Preservación de guanacos
Cuéllar está capacitando indígenas que contribuyen a la conservación del guanaco
Por su trascendental labor en favor del guanaco chaqueño y de otras especies amenazadas, Erika Cuéllar recibió el martes el Premio Rolex 2012, patrocinado por la célebre compañía suiza de relojes del mismo nombre. Un prestigioso galardón que cada dos años entrega fondos a jóvenes cuyos proyectos benefician la conservación del patrimonio natural y cultural del planeta.
La aventura de la bióloga boliviana se inició hace más de una década. Inmediatamente después de graduarse, en 1999, dirigió su mirada hacia el gran Chaco boliviano. Ello porque esa región, pese a tener extensas praderas y una de las selvas (seca) más diversa del planeta en términos biológicos, no ha recibido la atención que merece por parte de científicos, autoridades ni de grupos conservacionistas.
Descuido que se ha traducido en la pérdida de importantes ecosistemas y de biodiversidad, como consecuencia de la expansión de la frontera agrícola, el acondicionamiento de áreas de pastoreo y la caza furtiva. Por ejemplo, en esa vasta región quedan tan sólo tres grupos de guanacos aislados, con menos de 200 miembros cada uno, repartidos en Bolivia, Argentina y Paraguay. Situación crítica que hace que el guanaco sea el mamífero de mayor peligro de extinción del país; y que impulsó a Cuéllar a centrar todos sus esfuerzos en esa especie.
Fue así que en 2007, con el apoyo de la fundación británica Whitley Fund for Nature, consiguió fondos para desarrollar un curso intensivo de conservación para indígenas; pues la investigadora boliviana pronto se dio cuenta que la única manera de contrarrestar el deterioro medioambiental del Chaco era enlistando a las comunidades locales en su lucha por la conservación; ya que estas poblaciones no sólo son las más interesadas en preservar la salud de la naturaleza, en tanto su supervivencia depende de ello, sino también porque los indígenas son los que mejor conocen las características y necesidades del medio ambiente, así como el comportamiento de los animales.
El programa resultó ser todo un éxito. Hasta ahora, 17 indígenas se han graduado como especialistas en conservación, cuya labor no sólo ha contribuido a eliminar casi por completo la caza de guanacos, sino también a documentar la situación crítica de esa y otras especies, y promover entre sus comunidades una mayor responsabilidad respecto al uso de los suelos y el cuidado de árboles. Gracias a los recursos del Premio Rolex, Cuéllar podrá expandir su programa en áreas del Chaco argentino y paraguayo, creando una red internacional con indígenas expertos en la conservación del guanaco.
Asimismo, espera poder influir en las autoridades locales y en los terratenientes para promover un aprovechamiento más responsable de los suelos. Una labor en verdad encomiable que merece el reconocimiento de propios y extraños.