Vergüenza
Los alcohólicos que viven en las calles fueron adolescentes que comenzaron probando una cerveza
Cómo nos van a prohibir beber!”, decía alarmado un ciudadano, alegando que estamos en una sociedad democrática donde la libertad es indispensable. En ese momento recordé que los bolivianos tienen un consumo promedio de 8,3 litros de alcohol al año, e inmediatamente vinieron a mi memoria los datos de una encuesta realizada por la Alcaldía paceña: el 93,27% de adolescentes de 14 a 16 años confesaron que consumieron bebidas alcohólicas alguna vez en su vida. Si a estos adolescentes les preguntásemos a quién vieron consumir alcohol por primera vez, la respuesta más probable sería: a mi papá, a mi mamá o a ambos.
Si estos datos se ponen en términos de carne y hueso significan que tu hijo de 14 años o tu hermanita de 15 ya consumieron bebidas alcohólicas al menos una vez.
Quizás no te parezca tan grave, quizás no le des importancia a una picardía de la que tú también participaste cuando tenías la edad de ellos. Pero podrías cambiar de opinión al enterarte que en Oruro el Servicio de Gestión Social (Sedeges) ha reportado que diariamente cinco estudiantes ingresan en el Centro Transitorio Crecer por excesivo consumo de bebidas alcohólicas. Quizás logre intranquilizarte al conocer que la Alcaldía de El Alto registró 1.642 casos de embarazos en mujeres de entre 13 y 18 años de edad, de los cuales cerca de 1.000 (60%) están vinculados al consumo de alcohol.
¿Cómo bajar el consumo de alcohol principalmente en los jóvenes? Las leyes, ordenanzas, campañas, indudablemente ayudan, serán más eficaces en la medida que estén dirigidas a combatir la tolerancia, la aceptación y la costumbre social de acompañar todo acontecimiento con bebidas alcohólicas. Se puede alcanzar la alegría sin una gota de alcohol.
No es muy difícil encontrar, incluso en días particulares, jovencitos varones y mujeres tambaleándose en las calles, sentados en puertas de calle, durmiendo en la primera acera o grada antes de que el mundo se les borre. Tampoco es raro escuchar que cuenten sin vergüenza alguna sus “hazañas”, como aquella en la que de un golpe una jovencita en estado de ebriedad rompió una botella en la cabeza de otra chiquilla de su edad antes de decir “después de eso no me acuerdo”.
Los alcohólicos que viven en la calles fueron adolescentes que comenzaron probando una cerveza, siguieron con esas bebidas mimetizadas en botellas de refrescos, hicieron grupo con otros dos o tres que de “chacharse” un día del colegio terminaron durmiendo en las plazas. Son seres humanos que pierden la dignidad a la vista de todo el mundo.
Que Bolivia tenga el índice más alto de consumo de alcohol anual en América Latina es para avergonzarse.