Carrera diplomática
El buen desempeño diplomático requiere de conocimientos y destrezas específicas
Tradicionalmente, las embajadas han cumplido diversas e importantes funciones, como la de representar políticamente a un país, precautelar los intereses de su Estado y asegurar una comunicación amistosa y fluida entre los gobiernos. En algunos países, además de estas responsabilidades generales, su posición estratégica ha generado el desarrollo de sólidas instituciones para un mayor y mejor aprovechamiento de la diplomacia. Es el caso de Itamaraty, referencia obligada en la región para este tipo de asuntos.
Gracias a destacados profesionales y políticas de largo aliento, Brasil logró configurar una institución diplomática de renombre internacional, formadora de líderes y de sólidas estructuras representativas. Conscientes de la importancia de las relaciones exteriores en un mundo globalizado, la excelencia de Itamaraty se inicia con la selección de sus representantes. Cada año, de aproximadamente 10 mil postulantes, se elige solamente a 25. Ser profesional y el dominio de por lo menos tres idiomas extranjeros (español, inglés y francés) son dos de los criterios de selección. En este sentido, la capacitación se inicia entre los mejores profesionales interesados en seguir la carrera diplomática.
En Bolivia, las representaciones diplomáticas han acudido a profesionales de diversas áreas no necesariamente diplomáticas. Por ejemplo, actualmente sociólogos, antropólogos y artistas encabezan varias de las 31 embajadas que se tiene en el mundo. Algo similar ocurre con los 104 consulados.
Los resultados entre ambas diplomacias son notoriamente diferentes, baste mencionar a modo de ejemplo la cualidad mediterránea del país que no ha variado hasta ahora; y es que el buen desempeño de la diplomacia y de las relaciones exteriores requiere de conocimientos, habilidades y competencias específicas. De allí que la institucionalización de este ámbito marque la diferencia entre buenos y nulos resultados.
Itamaraty busca formar a los mejores profesionales en el área para asegurar su buen desempeño; mientras que en Bolivia se espera que otro tipo de profesionales pueda desarrollar una buena gestión en ámbitos muchas veces inéditos para su especialidad. En este afán, la carrera diplomática no solamente es descuidada sino también pisoteada, dando lugar a la falta de institucionalidad y al cuoteo político del servicio exterior que explican en gran medida su bajo desempeño.