¿Partido opositor?
Afirmar que los medios son el principal partido opositor es una media verdad
En una reciente entrevista publicada en el diario Página 12, el renombrado intelectual Ernesto Laclau afirma que en Argentina, ante la desagregación y pérdida de horizonte de la oposición política, “la única fuerza que consigue aglutinar una acción opositora son los medios, que se han transformado en el principal partido opositor”. Eso ya lo habíamos escuchado antes.
¿Los medios de comunicación como principales opositores de gobiernos progresistas en la región? ¿Medios en función de partidos políticos? Así planteada la cuestión, es evidente que en lugar de Laclau, aunque con idénticas palabras, podríamos estar escuchando al presidente Morales en Bolivia, o a Correa en Ecuador y Chávez en Venezuela, o a la misma Cristina Fernández en Argentina. Todos ellos, de manera común, conciben a los medios como sus mayores opositores. Y lo declaran con insistencia.
Afirmar que en algunos países los medios de comunicación son hoy el principal partido opositor constituye una media verdad. Cuáles medios. ¿Todos, la mayoría, una buena parte, algunos, uno o dos? ¿Cuándo? ¿Todo el tiempo, en algunos temas, con determinadas autoridades, en coyunturas de conflicto, durante periodos electorales? Y ¿cómo? ¿En su agenda informativa, su línea editorial, los espacios de opinión, en lo que dicen, lo que callan? Es el riesgo de la generalización y las medias verdades.
Lo de los medios como opositores al Gobierno es relativo. En la democracia boliviana todos los gobiernos, sin excepción, lo digan fuerte o al oído, se han sentido víctimas de los medios. La especificidad actual radicaría en que ante la debilidad de la oposición política, algunos medios de referencia, en especial privado-comerciales, que compartían la visión del ahora desplazado ancien regime, expresan y hasta articulan los intereses y decires opositores. Ese posicionamiento admite muchos matices y explicaciones.
Lo de los medios como partidos políticos resulta más complicado. De entrada no es para nada comparable la forma-medio con la forma-partido, por decirlo de algún modo. Y si bien hay un evidente desplazamiento, al menos en su dimensión simbólica, de la representación política por la llamada “mediocracia”, ello no significa que los medios sustituyan a los partidos (de oposición). Quizás haya alguna lógica y acción corporativa en organizaciones de medios y de periodistas. Pero eso es otra cosa.
¿Son los medios de comunicación hoy, en Argentina, en Bolivia, el principal partido opositor como piensan los gobiernos y lo reafirma Laclau? Habrá que discutirlo. Parece más apropiado sostener que las estructuras mediáticas son parte de las tensiones y contradicciones generadas en procesos de transformación como en el presente. Y claro que los medios importan. En especial porque mantienen una elevada credibilidad y suelen establecer el “orden del día” de los asuntos públicos.