Investigación
Se necesita un impulso estatal para contar con tecnología en rubros estratégicos
La investigación científica y la adaptación y desarrollo de nuevas tecnologías es y ha sido, históricamente, un elemento estratégico en la búsqueda del progreso. Con el paso de la historia, los países han comprendido esta necesidad y, en los casos de aquellos líderes con mayor claridad estratégica, el desarrollo tecnológico se ha convertido en cuestión de Estado.
En Bolivia existen principalmente —pero no exclusivamente— tres grandes áreas en las que se puede, y se debe, desarrollar conocimiento y adaptar tecnología en favor del desarrollo nacional: la minería de acero del Mutún (que no acaba de arrancar, por problemas de gestión), el aprovechamiento del litio (que ya dio sus primeros resultados) y la industria petroquímica, que actualmente está en desarrollo con inversiones masivas por parte del Estado.
Sin embargo, además de estas tres grandes actividades estratégicas, el país ofrece mucho por descubrir y aprovechar en una amplia gama de industrias ligeras, empezando por todas aquellas orientadas a la manufactura de alimentos. Hoy, el grano de quinua atraviesa por un largo período de valoración nacional e internacional, por sus notables propiedades alimenticias. Algo se ha avanzado en materia de adaptación y desarrollo de tecnologías en este campo.
No obstante, además de la quinua se cuenta con una amplia variedad de otros productos con impresionantes propiedades que se pueden aplicar al campo de la alimentación, la medicina e, incluso la cosmética: sólo por citar algunos ejemplos, podemos mencionar al amaranto, la miel, la castaña, el cacao, el palmito, la maca, el motacú y varios otros más.
Las mayores ventajas de estos productos para el caso de los mercados externos provienen, por supuesto, de la incorporación de valor agregado y de tecnología. Los esfuerzos por incorporar tecnología boliviana a los procesos productivos de la quinua han sido muy interesantes y se ha logrado algunos avances que merecen ser resaltados; empero, las iniciativas en este campo son aún esporádicas y puntuales.
Se necesita, pues, un impulso decidido, constante y concreto por parte del Estado, para contar con tecnología boliviana adaptada y desarrollada en todos aquellos rubros que son estratégicos para el país; ya mencionamos a los rubros referidos a la industrialización de los recursos no renovables; también la industria de alimentos es estratégica, tomando en cuenta los objetivos estatales de soberanía alimentaria.
Concretamente, se debe considerar que la compra de tecnología y la dotación de maquinaria importada a los productores rurales es el comienzo de una política de mecanización agraria. Paralelamente, se debe trabajar en el desarrollo de tecnología y maquinaria para dotar al agro boliviano con bienes de capital hechos en Bolivia. Se han logrado muchos avances en la modernización del país en los últimos años. ¿Por qué no soñar en grande?