Autorretratos en movimiento del colectivo Doble A
‘Absolución simultánea’ del dúo Adriana Bravo y Andrea Robles.
En el comienzo fue el agua. En una tina de baño dos mujeres desnudas se bañan unidas por un cordón umbilical. El dibujo es claro, preciso, nítido. Las fotografías son inquietantes. El agua contiene a esas dos mujeres, las une pero también las separa.
El rito cotidiano del baño se transforma así en una inquietante imagen. Y a partir de esa imagen comienza a fluir —como el líquido del baño— un intenso diálogo visual entre esas mujeres, entre sus cuerpos y sus memorias: se retratan y autorretratan, y al hacerlo al mismo tiempo construyen y destruyen sus identidades.
Absolución simultánea, la obra de Doble A —el nombre bajo el cual trabajan desde 2002 la boliviana Adriana Bravo y la mexicana Andrea Robles— que se presenta hasta el 22 de junio en el Espacio Simón I. Patiño, transcurre plásticamente bajo el signo del agua y conceptualmente como una reflexión sobre la imagen del sí mismo. El autorretrato no es otra cosa que el proceso continuo de la construcción/destrucción de la identidad.
Absolución simultánea es una obra orgánica integrada por tres piezas de video arte de animación y 40 dibujos. El agua está presente en todo. Peces de colores se persiguen en una frenética danza erótica para devorarse. Gota a gota, el agua que sale de un grifo marca el tiempo de la memoria. Aquí y allá aparecen monstruos marinos como salidos de un sueño. Órganos humanos se convierten en medusas. Todo fluye, todo se transforma en esta obra que ha hecho de la animación —del dibujo que fluye en el tiempo, de la imagen en movimiento— el recurso artístico central.
PREGUNTAS. “¿Cuáles son las posibilidades del diálogo artístico, erótico y vital? ¿Es posible hacer un autorretrato desde la multiplicidad, descentrar la subjetividad y abrir el espacio íntimo para producir una reflexión sobre la producción colectiva? ¿Cómo disolver las subjetividades para mutilarse, transformarse, disolverse y recrearse en una entidad fluida, permeable?” Estas preguntas se hace Sandra Zetina Ocaña en la presentación de Absolución simultánea. Y sostiene que la obra de Bravo y Robles responde a éstas y otras preguntas creativamente.
Absolución simultánea —dice por su parte Adriana Bravo que ha llegado a La Paz desde la Ciudad de México donde reside habitualmente para presentar la exposición— “no es sólo una creación sino también una destrucción. Y en la destrucción puede haber caminos más interesantes que en la misma creación».
Para la artista, el trabajo colectivo supone una pérdida de identidad individual y al mismo tiempo la construcción de otra identidad. “Y esto implica mirarse en el espejo”, dice. Y ese espejo es el arte o, más precisamente, el proceso de la creación artística.
El video se ha convertido en una herramienta utilizada cada vez con más frecuencia por el arte contemporáneo. Pero el video de animación como posibilidad de creación artística es algo relativamente más novedoso. Y en este campo trabajan Adriana Bravo y Andrea Robles desde hace diez años, explorando esa nueva posibilidad artística considerada una “intersección entre el cine, el video y las artes plásticas”.
Adriana Bravo inició su camino artístico en Bolivia en los años 90 destacándose desde muy joven en el dominio de las técnicas del grabado. Esa técnica le permitió desarrollar un imaginario muy personal: un bestiario abigarrado, onírico. Y se fue a México para perfeccionar esa técnica.
¿Cómo llegó al arte de la animación? “Yo estaba en el taller de gráfica de la Academia de San Carlos, en México, trabajando en grabado —recuerda la artista— y al mismo tiempo estaba empezando a meterme en la imagen digital. Pero desde hacía mucho tiempo tenía metida la espina de la imagen en movimiento. Es una imagen que transita en el tiempo, y eso me parece absolutamente poético. Por su lado, Andrea (Robles) llegaba de Europa donde había terminado su carrera en cine. Ella estudió también en Guadalajara, donde hay una tradición de animación de autor. Coincidimos. Ella venía del cine y quería darle otro giro. Yo venía con todo mi imaginario de los grabados. Nos encontramos y lo más lógico era hacer animación”.
Así conformaron el dúo creativo Doble A. En 2003 produjeron Anatomía de una mariposa, animación en dos dimensiones en grafito sobre papel. Robles, en el periodo 2004-2005 realizó Microftalmía, una animación experimental de dibujos y óleo sobre cristal. Otro trabajo de Doble A es Instantes, una pieza experimental de “dibujos inestables”. Absolución simultánea —la obra que ahora presentan en La Paz— recibió para su realización la Media Arts Fellowship de la Fundación Rockefeller. Los trabajos de Doble A se han mostrado en festivales y exposiciones en Alemania, Brasil, Bolivia, Cuba, Canadá, España, Estados Unidos, Francia y México.
METÁFORAS. Absolución simultánea es un autorretrato de dos artistas, un diálogo a través de metáforas visuales. Adriana Bravo explica que ese autorretrato se plantea en tres momentos. El primero es un autorretrato exterior, de las formas visibles. El segundo es un autorretrato “orgánico” en el que los cuerpos se abren, literalmente, para mostrar sus órganos. “Un autorretrato —dice Bravo— no sólo es la parte superficial del cuerpo sino también la parte interior”. El tercer momento es el autorretrato psíquico, que implica, dice la artista, “lo siniestro, lo que no debería ser, lo que no está en el territorio de lo bello, lo que debe quedar en el pasado, perdido y olvidado, pero que hace irrupción y esa irrupción es perturbadora”.
Así es Absolución simultánea. Un intenso juego de imágenes que discurren en el tiempo. El diálogo de dos mujeres, de dos artistas que —como en el cuadro Las dos Fridas de la mexicana Frida Kahlo— tienen unidos los corazones por un cordón pero también tienen en las manos las tijeras para mutilar ese cordón.