Desordenado tránsito
Antes que excluyentes, las tareas debieran proponerse como complementarias
El jefe policial sustentó su decisión de detener a civiles que trabajaban en tareas de regulación de la circulación vial en lo dispuesto por el Código de Tránsito, ley originalmente promulgada como decreto presidencial durante el gobierno de facto de Hugo Banzer.
El Alcalde paceño, por su parte, justifica el proyecto municipal de formar un cuerpo de «reguladores viales» en la aplicación del artículo 302, inciso 18, de la Constitución Política del Estado, que asigna como competencia exclusiva de los municipios el «ordenamiento y educación vial, administración y control del tránsito urbano», disposición que es ratificada en la Ley 031, de Autonomías y Descentralización, y en el todavía proyecto de Ley General de Transportes.
Según el Alcalde de La Paz, los reguladores viales «serán personas que trabajarán para el Gobierno Municipal, en función a informar sobre diferentes aspectos vinculados al tráfico, tránsito y normativas viales». El Comandante de Tránsito afirmó que estas personas «quisieron dirigir el tránsito en la Plaza del Estudiante».
Uno de los objetivos de la iniciativa resistida por los policías está orientado a evitar el abuso de los conductores de vehículos de transporte público hacia los usuarios del servicio, puesto que, en criterio del burgomaestre, el OOT «no tiene capacidad» para ejecutar las tareas necesarias.
El jefe policial, por el contrario, afirma que para eso está la Unidad de Servicios Públicos, que recibe quejas de los usuarios y las investiga para dar sanción a los choferes vulneradores. Sin embargo, es evidente que en su mayoría, los policías que fungen como agentes de tránsito tienen severas dificultades para afirmar su autoridad ante los conductores, particularmente los del transporte público, y evitar el cotidiano caos vehicular en las calles y avenidas de la ciudad.
Asimismo, es posible imaginar que la preocupación policial por la supuesta usurpación de funciones tiene menos que ver con el celo profesional que con la posibilidad de perder esta otra fuente de recaudaciones irregulares. Es deseable que las instituciones enfrascadas en el conflicto hagan un esfuerzo genuino, e inmediato, para resolverlo.
Pues, por un lado, las tareas de ambas, en vez de ser excluyentes debieran proponerse como complementarias; por el otro, al margen de quién las ejecute, son imprescindibles para siquiera frenar el deterioro de la calidad de vida en la ciudad producido por el desordenado tránsito vehicular.