Un mal paro
En casos como éste, los medios tienen poco que ver con los fines declarados
Cuesta, por esa razón, comprender cuál puede haber sido el criterio adoptado a la hora de decidir la movilización de protesta, pues si un bloqueo o un paro buscan llamar la atención sobre la capacidad de movilización de uno o varios grupos en torno a una demanda, pero sobre todo presionar a los tomadores de decisiones en su favor, en este caso es difícil que los dirigentes de Palca, Mecapaca y Achocalla hayan sido afectados o interpelados de modo alguno y, en todo caso, debieran sentirse agradecidos de que sean los propios paceños quienes bloquean la ciudad.
En efecto, según se ha denunciado, los municipios de Mecapaca, Achocalla y Palca pretenden apropiarse de 41.154 hectáreas que afectarían a 106 barrios de los macrodistritos Cotahuma, Periférica, San Antonio, Sur y Mallasa, de acuerdo con datos proporcionados por el asambleísta del Movimiento Sin Miedo (MSM) Fabián Yaksic, quien recordó que meses atrás presentó a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley que dispone la creación del Instituto Nacional de Unidades Territoriales (Inalut) como autoridad competente de creación y delimitación de límites.
Lo curioso es que la movilización de ayer no incluía la demanda de acelerar el tratamiento de dicho proyecto, por lo que no se comprende cuál era el objetivo que perseguían quienes tomaron las calles de la ciudad, en muchos casos apelando al amedrentamiento, el insulto y la violencia contra quienes intentaban llegar a sus fuentes de trabajo o llevar a sus hijos a la escuela. De hecho, varios periodistas de este diario fueron víctimas de la intolerancia de los bloqueadores.
Previsiblemente, los organizadores e impulsores de la protesta la calificaron de exitosa, pues efectivamente lograron paralizar una parte considerable de la actividad cotidiana de la ciudad, comenzando por los centros educativos y terminando en muchas oficinas públicas y privadas. Sin embargo, esta paralización de las actividades en nada se relaciona con el conflicto por los límites.
Ha sido, pues, un mal paro, que únicamente sirvió para que las autoridades municipales, enfrascadas en una disputa típicamente política con las autoridades departamentales y nacionales, hagan un ejercicio de movilización que confirma el apoyo del que gozan por parte de algunos sectores de la sociedad civil e incluso la preocupación ciudadana por las pretensiones de los municipios vecinos; pero también muestra que en casos como éste, los medios tienen poco que ver con los fines declarados.