Los lectores se sumarán a la receta en la Feria del Libro de La Paz, el próximo 15 de agosto. Los otros ingredientes fundamentales ya están preparados: tres cuentos fantásticos del peruano Carlos Yushimito y la cuidada edición que de ellos ha hecho el taller paceño de artes gráficas La Perra Gráfica. Entre ambos han conseguido producir un libro diferente, que se sale de los esquemas del negocio editorial y que recupera “el espíritu y lo material del libro”, según Antonio Vera, miembro del taller y coordinador de los trabajos.

Yushimito —considerado por la prensa especializada como uno de los escritores latinoamericanos de mayor proyección— acudirá a la Feria Internacional del Libro de La Paz a presentar la obra y a ayudar a venderla si es que para entonces queda algún ejemplar en la estantería, porque solo se van a imprimir 350, numerados. Una edición prácticamente para coleccionistas, no solo por lo escaso del tiraje también por su calidad: cuenta con tapas e ilustraciones interiores impresas a mano en técnica serigráfica, creadas especialmente para la obra por la artista boliviana Daniela Rico, también de La Perra Gráfica. Así, la propuesta es “única” en palabras del escritor peruano, que destaca que “esta producción artesanal pone a dialogar a autores y artistas plásticos, y permite redefinir la lectura como una forma renovada de relación social, de contacto más próximo entre escritores, editores y lectores”.

SUGERENCIAS. Vera concibió el proyecto porque había leído a Yushimito y le parecía “un fuera de serie por su amplio registro poético, y por su forma de sugerir ideas e imágenes y dejar unos vacíos que dan cancha al lector para que interprete, para que aporte a la obra”. Al autor, la idea le pareció muy atractiva y consiguió que las dos editoriales europeas que tenían los derechos de los textos los liberasen.

Porque esta edición que se presenta ahora incluye tres cuentos de Yushimito –Rizoma, Los bosques tienen sus propias puertas y Los que esperan— que no son inéditos, ya están publicados en otras colecciones aunque todavía no se puedan encontrar en las librerías bolivianas. El autor asegura que los tres se escribieron en momentos diferentes, pero encajan bien entre ellos, “como si fueran unos bloques de Lego que permiten varias combinaciones” y que, al estar en un solo volumen, consiguen “un efecto semejante al de las composiciones musicales, resonando unos en los otros y produciendo cierta continuidad en la mente del lector”.

Una lectora fue Rico, quien asegura que los cuentos le sugirieron “varias imágenes inmediatamente” y que le decían que “los tenía que ilustrar”. Entonces trabajó con varias ideas que le permitieron establecer un diálogo entre dibujo y texto, porque la ilustración va mucho más allá que la mera decoración. “Para esto, los relatos cortos son ideales porque transmiten con contundencia, como un golpe”. Mientras Rico elaboraba las planchas para imprimir los grabados que iluminan Rizoma, estuvo en contacto permanente con Yushimito, que “envió fotos y material y dio alguna idea, pero en ningún momento se inmiscuyó”.

El diálogo fluyó sin obstáculos entre el escritor y la ilustradora. Ambos juegan con los “límites inciertos entre la ficción y la realidad, el sueño y la vigilia, con el miedo a lo que no entendemos” que Yushimito explora en sus libros. Así, los tres cuentos de Rizoma tienen mucho de humor y de esperpento. Recurren a la sátira para explicar la realidad a través de temas globales como la corrupción, la falta de solidaridad, la violencia o los desequilibrios de la racionalidad neoliberal.

El efecto que logra el peruano es el de “un enorme espejo deformante sobre el cual la realidad se reflejara monstruosamente”, unas sensaciones que quedan reforzadas con las ilustraciones de Rico.

PREVENTA. Rizoma es el tercer título que edita La Perra Gráfica. El primero fue la novela Tampoco es sudoku –del propio Vera— y el segundo, Flores de Mario Bellatin, que ha tenido una buena difusión y está disponible en librerías de Buenos Aires, México DF, Madrid, y Lima. Los tres se distribuyeron con un sistema de preventa que permite financiar los costos de producción antes de la impresión del libro. Así, quien compre Rizoma antes de que exista materialmente pagará Bs 100 y quien lo haga después, 150.

Vera reconoce que su taller podría haber hecho una edición “más fina —con mejor papel y tapas— pero sería más cara, y el libro tiene que ser accesible al público”. “No es un precio exagerado ni para coleccionistas: lamentablemente, los libros importados salen más caros en muchos casos, y esta cantidad es la misma que mucha gente se gasta en pollo frito en una sola tarde. Además, el comprador tiene que tener en cuenta que por el mismo precio te llevas dos obras: los cuentos y las ilustraciones”, dice Rico.

Vera cree que los libros artesanos como los que su taller produce tienen futuro en la selva del mercado, que “hay vida más allá de Random House y las demás editoriales gigantes” porque, buscándolos, “siempre se encuentran lectores interesados”.

Pero para que este sistema funcione también se tienen que encontrar escritores dispuestos a la aventura, a lo que ayuda el nuevo panorama de autores en Latinoamérica, que ahora es más abierto, según Vera: “está un todo poco atomizado, lo que es bueno. Se escuchan más voces que antes, cuando las grandes figuras eclipsaban a los demás”.

Entre las nuevas generaciones literarias existen algunos autores, como Yushimito, que se animan a participar en proyectos arriesgados como éste porque “se recuperan muchos aspectos hoy diluidos en la industria del libro, que nos recuerdan que los criterios editoriales no tienen que basarse solo en el beneficio. Y además, claro, porque me permite llegar a Bolivia por primera vez y encontrarme cara a cara con los lectores”.