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Escritora hasta el último día

A sus 89 años murió la novelista Ana María Matute; preparaba su nueva novela

/ 29 de junio de 2014 / 04:00

La escritora española Ana María Matute, galardonada con el Premio Cervantes 2010, falleció el miércoles un mes antes de cumplir los 89 años, tras haber sufrido una crisis cardiorrespiratoria.

A pesar de sus achaques de salud, Matute había estado trabajando prácticamente hasta el final en su nueva novela, Demonios familiares, que está previsto que se publique en el mes de septiembre.

La autora de Olvidado rey Gudú era además Premio Nacional de las Letras, ganó el Planeta y el Nadal y escribió obras tan recordadas como Los hijos muertos, pero, sobre todo, era una gran fabuladora y escritora de imaginación desbordante.

Considerada como una de las más grandes figuras de la literatura española de posguerra, Matute nació el 26 de julio de 1925 en Barcelona, hija de madre castellana y padre catalán.

Con 17 años escribió su primera novela, Pequeño teatro, que no publicó hasta once años después y con la que obtuvo el Premio Planeta en 1954, aunque antes había llegado Los Abel, finalista del Nadal en 1947.

En 1952 ganó el Premio Café Gijón por Fiesta al noroeste, galardón al que siguieron los Premios Nacional de Literatura Miguel de Cervantes y de la Crítica por Los hijos muertos en 1959, mismo año en que consiguió el Nadal por Primera memoria.

Era el primer título de una trilogía titulada Los mercaderes y que continuaría con Los soldados lloran de noche (1963) y La trampa (1969).

Fue una época marcada por los problemas familiares. En 1952 se casó con el escritor Eugenio de Goicoechea, con quien tendría dos años después a su único hijo, Juan Pablo, pero la separación llegaría pronto, en 1963, un momento en el que el divorcio era algo impensable y la custodia se otorgaba de manera generalizada al padre.

Durante dos años, la escritora solo podía ver a su hijo los sábados y consiguió recuperar la custodia cuando el niño tenía diez años. Tras superar ese trance, Matute viajó a Estados Unidos.

En 1996 fue elegida miembro de la Real Academia Española de la Lengua para ocupar el sillón “K” (vacante de Carmen Conde) e ingresó en esa institución dos años después con el discurso En el bosque.

En 2010 fue distinguida con el galardón culminante de su carrera, el Premio Miguel de Cervantes. Lo mereció, según dijo el jurado, por una obra extensa y fecunda que se mueve entre el realismo y “la proyección a lo fantástico” y por poseer “un mundo y un lenguaje propios”.

“San Juan dijo: ‘el que no ama está muerto’ y yo me atrevo a decir: ‘el que no inventa, no vive’”. Así empezó la escritora su discurso de aceptación del Cervantes durante la ceremonia de entrega, celebrada el 27 de abril de 2011 en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

Un emotivo parlamento en que también reconoció sin rencor alguno: “La Literatura ha sido, y es, el faro salvador de muchas de mis tormentas”.

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Jagger solo se adora a sí mismo

Coincidente con la presentación de los Stones en España, apareció una biografía de Mick Jagger

/ 29 de junio de 2014 / 04:00

Mick Jagger solo siente “adoración por sí mismo”, según el periodista británico y biógrafo no autorizado del líder de los Rolling Stones Philip Norman, aunque asegura que amigos comunes le han dicho que el “auténtico” Jagger es un hombre “educado y amable”.

Un día después del concierto en Madrid del mítico grupo, Norman presentó en Barcelona Mick Jagger, un libro que aborda la trayectoria vital del cantante y analiza su personalidad y cómo se ha convertido en un ícono del siglo XX, después de estar cinco décadas la mítica formación sin bajar de los escenarios.

Norman, que hizo su primera entrevista a Jagger cuando apenas contaba 22 años en la fría escalera de la parte trasera de un teatro en 1965, comentó que desde entonces ha sentido interés por el personaje, con el que se ha vuelto a cruzar en otras ocasiones, aunque éste nunca se ha prestado a conversar en profundidad porque dice “no tener memoria”.

Para el biógrafo, hablar con él “es hacerlo como con la Reina de Inglaterra” e, igual que ella, “él tampoco responde a la letra impresa”, por lo que desconoce si ha leído el libro y le ha gustado.

Philip Norman, también autor de una biografía sobre The Beatles, sostiene que mientras que en John Lennon todo es real “por loco que fuera”, sentido y sincero, en el caso de Jagger “todo es falso, como un acto de contrabando, aunque lo bueno es que es tan interesante lo falso como lo genuino”.

 A su juicio, fue la aparición del mánager Andrew Oldham en las vidas de Jagger y su banda la que lo cambió todo, transformando al tímido estudiante de Economía que era en aquel momento en el moderno anticristo que sobrevino después.

 La tesis de Norman es que Oldham pensaba que los Beatles gustaban demasiado a la gente mayor y que lo que se debía crear eran unos antihéroes, incluso con un halo de suciedad. “Si vas de malo, le dijo un día Oldham a Jagger, te harás rico, y este le hizo caso”.

Hijo de un profesor de gimnasia y una vendedora de productos Avon, el líder de los Rolling, tuvo una infancia feliz, a pesar de que no era el favorito de su madre, la mujer, según su biógrafo, que más le ha marcado. Obsesionado por el dinero y el sexo, en el libro se remarca que Jagger fue el pionero en convertirse en “una especie de director general de un grupo de música” y en “empezar a vender con mucha determinación lo que representaban”.

Para Norman, además, es el único que a su edad se mueve en el escenario “demostrando una hiperactividad sin parangón” y ha desvelado que entre bambalinas tiene una cinta de gimnasia en la que practica antes de los conciertos.  Respecto del título de sir que le concedió Isabel II y que provocó el enfado de su amigo Keith Richards, Norman sostuvo que “la reina nombró caballero al Mick Jagger real, al obsesionado por el estatus y el prestigio”.

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/ 29 de junio de 2014 / 04:00

Mick Jagger solo siente “adoración por sí mismo”, según el periodista británico y biógrafo no autorizado del líder de los Rolling Stones Philip Norman, aunque asegura que amigos comunes le han dicho que el “auténtico” Jagger es un hombre “educado y amable”.

Un día después del concierto en Madrid del mítico grupo, Norman presentó en Barcelona Mick Jagger, un libro que aborda la trayectoria vital del cantante y analiza su personalidad y cómo se ha convertido en un ícono del siglo XX, después de estar cinco décadas la mítica formación sin bajar de los escenarios.

Norman, que hizo su primera entrevista a Jagger cuando apenas contaba 22 años en la fría escalera de la parte trasera de un teatro en 1965, comentó que desde entonces ha sentido interés por el personaje, con el que se ha vuelto a cruzar en otras ocasiones, aunque éste nunca se ha prestado a conversar en profundidad porque dice “no tener memoria”.

Para el biógrafo, hablar con él “es hacerlo como con la Reina de Inglaterra” e, igual que ella, “él tampoco responde a la letra impresa”, por lo que desconoce si ha leído el libro y le ha gustado.

Philip Norman, también autor de una biografía sobre The Beatles, sostiene que mientras que en John Lennon todo es real “por loco que fuera”, sentido y sincero, en el caso de Jagger “todo es falso, como un acto de contrabando, aunque lo bueno es que es tan interesante lo falso como lo genuino”.

 A su juicio, fue la aparición del mánager Andrew Oldham en las vidas de Jagger y su banda la que lo cambió todo, transformando al tímido estudiante de Economía que era en aquel momento en el moderno anticristo que sobrevino después.

 La tesis de Norman es que Oldham pensaba que los Beatles gustaban demasiado a la gente mayor y que lo que se debía crear eran unos antihéroes, incluso con un halo de suciedad. “Si vas de malo, le dijo un día Oldham a Jagger, te harás rico, y este le hizo caso”.

Hijo de un profesor de gimnasia y una vendedora de productos Avon, el líder de los Rolling, tuvo una infancia feliz, a pesar de que no era el favorito de su madre, la mujer, según su biógrafo, que más le ha marcado. Obsesionado por el dinero y el sexo, en el libro se remarca que Jagger fue el pionero en convertirse en “una especie de director general de un grupo de música” y en “empezar a vender con mucha determinación lo que representaban”.

Para Norman, además, es el único que a su edad se mueve en el escenario “demostrando una hiperactividad sin parangón” y ha desvelado que entre bambalinas tiene una cinta de gimnasia en la que practica antes de los conciertos.  Respecto del título de sir que le concedió Isabel II y que provocó el enfado de su amigo Keith Richards, Norman sostuvo que “la reina nombró caballero al Mick Jagger real, al obsesionado por el estatus y el prestigio”.

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