La oportunidad de corregir distorsiones
Sectores como los cooperativistas mineros presionarán para recibir medidas excepcionales de apoyo
La guerra civil en Siria y en general las tensiones que existen en Medio Oriente están ocasionando movimientos especulativos en los mercados financieros y de productos básicos, y ya se anticipa por ejemplo que los precios de los hidrocarburos podrían subir muy pronto de manera considerable. La repercusión subsecuente sobre nuestra balanza de pagos sería compleja. Por un lado, el precio de las exportaciones de gas a Brasil y Argentina está atado al petróleo, de suerte que el valor de nuestras exportaciones a esos países podría subir proporcionalmente, haciendo que la factura del gas represente bastante más de la mitad del valor de las ventas externas totales.
Por otro lado, no se puede olvidar que también adquirimos un monto creciente de combustibles del exterior. La factura de importación de combustibles superará este año los $us 1.200 millones a los precios actuales, pero un alza del precio del petróleo podría aumentar dramáticamente ese monto. Aún así, es probable que el saldo neto de ambas operaciones siga siendo todavía favorable para el país, pero debe tomarse en cuenta que así como ahora el valor de estas transacciones está en alza por razones geopolíticas, en algún momento del futuro se revertirá tal situación, como ya ocurrió varias veces en el pasado.
En lo que atañe a los minerales, sus cotizaciones internacionales no responden a los mismos factores geopolíticos que los hidrocarburos. Lo que se ha constatado en los meses pasados es más bien una tendencia sostenida hacia la baja.
La dependencia de los ingresos de divisas de factores que están totalmente fuera de nuestro control genera incertidumbres respecto del futuro de la situación macroeconómica a mediano plazo y, más grave que eso, respecto de los ingresos de los sectores exportadores, cuya capacidad de responder a las nuevas circunstancias con reducción de costos y mejoras de eficiencia es sumamente desigual o incluso nula. Se puede anticipar que sectores como los cooperativistas mineros presionarán sobre el Gobierno para recibir medidas excepcionales de apoyo.
En varias ocasiones anteriores me he referido a la necesidad de constituir un fondo de estabilización de ingresos de exportaciones en una dimensión apropiada y con reglas transparentes de acceso. Me parece conveniente completar la idea en esta oportunidad con el requisito de que el acceso a dicho fondo esté de alguna manera condicionado al cumplimiento efectivo y verificable de normas tributarias racionales, puesto que no resulta equitativo que un sector que ha soslayado sistemáticamente el pago de impuestos y regalías en la proporción que le corresponde en justicia (incluyendo la presión ejercida a la hora de redactar el proyecto de ley de minería, que se supone está próxima a ingresar a la Asamblea Legislativa) reciba apoyo con el dinero del resto de los contribuyentes.
Un fondo de las características mencionadas podría contemplar también el soporte excepcional de los ingresos de los exportadores agropecuarios, aunque bueno es recordar que dicho sector recibe desde hace años un subsidio muy importante en forma de precios congelados de los combustibles, razón por la cual su eventual acceso a los recursos del fondo de estabilización tendría que contemplar como contrapartida algún tipo de acuerdo orientado a racionalizar todos los precios relativos del sector.
De manera general, se puede afirmar que los precios que proporcionan las principales señales para la toma de decisiones de los agentes económicos (tipo de cambio, tasas de interés, tarifas de energía y precio de los combustibles) no han respondido a una estrategia de largo plazo ni han propiciado mejoras permanentes de productividad por parte de las empresas. Todavía estamos a tiempo de corregir al menos parte de tales distorsiones.