Bolivia con el timón del G-77
Pocos saben cuál es la relevancia de este nombramiento otorgado a Bolivia por segunda vez
Bolivia acaba de ser elegida para presidir el “Grupo de los 77 más China”. ¿Quién ha tomado tal decisión, que, dicho sea de paso, tendrá sólo un año de vigencia (2014)? Han sido los miembros del grupo, reunidos para votar en Nueva York, y que ya no suman 77, sino 130. Pocos saben cuál es la relevancia de este nombramiento, otorgado a Bolivia por segunda vez en su vida (ya estuvimos en esos menesteres en 1990). Tratemos acá de calibrarlo.
Si miramos un mapamundi coloreado, constataremos que el “G-77 más China” abarca más de dos tercios de la membresía de Naciones Unidas, es decir, de la Humanidad organizada en Estados. Se podría decir entonces que quien manda sobre el grupo, manda en el concierto internacional. No vaya a creérselo así tan fácil.
El G-77 no es tan importante por quienes incorpora, como por quienes excluye. Quedan fuera de su espectro las grandes potencias del mundo, con las notables excepciones de China, Brasil o la India. Así, no forman parte del G-77, Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea, México o Australia. Visto así, el G-77 vendría a ser algo así como la voz del llamado Tercer Mundo o la gran plataforma del sur. Tampoco esto es tan exacto.
El G-77 es una alianza súpernumeraria, que cuando sea presidida por Bolivia, lo será cumpliendo medio siglo de funcionamiento. En estas cinco décadas, el llamado Tercer Mundo ha perdido su cohesión de partida. Bajo la misma sombrilla caminan naciones tan diferentes como el próspero Singapur, el atormentado Zimbawe o el diminuto Fidji. Si uno repasa la lista de sus miembros, lo único que podría salvar es una tenue convergencia entre América Latina, África y Asia. Una revisión más detallada, por ejemplo, de visiones de desarrollo, arroja, sin embargo, una explosión de posturas no sólo distintas, sino antagónicas. En verdad muy pocas ideas comparten Estados como Corea del Norte, Costa Rica o Afganistán.
Entonces, ¿qué es lo que mantiene unido a un grupo tan variopinto? Precisamente lo dicho hace instantes. Existe y funciona porque en él no participan los principales financiadores del sistema de Naciones Unidas. Es el club de los más numerosos, menos acaudalados, y funciona por exclusión. La abrumadora mayoría de los miembros del G-77 recibe más de lo que aporta a Naciones Unidas. Por eso, su restringida utilidad se confirma a la hora de negociar el presupuesto de la institución cada fin de año. El G-77 se reúne con los dueños de la billetera y plantea sus demandas en pareja discusión de asignaciones y gastos. De ese modo se consigue balancear el interés de quienes erogan fondos y el de quienes entregan legitimidad, acompañada por un mayor número de banderas.
Sí, es cierto, el G-77 también debate posiciones y acuerda documentos. De hecho fue un actor central en la última gran conferencia de “Río más 20”. En estos casos, sin embargo, opera bajo la misma lógica. Es un extenso abanico de posturas que aspiran a contraponerse a las exhibidas con nitidez categórica por los países más poderosos. Y así, de ese océano de opiniones divergentes, emerge, de cuando en cuando, un pronunciamiento replegado y defensivo, sembrado de salvaguardas y acotaciones neutralizadoras. En medio de ese exuberante panorama, en lo que concierne a Bolivia, es ciertamente mejor presidir que ser presidido.