El Dakar o la exhibición del subdesarrollo
Los organizadores buscan espacios del tercer mundo para demostrar sus habilidades de destrucción
La novela Los ojos del Tuareg (2000) de Alberto Vázquez-Figueroa es una denuncia sobre los atropellos de los países ricos contra los países pobres, hoy casi cotidianizados, bajo el denominativo del espectáculo. La novela-querella se ambienta en el rally París-Dakar, cuando éste se realizaba a través del desierto de Sahara, y el autor enumera los abusos que se cometen en nombre del deporte contra la madre naturaleza y los pueblos de los países por los que atravesaba, gracias al apoyo y la obcecación de los gobiernos de los países auspiciadores. La novela muestra una serie de problemas organizados por el “hombre blanco”, como el reparto colonial del entretenimiento o la producción de la basura producida por esta famosa carrera automovilística. Vázquez-Figueroa critica reciamente las motivaciones de los participantes en la prueba, así como el espíritu capitalista de los organizadores de este importante evento de la distracción deportiva.
Bolivia ha apostado para ser parte del rally Dakar 2014, para lo cual las autoridades del Estado Plurinacional han buscando varios argumentos como justificación. Un asambleísta nacional dijo: “Yo creo que hay que ver como una inversión, como una apuesta del país, para insertarse a estos circuitos de alta competitividad a nivel internacional”. Otros manifestaron: “Bolivia estará en los ojos del mundo”, “promocionaremos el país para el turismo”, etc. No se ha escatimado esfuerzo alguno, dinero incluido, para que los corredores del rally pasen por una parte del territorio boliviano. Pero la experiencia de los países vecinos en el Dakar, como Perú, Argentina y Chile, está lleno de cuestionamientos y denuncias. Hay muchas voces de protesta como del colegio de arqueólogos de Chile y Perú, que denunciaron, entre otros impactos, los graves daños ocasionados a los sitios arqueológicos. En cambio en Bolivia se ignora estas miradas críticas, y pareciera que las autoridades del Estado y sus aliados han apostado ciegamente por participar en el Dakar.
Alguien calificó a esta competencia como simple exhibicionismo del subdesarrollo, puesto que los organizadores europeos buscan espacios del tercer mundo o subdesarrollados para demostrar(se) sus habilidades de destrucción, incluidas vidas humanas. ¿Por qué los europeos no organizan un Dakar en Europa? Por este sentido de sumisión que genera la colonización. Hoy casi todas las autoridades nacionales, departamentales y regionales buscan satisfacer al amo capitalista del exhibicionismo. Por eso ya se publicita que se montará un centro de telecomunicaciones con la última generación tecnológica, con servicios básicos con todas las comodidades de un hotel de cinco estrellas. Además, se dice que habrá un centro gastronómico internacional y un espacio de servicio técnico para más de 100 vehículos simultáneamente. Cada uno de los dos campamentos tendría la capacidad de atender con todos estos servicios a 4.500 personas.
¿Por qué las autoridades se acuerdan que estas regiones no tienen agua potable, medios de comunicación, hoteles, etc. sólo cuando tienen lugar eventos internacionales? Nadie ha preguntado si existe algún diagnostico de cuántos sitios arqueológicos existen en la región por donde pasará el Dakar. ¿Qué tipos de biodiversidad estarán en peligro por la competencia? Tampoco se calcula cuánta basura chatarra y su respectiva contaminación nos dejaran los corredorcitos con sus acompañantes. En nombre del espectáculo de apariencia deportiva, con supuestos alegres jugadores que buscan excitantes emociones en lugares remotos, casi sin habitantes, empujados por la total ignorancia, no dudarán en apostar por destruir cuanto encuentran a su paso, alentados por la avaricia de quienes han descubierto esta otra manera de colonizar a los países subdesarrollados, como es el show y el espectáculo de alto riesgo.
¿Kasmtasa uka q’ara q’iwirinakatxa, uka qhusqhusu jaqinakaxa illapjamaxa t’iskusipkixa?