La herencia de Chávez
Chávez buscó siempre una sociedad más igualitaria y la integración de América Latina
La partida de Hugo Chávez, el martes, ha conmocionado al mundo entero. Pues no se trata de un caudillo más, sino de un influyente líder socialista a quien el destino puso a disposición, como nunca antes, una gran cantidad de recursos y un poderoso carisma, que supo encaminar tras un gran proyecto: una América Latina no sólo unida sino también más equitativa.
En efecto, justo es reconocer que incluso antes de 1999, cuando fue elegido por primera vez presidente de Venezuela, Chávez buscó siempre el bienestar de los menos favorecidos, una sociedad más igualitaria y la consolidación del sueño truncado de Simón Bolívar: una patria grande, donde todos los latinoamericanos habiten bajo la misma bandera.
Tras estos anhelos, el ex teniente coronel venezolano tuvo a bien aglutinar no sólo los ingentes recursos de la exportación de petróleo, sino también su gran carisma, firmeza y entusiasmo. Conjunción que le permitió marcar, en términos de equidad (económica, política y social), un antes y un después en Venezuela (según datos de la CEPAL, la pobreza en el país caribeño se redujo de 49,4% en 1999 a 27,8% en 2011; además, los estratos menos favorecidos tienen hoy acceso a programas de comida y medicina gratuitas, y son conscientes de sus derechos).
En cuanto a la integración de América Latina, su vocación fue siempre la de erigirse como líder regional, impulsado por el anhelo de que el continente se desmarque de EEUU, a través de nuevos mecanismos sin los paternalismos de las grandes potencias, que caracterizaron a las organizaciones internacionales hasta antes de la caída del muro de Berlín. En tal sentido, impulsó la creación de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba), calificada por Chávez como el proyecto histórico de Simón Bolívar de unidad de la Patria Grande, y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Al mismo tiempo, y bajo el abrigo de PDVSA, estructuró una red de cooperación a favor de los países amigos de Caracas, con la provisión de combustibles a precios por demás accesibles, y el financiamiento de programas sociales. Cooperación que, según la oposición venezolana, costó más de $us 52 mil millones.
Ahora bien, cabe señalar que, pese a los avances sociales, Venezuela enfrenta hoy una aguda crisis económica, pues las incuestionables mejoras se hicieron gracias a los ingresos petroleros, sin crear las bases de un crecimiento estructural, con la diversificación industrial y comercial generadora de empleo.
Por ello, ahora que Chávez se ha ido, es de esperar que Venezuela encuentre el camino para superar no sólo la extendida violencia urbana, sino también los desequilibrios económicos, otrora contenidos en gran medida gracias al liderazgo del extinto Presidente venezolano, que supo granjearse el apoyo del pueblo a un nivel sin precedente.