Créditos de carbono
Este mecanismo es una gran opción para el desarrollo de proyectos medioambientales

En efecto, el Gerente de la Empresa Eléctrica Guaracachi S.A. señaló que si bien su situación financiera era muy delicada en el 2010, en tanto EGSA registró pérdidas por $us 2,4 millones (debido al costo de la deuda contratada para financiar el proyecto Ciclo Combinado y otros pasivos heredados), a partir del 2011, la empresa comenzó a registrar utilidades y a poner en servicio proyectos postergados por la administración privada.
Esta mejora devino del proceso de nacionalización del sector eléctrico, que permitió la implementación de un «Plan de Salvataje» estatal, que inyectó $us 14,5 millones a su situación financiera por la compra de combustible a través de fondos de la deuda no pagada a YPFB. Adicionalmente, las subsidiarias Corani y Valle Hermoso otorgaron un crédito a EGSA de $us 5 millones, y a ello se sumaron los recursos de la preventa de bonos de carbono por $us 4,5 millones; ingreso este último que nos interesa resaltar.
El Protocolo de Kyoto, establecido en 1997, continúa siendo el principal instrumento de mitigación y de adaptación contra el cambio climático. En el Protocolo, los países desarrollados adscritos (Anexo 1) se comprometen a reducir en 5% la emisión de gases de efecto invernadero en relación al nivel de emisiones de 1990. Para este propósito, se han diseñado tres mecanismos de reducción. Países como Bolivia, que forman parte del Anexo 2, se pueden beneficiar del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
Por medio de bonos de carbono, los países Anexo 1 compran la reducción de emisiones efectuadas por medio de actividades implementadas en países emergentes o en vías de desarrollo. Si bien Bolivia fue uno de los primeros países en beneficiarse de este mecanismo con el registro de un proyecto en el 2005 (Guara- cachi), es actualmente el que menos aprovecha este instrumento. Seis años después, solamente se han inscrito en total dos proyectos, mientras que el resto de los países de la región supera el medio centenar.
Si bien existen varias dificultades que desalientan la inscripción de nuevos proyectos, este mecanismo, como bien demuestra Guaracachi, aún representa una gran oportunidad para el desarrollo de proyectos sustentables y medioambientalmente amigables, inyectando capital y transfiriendo tecnología limpia a otros países. Por ejemplo, en los proyectos de energía eléctrica, los créditos de carbono pueden representar en promedio el 30% de sus ingresos; un gran impulso para cualquier proyecto.