entornos escolares, los niños pueden estar constantemente generando anticuerpos contra estos pequeños patógenos, y esos anticuerpos pueden ser lo suficientemente versátiles como para combatir el nuevo coronavirus”, se lee.
Otra de las explicaciones sobre el porqué el organismo de los niños reacciona con mayor “solvencia” ante el nuevo coronavirus –dicen los científicos– tiene que ver con su sistema inmunológico, lo que falta es identificar qué los hace más resistentes siendo que un adulto mayor tiene las defensas naturales desgastadas y los más pequeños recién las están construyendo.
Para intentar hallar estas y otras respuestas, el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona (España) ha puesto en marcha una plataforma de investigación y a él se han sumado investigadores del Hospital Universitario de Helsinki (Finlandia) y del Hospital pediátrico Meyer en Florencia (Italia).
“Vemos niños que al parecer tienen el virus con un comportamiento distinto (al de los adultos) y conocer la incidencia puede darnos pistas sobre cómo proteger a las personas mayores. En ellos puede estar la clave”, le dice al dirio La Vanguardia, Juanjo Garcia, jefe de pediatría del hospital Sant Joan de Déu.
Los científicos se han planteado varios ejes de trabajo: qué tipo de síntomas causa el coronavirus en los niños; qué papel desempeña la microbiótica de la nariz y la faringe (se sospecha que los microorganismos de esa zona, por donde ingresa el virus al cuerpo, son más ricos en la infancia y se van perdiendo con la edad); y por qué los niños padecen formas más leves de la enfermedad (se apunta a la presencia reducida de una enzima celular que aparece en mayores cantidades en órganos como los pulmones y el intestino de los adultos).
Otros factores no relacionados con la edad, como la genética de cada persona, el entorno local y, por supuesto, enfermedades de base en los pacientes que padecen COVID-19 son también elementos del análisis para los expertos. «La forma de vencer a este virus es comprender realmente la biología y cómo respondemos a él», le dice National Gepgraphic Gary Wing Kin Wong, neumólogo pediátrico de la Universidad China de Hong Kong y autor de un estudio reciente sobre la prevalencia de COVID-19 en niños.
Con datos de National Geographic, BBC, La Vanguardia, Diario de las Américas.