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Una familia celebró el ‘cabo de año’ de Coquito, su amada mascota

Coquito

El altar que preparó la familia para Coquito. Fotos: La Razón

El 15 de marzo de 2022 el dolor por la pérdida de un ser querido invadió el hogar Villarroel Tarquino. Coquito, la adorada mascota de la casa, murió a los 15 años de edad, siete de los cuales vivió junto a su familia adoptiva. Fue difícil superar su partida y un año después, decidieron organizar un cabo de año para recordarlo y dejar el luto que llevaron durante este tiempo.

Jorge Villarroel, dueño de Coquito, no escatimó en detalles para organizar el cabo de año. Se realizó en un restaurante donde las personas pueden asistir acompañadas de sus mascotas. Hubo un altar con la comida preferida de Coquito, la cajita con sus cenizas, un collage de fotos, recuerdos para los asistentes y la presencia de los amigos más cercanos de la familia.

Jorge Villaroel, el súper profe, organizó el cabo de año

“Preparé esto recordando cada detalle que le gustaba a mi Coquito, su ropa, su comida favorita. Organicé este cabo de año para estar tranquilo, me costó mucho superar su partida, lo tengo en mi corazón”, dijo a La Razón.

La historia de Coquito es conmovedora. Era un perrito de raza pinscher que fue rescatado cuando ya tenía ocho años de vida. Era maltratado y Jorge lo rescató tras la alerta de los vecinos que escuchaban su constante llanto. Tuvo que pagarle al dueño para que dejará que él se lo llevara.

“Coquito no conocía el amor, le costó mucho confiar en nosotros, yo lo protegí y le di todo el amor que necesitaba y merecía”, recuerda entre lágrimas.

Súper profe

Coquito acompañaba a su dueño en las clases virtuales

Fue ese amor el que cambió la vida de este perrito. Coquito vivió siete años de felicidad, pues no era una simple mascota, era parte de la familia e incluso se volvió famoso.

Jorge Villarroel Tarquino es conocido en Bolivia y el mundo como el “súper profe”. Durante la pandemia del COVID-19, cuando las clases eran virtuales, Jorge se disfrazaba de súper héroe para animar a sus alumnos del colegio San Ignacio. Su iniciativa fue conocida gracias a La Razón y su fama se extendió incluso fuera de las fronteras.

El «súper profe» dictaba clases con trajes de héroes y junto a él estaba Coquito, también disfrazado y acompañándolo siempre.

“Nunca se separó de mi lado, me despidió cuando subí al auto para internarme en el hospital por el COVID y fue uno de mis motivos para luchar y vencer esa enfermedad”, rememora. Jorge estuvo internado más de un mes en terapia intensiva con COVID-19.

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“Por todo eso que me duele mucho su partida, con él se fue una parte de mí, por eso decidí hacerle este homenaje”.

Jorge llevó luto durante un año “como manda la tradición cuando se va un ser querido”. Su familia y amigos lo acompañaron para cerrar el ciclo.