Batman
Los superhéroes trascendieron la imaginación infantil, para convertirse en íconos de nuestra cultura
Probablemente no sea una exageración decir que casi todos o, con mayor precisión, una gran parte de nosotros, fuimos superhéroes en algún momento de nuestra infancia. Soñamos o jugamos a ser Superman, Batman, Flash o cualquier otro que aparecía en las revistas (cómics) o en las series de televisión. Pero los superhéroes trascendieron la simple imaginación infantil, saltaron del papel o el celuloide para convertirse en íconos de nuestra cultura. Salvando la distancia o, si se prefiere, tomándonos una licencia literaria, podemos decir que los dioses del panteón grecorromano y sus semidioses fueron sustituidos por los superhéroes creados por
DC y Marvel.
Hace un tiempo, un colega seguidor de las ideas de los Antonios (me refiero a Gramsci y Negri), me encontró comprando un ejemplar del cómic de Batman que venía junto a la edición de La Razón; esbozando una sonrisa me dijo que estaba desaprovechando mi talento al leer tonterías. Debo agradecerle por reconocer que tengo algún talento, esperemos que sea cierto, pero no estoy seguro de cuál de los dos desaprovecha su talento al leer lo que lee. Es posible que este colega tenga razón; sin embargo, si el costo de parecer inteligente es el leer a los Antonios en lugar de los cómics de los superhéroes, creo que prefiero no aparentar nada.
¿Por qué Batman? ¿Por qué no Superman, Aquaman o Thor? Cabe destacar que Batman, al igual que, por ejemplo, Ironman, no es un superhombre en el sentido de que vuele, venga de otro planeta o tenga ciertos poderes sobrehumanos; es solamente un hombre que, a base de esfuerzo, logró desarrollar ciertas aptitudes, entre ellas el uso de la tecnología. Esto lo hace un superhéroe con el que es más fácil identificarse. No es un dios del Olimpo, es una especie de semidiós, como lo fue Aquiles, el héroe de la célebre obra homérica La Ilíada, con el cual es más fácil identificarse que con Poseidón. Por otra parte, también conviene anotar que, a diferencia de otros superhéroes, Bruce Wayne no es el hombre que intenta hacer de superhéroe, sino es el superhéroe que intenta representar a un hombre ordinario en la vida cotidiana.
Los mitos, las leyendas o los simples cuentos, en todos los tiempos, tratan de un enfrentamiento entre el bien y el mal; obviamente bajo el manto de una moralidad que podría ser cuestionable para algunos, pero deducir a partir de ello que los cómics o las películas de los superhéroes son un desperdicio de talento o, peor aún, una manera de distorsionar las mentes de niños y jóvenes, es algo con lo que personalmente no estoy de acuerdo.