Manipulación y errores
Ahora, los que con poco profesionalismo transmitieron una información, se convierten en víctimas
Una coma o un acento pueden cambiar el sentido de una frase, eso lo sabemos todos. Los titulares de algunos medios informativos que anunciaron que “El Presidente se estrella nuevamente contra Santa Cruz” o “contra el Oriente” no reflejan precisamente lo expresado por el Mandatario, en ocasión de comparar las condiciones de la agricultura en el altiplano y las del oriente, cuando afirmó: “sólo si se flojea se pasa hambre”. Esta afirmación, no muy feliz, refleja una verdad a medias, porque en el oriente si bien la naturaleza es generosa, también se sufre de sequías e inundaciones, además de la falta de caminos. En todo caso, leyendo textualmente lo dicho por el Presidente, difícilmente se podría afirmar que expresó que en el “Oriente son flojos”. Conociendo la predisposición de algunos medios, que hace tiempo tienen apuntadas sus miras contra el Gobierno y sus acciones, exagerando sus errores y minimizando sus aciertos, lo dicho por el Mandatario fue un error político, utilizado por algunos medios que titularon a su gusto la noticia.
Es cierto que la actitud presidencial contra las élites económicas y políticas del oriente a veces lo llevan a generalizar, generando confrontación —a mi criterio, innecesaria— con regiones que si bien todavía siguen bajo la égida de elites conservadoras, en la base en muchos casos no se comparten las actitudes de esas expresiones políticas. Ante esta situación de confrontación, para colmo, algunos medios echan combustible sobre el fuego con un sensacionalismo innoble, exagerando o cambiando el sentido de las palabras.
Lo lamentable es que el Gobierno incurra en un nuevo error al pretender iniciar acciones penales contra tres medios de comunicación por la tergiversación (o supuesta tergiversación) de lo manifestado por el Mandatario. La tolerancia es la primera característica de un gobierno democrático, y así como el delito de desacato es una figura penal que refleja la intolerancia del Código Penal aprobado en la dictadura de Banzer, en la década de los setenta, pretender procesar penalmente a algunos medios por la tergiversación informativa es también una muestra de intolerancia, y un flaco favor que se hace el Gobierno a sí mismo, porque ahora, los que con poco profesionalismo transmitieron una información, se convierten en víctimas.
Aunque fuera justificada la acción penal, existe una Ley de Imprenta vigente, que bien pudiera ser la instancia en la que se demuestre la verdad del asunto, con jurados ciudadanos y que (aunque sea moralmente, porque las penas son leves) sancionen a los que hubieran tergiversado lo afirmado por el Presidente, o los libere de culpa. Los juicios contra la prensa no son saludables en un régimen democrático.