Punto aparte
‘Punto aparte’ nos da la posibilidad de explorar una nueva cartografía de nuestra literatura
El punto aparte es un signo ortográfico que separa en fragmentos textos que van dentro de un mismo contenido o línea de razonamiento, y es el nombre que eligieron un grupo de jóvenes de Cochabamba para su revista de literatura. Ya han salido cinco números de Punto Aparte y su lectura me trajo el recuerdo de algunas de las revistas que, allá por las décadas de los 80 y 90, publicaban grupos de escritores en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
Entre ellas me acuerdo de Papel Higiénico, que dirigía Humberto Quino; de Vidrio Molido, de Adolfo Cárdenas; y de las magníficas revistas que hizo Jorge Campero: Camarada Máuser, Siesta Nacional y Cielo de las Serpientes. Mención aparte merece Hipótesis, que tuvo una larga vida. En La Paz, también, hicieron su aparición El Zorro Antonio, Alejandría y aún sobrevive
La Mariposa Mundial. No quiero dejar pasar esta oportunidad para mencionar a otro buen hacedor de revistas: el poeta Jaime Taborga. En Cochabamba es de afortunado recuerdo Quimera y Atar a la Rata, que nadie sabe cuándo sale, pero sale. En Santa Cruz, Apuntes llegó a los 18 números; y Páginas de Oriente, que dirigíamos con Federico Barriga y Paz Padilla, alcanzó a salir semanalmente durante más de un año.
Cecilia de Marchi Moyano, escritora y traductora, me comentó que Punto Aparte nació en una reunión con Mayra Romero, Cecilia y Ariel Revollo; y que después de varias horas de discusión sobre lo que querían hacer, se pusieron de acuerdo en el nombre y en las características de la revista, eligiendo un tema para cada número pero con diversidad de enfoques. Quizá esto tenga que ver con la definición académica de punto aparte.
Luego decidieron hacerla digital porque no tenían los fondos para la impresión y querían que llegue de forma gratuita a muchos lugares y lectores. “Nos interesa poder dedicar más tiempo a los contenidos y menos a la distribución: cuando se hace un libro o revista física, se demora mucho entre la producción de los artículos y la entrega de la revista, y entre la recepción del producto terminado y la llegada a las librerías”, me escribió Cecilia respondiendo a unas preguntas que le hice por Inbox de Facebook. En la actualidad, la revista goza de un buen número de lectores que comentan su contenido; los temas han sido el tacto, los abuelos, las ñatitas, la vergüenza y el pop.
El equipo, además de los fundadores, está integrado por Lourdes Reynaga, Jota Gordillo, Iván Gutiérrez y Perrini, el peluche preferido de Punto Aparte. Para cada número, también, cuentan con la colaboración de escritores invitados como Ramón Rocha, Claudio Ferrufino-Cocqueugniot y Sebastián Antezana. Leer es migrar hacia nuestro interior a través de la mirada y las motivaciones de los que escriben, y Punto Aparte nos da la posibilidad de tener un nuevo mapa, de explorar una nueva cartografía de nuestra literatura. Es un cariño de sus editores y un desafío para los lectores.