Ciudad y cuerpo
Para 2090 seremos cyborgs, una mezcla de carne y máquina que superará al cuerpo biológico
Existen estudios sobre la relación ciudad-cuerpo, desde analogías de la ciudad como un cuerpo humano hasta análisis urbanos desde el cuerpo mismo (como dicen los sabiondos, “desde su corporeidad”) centrándose en sus emociones o excitaciones.
Para ilustrar la importancia del cuerpo en la ciudad nada mejor que lo sucedido la semana pasada, porque las emociones se tensionaron desde un extremo carnavalero, con cuerpos danzantes y un público en continuo jolgorio, hasta lo opuesto con el miedo y la paranoia asentados en el espíritu. Todo empezó a caer: pasarelas, tinglados y el cielo se nos vino encima como nunca y Baco con la Parca despertaron las pasiones extremas de nuestro cuerpo, siempre tan visceral y emotivo. Además, en esta ciudad las emociones se magnifican por la masa humana que inunda nuestros espacios urbanos y por la televisión que reitera las imágenes con tanto morbo que logra el vómito.
En la actualidad se estudia la ciudad desde esa perspectiva humana y sensible, en la que el individuo es el objetivo mayor. Aquí no llegamos a tanta sutileza. Para los urbanistas locales somos un número de estadística, un simple dato para sus proyecciones tan desmedidas a lo alto y a lo ancho, que crearon el desarrollo urbano que sufrimos.
Reflexionando en cómo podríamos avizorar nuestro futuro urbano a través del cuerpo, me topé con un gringo que alborota mi tutuma con sus ideas y predicciones: Ray Kurzweil. Ray es un genio, especialista en inteligencia artificial, tecnólogo y músico, pero es más conocido por predecir, con éxito, el futuro del desarrollo tecnológico y el ser humano. Entre sus predicciones para la próxima década (2020) está la llegada de computadoras más inteligentes que el hombre y con emociones plenas. De aquí a dos décadas (2030) los cuerpos serán entidades mixtas porque insertaremos en nuestra corriente sanguínea nanobots (chips del tamaño de un glóbulo rojo) para el control de la salud del cuerpo (chau, cáncer, sida, Alzheimer, etc.), y un poco más adelante estos nanobots interactuarán con nuestras neuronas y seremos más inteligentes, extremadamente interrelacionados y más cultos. Para 2090 nos trasformaremos en cyborgs, una mezcla de carne y máquina que superará en todo al cuerpo biológico, y alcanzaremos la inmortalidad “viviendo” una nueva realidad.
Como arquitecto de la prehistoria tecnológica me interpelo: ¿cómo proyectaremos La Paz para esos “cuerpos” que habitarán virtualidad y realidad como un solo mundo?
Estas predicciones son casi una realidad para nuestros hijos y nietos. Hoy están pegados al celular como lapas, pero mañana les implantarán nanobots por todo su cuerpo. Horror de horrores.