Merecido galardón
Se ha pasado del discurso a la implantación de políticas públicas basadas en la igualdad de género
Mientras algunos se esfuerzan en ridiculizar a su propio país con cifras obtenidas de dudosas fuentes, y algunos “intelectuales” firman cartas calificando al régimen político boliviano como dictatorial (olvidando que en las dos últimas elecciones nacionales ganó con más del 50% de los votos), la comunidad internacional y organismos mundiales señalan la disminución de la brecha de la desigualdad, la reducción de las grandes asimetrías sociales, la inclusión de mecanismos de democracia directa o los grandes avances que han tenido la población indígena, las mujeres y los sectores económicamente menos favorecidos.
Uno de esos reconocimientos es el que a través de la presidenta del Senado, Gabriela Montaño, recibió el país de la Conferencia Mundial de Mujeres Parlamentarias (WIP por sus siglas en inglés) en Bruselas, Bélgica, el 28 de noviembre. Esta distinción internacional fue otorgada en mérito a los grandes avances en la disminución de la brecha de inequidad producidos en Bolivia, que ahora ocupa el puesto 30, de un total de 135 naciones en indicadores de equidad de género.
Mientras algunos interesadamente denuncian supuestas restricciones a la democracia política en el país, la comunidad internacional reconoce la participación de las mujeres en la conducción de la vida pública e institucional en todos los niveles del Estado. Las mujeres, quienes eran la excepción en los gabinetes del pasado y ocupaban porcentajes minoritarios en cuanto a representación parlamentaria, hoy son en Bolivia la mitad de la Asamblea Legislativa, cuyas cámaras además son dirigidas por mujeres; y algo similar sucede en el gabinete presidencial, en el que la mitad de sus miembros son mujeres.
Se ha pasado del discurso de la equidad a la implantación de políticas públicas efectivas basadas en la igualdad de género, a la lucha contra la violencia contra las mujeres y acciones contra la discriminación y la subordinación patriarcal. Este proceso es en gran medida producto de la lucha de los movimientos sociales, que tuvieron la lucidez de no separar la lucha por la inclusión social con la lucha de las mujeres, tal como lo expresó en su discurso de agradecimiento la presidenta del Senado, quien sostuvo que no puede existir una lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres que no sea coordinada con la lucha por la igualdad y la justicia social, “no puede existir una lucha desideologizada”.
Merecido el galardón que reconoce el buen rumbo de las políticas públicas de Bolivia en materia de equidad de género, y merecido también que se lo entreguen a una joven dirigente política, quien además es expresión de un nuevo liderazgo cruceño que ha superado las estrechas perspectivas de las reivindicaciones regionales.