Ciencia vs. experiencia
Eficiencia: altos beneficios, costos mínimos y en el menor tiempo posible. Tal parece ser la palabra que mejor resume el espíritu moderno; espíritu que se infiltra lenta pero efectivamente en el pensamiento y en la vida de las personas de sociedades avanzadas.
Eficiencia: altos beneficios, costos mínimos y en el menor tiempo posible. Tal parece ser la palabra que mejor resume el espíritu moderno; espíritu que se infiltra lenta pero efectivamente en el pensamiento y en la vida de las personas de sociedades avanzadas. En países en vía de desarrollo, tal tendencia se puede apreciar con bastante precisión en sectores como la agricultura: para mejorar y aumentar la producción de alimentos, nada mejor que los fertilizantes, pesticidas y semillas transgénicas. Los resultados a corto plazo son asombrosos. Varias cosechas por año, frutos visualmente hermosos, granos recubiertos, mandarinas que parecen naranjas…
¿Y qué pasa a largo plazo? Pregunta que no termina de resolverse, especialmente en cuanto a semillas transgénicas se refiere. Bolivia produce soya y maíz transgénicos en Santa Cruz; y la seguridad alimentaria celebra estas innovaciones, pues generan cultivos más productivos y resistentes. Sin embargo, no todos manifiestan el mismo entusiasmo. Es el caso del agricultor Sepp Holzer, cuyas opiniones rescata la revista Escape. Desde Austria, Holzer explica que, según su experiencia, el empleo de semillas transgénicas mejora significativamente la producción de la tierra; sin embargo, con el tiempo, exige mayores fertilizantes y termina agotando el suelo.