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Mucho por recorrer

El desarrollo con criterios de sosteni-bilidad ambiental, social y económico es aún un desafío

/ 5 de junio de 2012 / 05:03

Bolivia ha tenido grandes hitos desde la Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable de 1992, que evidentemente no son exclusivamente atribuibles a la Cumbre de Río, sino a un proceso que ya se venía gestando en el país, pero que son importantes de destacar como momentos que han delineado el tema de medio ambiente y desarrollo.

Uno de estos hitos ha sido la Ley 1333 de Medio Ambiente, promulgada en 1992, que se constituyó en la primera ley ambiental del país; y actualmente Bolivia cuenta con una Ley de la Madre Tierra. Otro hito, el mismo año, fue la creación de la Dirección Nacional para la Conservación de la Biodiversidad, la primera agencia gubernamental específica para este tema.

çEntre 1993 y 1997 se creó y consolidó el primer Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente. Hoy existe una entidad específica para abordar el tema de recursos naturales y la biodiversidad a través del Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal; así como una Dirección General de Biodiversidad, un Servicio Nacional de Áreas Protegidas, una entidad Administradora de Bosques y Tierras y varias otras entidades dedicadas directa o indirectamente al tema de recursos naturales y medio ambiente.

Hasta 1992 había 11 áreas protegidas de carácter nacional legamente establecidas. A la fecha se han consolidado un total de 22 de prioridad nacional. Además, en el ámbito departamental y municipal también se ha desarrollado la temática.

En general, hay que destacar todos estos avances alcanzados; sin embargo, queda mucho camino por recorrer. En efecto, aún el tema de desarrollo con criterios de sostenibilidad ambiental, social y económico representa un gran desafío. Claros indicadores al respecto son las 763.732 hectáreas deforestadas entre 2000 y 2010 en el paisaje amazónico; el conflicto socioambiental de la carretera a través del TIPNIS y la responsabilidad ambiental en el manejo de las actividades productivas.

La actual Cumbre de la Tierra Río+20, que se celebrará del 20 al 22 de junio en Brasil, pone justamente en agenda el tema de economías verdes en el contexto de desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza, así como el marco institucional para el desarrollo sostenible.

Con todo este contexto, hoy 5 de junio celebramos el Día del Medio Ambiente, enfatizando que el desarrollo sostenible sigue en la agenda nacional y mundial, y nos queda a todos empujar para que se consoliden procesos de impacto positivo.

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Comer bichos…

El consumo de insectos en Bolivia se da sobre todo en poblaciones rurales de áreas boscosas

/ 21 de mayo de 2013 / 04:42

Un reciente estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que la humanidad debe buscar en los insectos una fuente alternativa de alimentos, debido a que muchos de estos organismos “son ricos en proteínas y grasas buenas”. También se indica que “los seres humanos consumen en el mundo más de 1.900 especies de insectos”, siendo los más apetecidos los escarabajos, orugas, abejas, avispas, hormigas, saltamontes, langostas y grillos.

Como reacción a este informe, un grupo de investigadores bolivianos dio respaldo a esta propuesta, indicando que en muchas zonas de Bolivia la población local consume algunas especies de insectos como el gusano trocho o del motacú, chonta o majo y algunas especies de saltamontes. Particularmente, cuando era niña tuve la oportunidad de ver cómo los niños de mi barrio, en la ciudad de Santa Cruz, se deleitaban haciendo freír y luego comiendo el abdomen de una hormiga grande y negra llamada “sepe culón”.

A raíz de estas noticias, pregunté a los pobladores de la ciudad de Riberalta (lugar en el que me encuentro de paso) sobre la costumbre de comer insectos. Me contestaron que ya se había perdido esa costumbre, y que eventualmente se podía encontrar a algunas personas que consumían insectos con fines medicinales.

Mientras que las personas del área rural, pertenecientes a comunidades indígenas, me indicaron que ellos consumen con frecuencia gusanos de la chonta o majo, pero también con un propósito más medicinal que alimenticio.

Previsiblemente, el consumo de insectos en Bolivia se da sobre todo en poblaciones rurales de áreas boscosas. Pues se sabe que los bosques son una fuente importante de recursos para la población, entre ellos los recursos alimenticios, ya sea que se aprovechen de forma directa o que se haya domesticado muchas especies para luego cultivarlas y producirlas en grandes cantidades, a fin de apoyar a la seguridad alimentaria de la población.

Puede ser que comer bichos, como comúnmente llamamos a los insectos y a varios otros invertebrados, nos parezca raro e incluso desagradable. Sin embargo, el hecho es que tenemos otra alternativa alimenticia que nos provee la naturaleza. Los bosques y la biodiversidad son el capital natural que sustenta nuestra vida, y siempre será factible encontrar diferentes beneficios que éstos nos proporcionan en términos alimenticios, medicinales, servicios ambientales y otros. Por estos motivos,  y aunque parezca un cliché, los seres humanos tenemos que cuidar nuestro capital natural, entendiéndolo como la base que sustenta nuestra vida y nuestro desarrollo social y económico.

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Deforestación

En los próximos 100 años podemos aca-bar con las funciones ecológicas que los bosques proveen.

/ 26 de febrero de 2013 / 07:49

La deforestación en Bolivia empezó con un ritmo preocupante en los últimos 100  años; la región andina ha sido la más afectada hasta el momento. Algunos estudios indican que potencialmente los Andes tenían el 71% de su superficie (283.523 km2) con cobertura boscosa o de matorrales. Datos hasta 2002 sobre el estado de conservación de los Andes indicaban que el 17% de esta región estaría cubierta por bosques en buen estado de conservación, mientras que el 57% restante del área potencial de bosques andinos tendría un estado de regular a crítico.

El paisaje andino actual, principalmente dominado por pastizales y algunas áreas con bosques o matorrales remanentes, es el producto del desbosque directo, el sobrepastoreo, el uso no planificado del suelo para la agricultura y los incendios históricos. Una buena parte del desbosque fue causado para la extracción de leña como fuente de energía, durante el auge de la actividad minera y el uso doméstico. Luego, las actividades agrícolas y ganaderas en suelos no aptos han continuado el proceso de deforestación, llegando a generar suelos empobrecidos y el deterioro de la base ambiental que sustenta los medios de vida de gran parte de la población en la región andina.

Este mismo escenario de cambio se está dando con mayor énfasis en los últimos años para las tierras bajas. Según la FAO, Bolivia se encuentra entre los diez países que perdieron más bosques en la última década en números absolutos. Algunos impulsores de deforestación son similares a los de la región andina. En las tierras bajas se presenta una agricultura mecanizada, caracterizada por ocupar superficies relativamente extensas y el uso de maquinaria pesada y altos insumos agrícolas. La agricultura de pequeña escala es otro de los impulsores que ocasiona la rápida degradación del suelo y, por lo tanto, nuevas demandas de conversión de suelos boscosos a suelos agrícolas. La ganadería ocupa otro lugar importante, ya que promueve la sustitución de bosques por pastizales.

Es claro que no podemos dejar de tener áreas agrícolas, ganaderas y otros medios de producción, que provean de alimentos y fuentes de trabajo a la población. Sin embargo, es necesario que los procesos de cambio de uso del suelo y de uso de los recursos naturales  se realicen de forma responsable. Si continuamos con los procesos de desarrollo desarticulados de la responsabilidad ambiental, probablemente en los próximos 100 años acabaremos no sólo con los bosques de Bolivia, sino también con las funciones ecológicas que éstos proveen. En nuestras manos está la decisión de qué tipo de desarrollo y calidad de vida queremos tener.

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Cambio climático

Bolivia, un país con poca industrialización, enfrenta el gran desafío de reducir su tasa de deforestación

/ 20 de noviembre de 2012 / 04:27

Los diferentes países del mundo que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) se reúnen cada año en la llamada Conferencia de las Partes (CP), con el objetivo de establecer e implementar estrategias y acuerdos que permitan estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Bajo este contexto, el 26 de noviembre, en Doha (Catar), se inicia el 18 periodo de sesiones de la Conferencia de las Partes (CP) sobre cambio climático.

La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra está directamente relacionada con la temperatura media mundial del planeta; es decir, el calentamiento mundial es provocado por un exceso de gases que retienen el calor. Estos gases son consecuencia del incremento de nuestras actividades humanas relacionadas principalmente con la industrialización, el uso de combustibles fósiles, la deforestación, ciertos métodos agrícolas y los vertederos de desechos. La página de información sobre la cumbre de Catar indica que “a medida que crecen las poblaciones y economías y aumentan los niveles de vida, también lo hace el nivel acumulativo de emisiones de gases de efecto invernadero”.

La temperatura media de la superficie de la Tierra ha subido 0,74 ºC desde finales del siglo XIX y se prevé que para 2100 habrá subido entre 1,8 ºC y 4 ºC o más si no se hace nada para impedirlo. En este contexto, la Conferencia de las Partes llega nuevamente con altas expectativas de avanzar hacia el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Sin duda alguna, los acuerdos internacionales son de alta relevancia para los impactos sobre el clima en el planeta. Sin embargo, no sólo se debe dejar esta problemática mundial a las políticas internacionales que se adopten sobre el tema, también es necesario que cada país (industrializado o no) pueda discutir y asumir responsabilidades sobre sus formas de desarrollo y niveles de consumo. Además, la sociedad civil debe adoptar medidas particulares que apoyen a este objetivo; al final de cuentas somos las personas las que demandamos recursos y nuestro comportamiento determina el mercado y los niveles de producción y consumo.

Bolivia, siendo un país con poca industrialización, tiene el gran        desafío de reducir su tasa de deforestación. También, debido al relativo bajo número de habitantes y alta disponibilidad de recursos naturales, nuestro país está a tiempo de encarar una nueva forma de desarrollo y de demostrar que la responsabilidad ambiental y el bienestar humano pueden ir de la mano.

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Municipios ambientales

El desafío es lograr que sus actividades económicas sean ambientalmente sustentables

/ 14 de agosto de 2012 / 04:05

En los últimos años, los gobiernos autónomos municipales en Bolivia tienen responsabilidades en cuanto a la gestión de su territorio, sus recursos naturales y el medio ambiente; jugando un rol protagónico y decisivo en la aplicación de estrategias de desarrollo, enfocadas a la solución de problemas ambientales y el aprovechamiento sostenible de la riqueza natural de su territorio. Varios municipios se han apropiado de esta responsabilidad y están buscando la implementación de un modelo de gestión ambiental municipal que integre la temática medioambiental en la gestión de sus espacios territoriales de una forma integral y formal.

En los próximos días, en la ciudad de Santa Cruz se reunirán municipios de varios lugares del país en el marco de la iniciativa denominada “Municipios Ambientales”, la cual busca compartir experiencias de gestión ambiental y establecer vínculos con organizaciones de cooperación en búsqueda de nuevas oportunidades de asistencia técnica y financiera en la ejecución de acciones ambientales estratégicas. Si bien esta iniciativa nació entre municipios que comparten su territorio con áreas protegidas, actualmente la iniciativa está ampliando su alcance a municipios ubicados en áreas de importancia biológica que desean encarar un desarrollo responsable con el medio ambiente.

Es interesante destacar los grandes desafíos que se han planteado estos municipios, ya que los principios y criterios que guían su accionar están sustentados en: conservación de la biodiversidad; uso sostenible de la biodiversidad y de los recursos naturales; gobernanza ambiental municipal; ambiente urbano saludable; gestión de riesgos por desastres naturales y cambio climático; valoración del patrimonio cultural y natural del municipio.

Varios de los municipios autodenominados como ambientales no sólo están buscando integrarse a la gestión de espacios protegidos, sino que tienen el desafío de buscar cómo sus actividades económicas y productivas, en muchos casos enfocadas en la actividad agropecuaria o el aprovechamiento intensivo de los recursos del bosque, puedan lograr sostenibilidad ambiental como el cimiento de base para construir procesos de desarrollo con visión de largo plazo. En este sentido, no hay que olvidarse que gran parte de la población de Bolivia basa su economía en el uso y aprovechamiento de los recursos naturales.

Sin duda, alcanzar estos desafíos en busca de nuevas alternativas de desarrollo es un camino aún largo por recorrer, pero demuestra que los actores locales y sus gobiernos están dispuestos a buscar opciones que permitan la sostenibilidad de sus recursos, el disfrute de un ambiente saludable y por supuesto mayores oportunidades para el desarrollo de sus habitantes.

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