‘Retratos en braille’, la presencia del tacto
La instalación de Miguel Nina combina lenguajes para narrar las historias de dos músicos no videntes.
Las imágenes de los músicos no videntes Bernabé Manríquez y Santiago Huanca no los retratan adecuadamente, incluso incorporando el sonido de sus instrumentos hace falta algo. El conocimiento que se obtiene por la sensibilidad de la piel —la importancia que tiene el sentido del tacto para ambos— es indispensable para representarlos. Por eso, el director Miguel Nina incorporó a su instalación audiovisual sus biografías —para lectura común y en braille— y sus rostros impresos en 3D.
“Mientras producíamos la obra nos dimos cuenta de que la experiencia de trabajar con ellos era más grande que lo que habíamos planificado hacer. Con los cortos audiovisuales que teníamos, ellos iban a poder escuchar el producto final, pero era muy cómodo quedarnos ahí”, cuenta.
Entonces Nina y su equipo se plantearon crear elementos para que la presencia de ambos músicos quedara mejor retratada. La instalación que se presentará el 7 de agosto a las 19.00, en la Cinemateca Boliviana (Óscar Soria 110) mostrará dos videos; además quienes lo deseen podrán palpar sus rostros y leer sus biografías en braille, con la ayuda del abecedario que estará a disposición de los asistentes.
El proyecto comenzó cuando el director y antropólogo estudiaba en Buenos Aires. Allí se dio cuenta de que la comunidad no vidente tiene pocos servicios a su disposición. La búsqueda por traducir ambas historias de vida al braille hizo concretas algunas de esas dificultades ya en La Paz.
“Pensábamos que era mucho más accesible, que era un servicio normal en las imprentas, pero no. El único lugar es el Instituto Boliviano de la Ceguera. Que no cobra mucho, pero sí tiene cierto nivel de burocracia, lo que complica el acceso”, explica Nina.
Una vez en la urbe paceña, le llamó la atención la maestría con la que Santiago Huanca tocaba la trompeta. Era un sonido familiar, que solía escuchar cada vez que transitaba por el centro paceño. Y si bien aquel sonido podía reconocerse, no había en la memoria del artista una imagen que se conectara con él. Entonces decidió crear una propuesta que visibilice a los intérpretes no videntes, que son cada menos, en la ciudad.
Manríquez, quien es músico desde hace 30 años, decidió tocar en su acordeón dos piezas que hacen referencia a La Paz, en ritmo de cueca y huayño. Por eso lo filmaron en la calle Jaén. “Lo que más rescatas cuando estás lejos es lo que te hace sentir pertenencia. Y esas canciones, en aquel lugar, te remiten a esa identidad guardada en imágenes y sonidos. Además se podía ver su soledad; como que están alejados de todo, aunque su sonido resalta”, dice Nina.
Sentado en una de las escalinatas de la Juan José Pérez, el director grabó al trompetista, de 72 años, ejecutando un tema de la película El Padrino (The Godfather, Love Theme). Ese es su lugar favorito para afinar su instrumento, antes de arribar a su lugar de trabajo, en la Plaza del Estudiante.
“Solía tocar en escenarios, pero a falta de un trabajo fijo comenzó a salir a las calles, así que le pedimos la primera canción que tocó en la ciudad. Y como segunda eligió Nevando está (de Adrián Patiño). Creo que ambas crearon una atmósfera que al principio me recordaba lo fría y vacía que puede ser La Paz, pero luego te devuelve a su sonido”.