Señales de recuperación
Luego de la crisis financiera que duró de 2007 a 2009, algunos sectores de la economía de Estados Unidos muestran señales de recuperación. Una buena parte de la riqueza que los hogares estadounidenses perdieron durante la crisis, por la caída en los precios de los inmuebles y acciones, se ha recuperado; de igual manera, las ventas minoristas se encuentran casi en los mismos niveles de 2007. Los precios de las viviendas han estado subiendo de forma constante y las ejecuciones han disminuido, la actividad industrial se ha recobrado muy cerca a los niveles que había antes de la crisis y los índices de los mercados accionarios registran récords históricos en el presente año.
Sin embargo, a pesar de que las tasas de interés de referencia se mantienen entre el 0% y el 0,25%, y de la importante cantidad de recursos que el Banco Central estadounidense (Reserva Federal) viene inyectando en la economía desde hace tres años —mediante la recompra de bonos estatales y valores respaldados por hipotecas ($us 85.000 millones semanales desde el año pasado)— el desempleo que, si bien se redujo del 10% en el peor momento de la crisis al 7,6% en el mes pasado, no logra disminuir a un mejor ritmo; la actividad de la construcción muestra una lenta recuperación y la inflación de un año llegó al 1,5% en marzo. De hecho, en ese mes, se registró una deflación del 0,2%, lo que demuestra un ambiente de demanda aún frágil. Por otra parte, EEUU debe también resolver el tema de su déficit fiscal que gracias a los recientes incrementos en impuestos y recortes de gastos viene reduciéndose, pero está lejos de alcanzar un equilibrio, y consiguientemente niveles sostenibles de deuda pública.
La Reserva Federal tiene la intención de reducir hacia el segundo semestre del año los montos de liquidez que viene inyectando a la economía estadounidense, pero las cifras aún débiles podrían posponer por un tiempo más esta intención. Por esta razón, los mercados bursátiles (donde se ha dirigido una buena parte de esa liquidez) podrían continuar registrando récords históricos, a pesar de que esas cifras aún débiles no lo justificarían.