Simón Bolívar frente al espejo
La ópera de cámara compuesta por Cergio Prudencio con libreto de Juan Pablo Piñero se estrenará el 15 de mayo
Siete meses después de su estreno mundial en Buenos Aires, el miércoles 15 de mayo la ópera Nomis Ravilob, compuesta por Cergio Prudencio (La Paz, 1955) sobre libreto del escritor Juan Pablo Piñero, se estrenará en La Paz, en el Centro Sinfónico Nacional.
Nomis Ravilob es el nombre de Simón Bolívar puesto frente al espejo. Y eso es precisamente lo que hace la obra de Prudencio: pone al Libertador frente a un espejo en el que no es capaz de reconocerse.
Ese espejo son las voces de las profundidades espirituales de esta tierra que él liberó, pero que no supo o no pudo escuchar ni comprender. Esas voces están encarnadas en cuatro animales míticos de los Andes —el cóndor, la serpiente, la vicuña y el puma— que en la dinámica de la ópera interactúan dramáticamente con el Libertador.
En octubre del año pasado, en las vísperas de su estreno en Buenos Aires, Prudencio decía a Tendencias lo siguiente sobre su obra: “Yo creo que la América Latina actual, 200 años después de la Independencia, es realmente una América bolivariana. Heredamos todas las visiones de Bolívar pero también todas sus omisiones. En todo caso, lo que quiero significar en la ópera es que en el fondo todo ese legado bolivariano sigue siendo incapaz de leer las profundidades del continente”.
VISIÓN. Hoy, en las vísperas de su estreno en La Paz —y después de haber tenido el privilegio de ser un espectador de su propia obra—, Prudencio se ratifica en esa visión, pero va más allá. “Es así —dice—, pero más al fondo la cuestión es más grave. NomisRavilob es una visión de nosotros mismos. Ése es el fondo. Bolívar no deja de ser una gran metáfora de lo que hoy somos nosotros. Hay una visión del héroe, hay una visión de nosotros a través del héroe y en esa cadena de visiones hay un cuestionamiento profundo a cómo ejercemos nuestra temporalidad”.
¿Qué es lo que Simón Bolívar no supo o no pudo comprender de esta tierra? “El otro orden del tiempo —dice Prudencio—, la otra idea del tiempo, y las consecuencias de esa otra idea del tiempo en el ser humano, en sus obras y en sus interrelaciones”.
NomisRavilob es, entonces, una metáfora para preguntarnos cómo asumimos y vivimos hoy nuestro tiempo y con el tiempo nuestro espacio y nuestra historia.
Pero una ópera no es un conjunto de ideas, es música, son textos, desplazamientos escénicos, escenografía, vestuario y, en este caso, también recursos audiovisuales.
En este sentido, Cergio Prudencio junto a Norma Quintana han trabajado en un nuevo concepto de puesta en escena para el estreno de la ópera en La Paz.
La escenografía y el vestuario de los personajes han sido desarrollados atendiendo con mayor profundidad la simbología andina, que es determinante para la comprensión de la trama que envuelve al Libertador. Y los recursos audiovisuales que serán proyectados como parte constitutiva de la pieza son también distintos.
De Buenos Aires llegará el mismo ensamble que estrenó la obra, integrado por los barítonos Alejandro Spies, quien tiene a su cargo el papel del Libertador Simón Bolívar, y Javier Lazcano, la soprano ligera Lucía Lalanne, el tenor Juan Francisco Ramírez y Valeria Ramírez. Todos ellos representan más de un papel.
Se ha conformado asimismo un ensamble sinfónico internacional Desde Venezuela llegarán dos solistas de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar: Miguel Sánchez (trombón) y Romaing Poleo (tuba), quienes tocarán junto al chelista noruego Torun Stavseng y a los bolivianos Leonardo Aguilar (clarinete) y Lucas Conrrady (marimba). La Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos tocará en pleno y también sus solistas, quienes participaron el año pasado en el estreno en Buenos Aires: Carlos Gutiérrez, Daniel Calderón, Carlos Nina y Andrea Álvarez.
NomisRavilob no es una ópera tradicional. Es una ópera de cámara contemporánea. Con lo primero se señala que su concepción y su puesta en escena están pensadas para un elenco vocal y musical relativamente reducidos y en escenarios alternativos a los grandes teatros. Con lo segundo se apunta a su lenguaje musical: se trata de música nueva.
Cergio Prudencio es reconocido como uno de los más destacados exponentes de la música contemporánea en Latinoamérica. La composición de NomisRavilob le fue comisionada por la Secretaría de Cultura de la Nación de Argentina para ser estrenada, precisamente, en un ciclo internacional de ópera contemporánea realizado en octubre de 2012. El director de ese ciclo, el compositor argentino Juan Ortiz de Zárate, ha sido invitado para presenciar el estreno de la ópera en Bolivia.
Este estreno, el miércoles 15 a las 20.00 —las funciones se prolongarán en el Centro Sinfónico Nacional de la calle Ayacucho hasta el sábado 18—, estará precedido de la interpretación de otra obra de Prudencio: Uyariwaycheq (Escúchanos en quechua), compuesta en 1998 para la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos y para voz de soprano. Esta pieza está basada en dos textos religiosos de tradiciones distintas: una oración blanca kallawaya en quechua y el Pater Noster en latín.
“Creo que entre estas dos obras —comenta Prudencio— se va a dar una linda relación de continuidad, de atmósfera simbólica y sonora”.
Las fuerzas ancestrales invocan a Bolívar…
Cergio Prudencio – compositor
NomisRavilob propone un acercamiento a Simón Bolívar en un tiempo ambivalente, multivalente; y —a un mismo tiempo— induce un acercamiento de Simón Bolívar a la dimensión espiritual del continente americano.
El Libertador, junto al insurgente estamento social criollo americano, abrió un nuevo tiempo de poder en estas tierras, instaurado sobre tiempos-espacios subyacentes, desde entonces en espera de su propio tiempo.
En NomisRavilob, fuerzas ancestrales de los tiempos soslayados invocan a Bolívar. Lo llaman para señalarle el destino circular; para confrontarlo con sus omisiones fundamentales; para someterlo como a miles; para recibir de él la ofrenda de los mártires contemporáneos; y —sin embargo— para reconocerlo como a su hijo, el pródigo, en abrazo intrínseco de redención. En el proceso, Bolívar se descubre frente a su otro complementario, en un juego de espejos y desdoblamientos de tiempo, del pacha andino.
NomisRavilob intenta así explicar el presente como una consecuencia de ese aspecto crucial del legado bolivariano; el de la ajenidad con las profundidades de la santa tierra que acuna, arrulla y hasta perdona hoy nuestras ausencias y arrogancias. Hasta que el tiempo del tiempo se haga y sea.
Esta ópera fue compuesta por encargo de la Secretaría de Cultura de la Nación Argentina, para el Ciclo de Ópera Contemporánea 2012 a cargo de Juan Ortiz de Zárate. Se estrenó en ese marco en el Centro Nacional de la Música bajo la dirección de Federico Gariglio, la puesta escénica de Pablo Gonzáles Aguilar, con el elenco de solistas que ahora presentamos en La Paz.
Apuntes para la puesta en escena
Norma Quintana – responsable de la puesta en escena
Como este Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco que se enfrenta al Tiempo, en el poema Mi delirio en del Chimborazo, nuestro Bolívar en la ópera NómisRavilob es convocado a un espacio sagrado por seres míticos andinos. En el escenario, cuatro tótems habitados por estos seres que invocan al Libertador. Lo llaman por un juego de espejo (nomiSraviloB) para enfrentarlo a sí mismo, con la Historia y el futuro.
Son cuatro animales que trasmutan en diferentes personajes para enfrentarlo a su propio delirio: el cóndor, p’axpaku que trae a Bolívar el mensaje agorero del destino. La vicuña, tierra, sembradora, tejedora del destino, la que todo lo sabe. La serpiente, zorro disfrazado que cambia de piel y se yergue en militar, mutando de soldado subalterno, a torturador del Libertador. La puma, amante, amantes, mujer silenciada, víctima propiciatoria. Y por último, cerrando el ciclo, nuevamente el cóndor transformado en el otro yo, el “falso Bolívar”, su doble en el espejo.
El cometido de la puesta en escena es crear en el escenario este espacio sagrado, astral dice el libreto, donde transcurra el tiempo expresivo de la música. Los diseños creativos de la escenografía, vestuario, imágenes, tienen su propio desarrollo, conjugando con el todo de la obra. Todo es imprescindible para la narración.
La ambientación une elementos tradicionales andinos —en las máscaras, los tejidos— con los recursos técnicos actuales. El espacio, una sala de concierto en la que se construye un espacio escénico y se adapta la platea para ubicar a la orquesta, integrándola al concepto visual y no sólo auditivo. Y especialmente trabajar junto a los cantantes-actores, para dar vida los personajes.