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Feminicidios aterradores: Cada día matan a unas 12 mujeres en América Latina

Más de 60 feminicidios se registraron en el país esta gestión.

La violencia contra las mujeres y niñas y que tiene su expresión más extrema en el femicidio, o feminicidio, que son las muertes violentas por razón de género, persiste en América Latina de manera dramática.

Hace más de 15 años, la mayoría de los países de esta región reconocieron la gravedad de la discriminación y la extrema violencia feminicida ejercida sobre las mujeres y niñas y, en este contexto, aplican leyes y protocolos e intentan construir una institucionalidad para frenar este fenómeno.

Sin embargo, y pese a todos estos esfuerzos, “el feminicidio o femicidio persiste como una realidad y no se observan señales claras de que el fenómeno vaya en disminución”, afirma el estudio: “Poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas”, elaborado por la Cepal (Comisión Económica para América Latina).

Algunas cifras publicadas en este estudio muestran que en 2021, al menos, 4.473 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 29 países de América Latina, según los últimos datos oficiales proporcionados por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. De estos 4.473 casos, 4.445 se registraron en 18 países de América Latina y 28 en 11 países del Caribe.

Estas cifras muestran que hay “al menos 12 muertes violentas de mujeres por razón de género cada día en la región”, afirma el informe.

“En 2021, de los 18 países o territorios de América Latina que proporcionaron información, 11 presentaban una tasa igual o superior a una víctima de femicidio o feminicidio por cada 100.000 mujeres”, señala el estudio.

Las mayores tasas de femicidio o feminicidio en América Latina se registraron en Honduras, con 4,6 casos por cada 100.000 mujeres; la República Dominicana, con 2,7 casos por cada 100.000 mujeres y El Salvador, con 2,4 casos por cada 100.000 mujeres.

Bolivia se encuentra en cuarto lugar entre 18 países con 1,8 casos por cada 100.000 mujeres. Detrás está Brasil con 1,7 casos por cada 100.000 mujeres.

El estudio muestra que en 2021 Bolivia registró un total de 108 casos de feminicidio, con una concentración en el eje central del país y, al igual que el resto de la región, las cifras son alarmantes.

“A pesar de los avances logrados en el enfrentamiento de la violencia contra las mujeres y las niñas, las encuestas nacionales disponibles en la región dan cuenta de que entre el 63% y el 76% han experimentado algún episodio de violencia por razón de género en distintos ámbitos de su vida”, dice el estudio.

Igualmente, datos disponibles de 2018 de la OMS muestran que en América Latina y el Caribe, cerca de 43 millones de mujeres de 15 a 49 años, es decir, una de cada cuatro mujeres en ese rango de edad, sufrieron violencia física y sexual de parte de su pareja.

Por otro lado, en un grupo minoritario de países, entre ellos Bolivia junto a Perú y Ecuador, se estableció que más del 30% de las mujeres afirma haber sufrido violencia de parte de sus parejas.

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En otro grupo más grande, donde están países como Argentina, Brasil, Chile y México, entre otros, las mujeres víctimas de sus parejas llegan al 20%.

“Estas cifras revelan la persistencia de patrones culturales patriarcales, discriminatorios y violentos sostenidos sobre roles y estereotipos de género que minusvaloran el lugar de las mujeres en la sociedad”, señala el informe.

En este contexto, la violencia contra las mujeres y niñas tiene un papel fundamental en la reproducción de la desigualdad de género, en la falta de oportunidades económicas y en la discriminación laboral.

Otro dato que llama la atención es que, en países como Argentina, Chile y México, aumentó el número de personas que justifican, en alguna medida, que los hombres golpeen a sus parejas.

En cambio, en otros países, como Brasil y Colombia, este indicador baja, pero muy poco, según la Encuesta Mundial de Valores.

“La información disponible muestra que el femicidio o feminicidio persiste en la región, configurando una realidad inaceptable de flagrante violación de los derechos humanos de mujeres y niñas”.

Asimismo, estudios cualitativos han identificado la existencia de “contextos de violencia feminicida” en la región, que exacerban la ocurrencia de muertes violentas de mujeres por razón de género.

En este contexto, el estudio recuerda que “lograr la autonomía y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en toda su diversidad es un compromiso que los países de la región asumieron en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

“Construir una sociedad del cuidado y un nuevo modelo de desarrollo que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro solo será posible si se avanza en dirección al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, garantizando, asimismo, el derecho de todas las mujeres y niñas a vivir una vida libre de todas las formas de violencia”.

Matrimonios tempranos, la otra infamia

La violencia sexual es una de las formas de violencia en que la desigualdad de género se manifiesta de manera más evidente, y las niñas y adolescentes no están al margen de esta dura realidad.

En este contexto, los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados, también son una realidad extendida en América Latina y el Caribe, señala el referido informe de la Cepal.

Este tipo de matrimonios “afectan a una de cada cinco niñas y adolescentes, reproduciendo y profundizando las desigualdades de género existentes en la sociedad”, añade el reporte.

Este dato surge de los estudios realizados por Cepal 2022, Naciones Unidas 2022 y el Grupo de trabajo del Programa Conjunto Interinstitucional para Poner Fin al Matrimonio Infantil y a las Uniones Tempranas en América Latina y el Caribe, 2021.

En el caso de Bolivia, otros datos de Unicef y del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que 32.344 adolescentes mujeres en el país contrajeron matrimonio antes de los 15 años. Este dato representa el 3% de este grupo etario.

“A su vez, los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados constituyen una manifestación de violencia de género y una práctica nociva y violenta, que afecta fuertemente el desarrollo integral de niñas y adolescentes, y las expone a situaciones de violencia, embarazos no deseados a temprana edad y sobrecarga de trabajo de cuidados cuando todavía no han consolidado sus trayectorias educativas o sus decisiones laborales”.

La información muestra un vínculo claro entre los matrimonios infantiles y uniones tempranas y el riesgo de sufrir violencia por parte de la pareja: aquellas mujeres que se casan o se unen a temprana edad están más expuestas a sufrir algún tipo de violencia dentro de la relación de pareja que aquellas que se unen en edad adulta, señala el reporte.

“Esta práctica nociva y violenta impacta en la autonomía física de niñas y adolescentes y en el goce de sus derechos sexuales y reproductivos, y las expone a mayor riesgo de sufrir violencia obstétrica cuando son madres y al control sobre su cuerpo y sus decisiones por parte de su pareja y su familia, así como al riesgo de ser sometidas a aislamiento social y discriminación escolar, entre otras formas de exclusión que atentan contra su pleno desarrollo”, añade.