La fallida unidad de la oposición
Es una oposición dispersa que, a lo sumo, buscará copar espacios en la Asamblea
No es complicado entender el fallido intento de la oposición al gobierno de Evo Morales de consolidar un consenso político que le permita hacerle frente al Movimiento Al Socialismo (MAS) en las elecciones generales del 12 de octubre. Ahora, totalmente dispersa, encara el difícil camino de conseguir la mayoría de los votos en los comicios venideros.
Una de las últimas posibilidades de asentarse mejor en el escenario político nacional la tuvo el Movimiento Sin Miedo (MSM), de Juan del Granado, que tuvo que resignar bruscamente una alianza con el Movimiento Social Demócrata (Demócratas), de Rubén Costas. Al final, se conformó con la exdiputada Adriana Gil, una joven sin fuerza política alguna y otrora militante del MAS y aliada de Manfred Reyes Villa.
Aquellos líderes regionales buscaban infructuosamente un acuerdo entre almuerzos, elogios mutuos, “coincidencias” y visitas protocolares. Era imposible creer en un acercamiento ideológico, considerando las posiciones políticas de ambos (uno de izquierda y otro de derecha) y los antecedentes históricos: uno antiguo aliado de Morales y el otro acérrimo enemigo político del Presidente.
Como en política todo es posible, siquiera por varias semanas las intenciones del MSM y Demócratas alentaron los titulares en los medios de información y reacciones negativas en el oficialista MAS.
Mientras, el líder de Unidad Nacional (UN), Samuel Doria Medina, insinuaba afanosamente un encuentro/acuerdo con Del Granado, que de manera recurrente le daba portazos. UN y MSM fueron agua y aceite, a pesar de una no muy grata alianza en el Concejo Municipal de La Paz, que por poco tiempo garantizó gobernabilidad al alcalde Luis Revilla. Al final, ambos terminaron acusándose de taras y errores políticos.
¿Y Costas? Nunca tuvo la convicción de un pacto político con Del Granado, aunque su simpatía por Revilla levantó más de una sospecha acerca de la viabilidad electoral del líder del MSM —por los años y la intención de voto poco favorable— y la ambición del Gobernador cruceño. Quizás esto último fue un factor determinante para su vinculación con Doria Medina, alimentado además por sus coincidencias ideológicas.
Vigente la alianza Unidad-Demócratas (UD), y después del MSM, es el segundo bloque de oposición en carrera electoral, con suerte y proyección que pueden leerse por el ímpetu infructuoso y sin resultados notables de Doria Medina en elecciones anteriores y la debilidad de Costas (y Ernesto Suárez, el candidato vicepresidencial del pacto) en el occidente del país.
Ni con uno ni con otros, a última hora apareció como candidato presidencial Jorge Quiroga, arropado por un partido que es solo sigla, el Partido Demócrata Cristiano (PDC). También se ofrece como alternativa el exmandatario, que irá acompañado de quien siempre echó mano, la exministra Tomasa Yarhui.
Como verán, es una oposición dispersa que, a lo sumo, buscará copar espacios en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Son el resultado de una alianza fallida que solo Doria Medina se brindó en promoverla a título de “unidad es el camino, no MAS”.