Bolivia, loca de remate
Por el Consenso de Washington nos dejaron en la calle y ya ni la calle fue nuestra, capitalizada
El periodista, testigo presencial de su tiempo histórico, dató lo atroz de esa época: “El Banco Mundial ordena al Gobierno la privatización total” (La Razón, 20-11-91). “La embajada de Estados Unidos exige al Congreso aprobar de inmediato la Ley de Privatización” (Presencia, 31-12-91). El ministro Doria Medina “se comprometió ante el Grupo Consultivo de París que hasta 1993 el Estado se deshará de 170 empresas. Ni minas ni gas, ni aerolíneas, nada será operado por el Gobierno”. Y al recibir otro préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI): “Estamos utilizando este dinero para desmantelar al Estado” (Discursos Edobol 1992).
Años de la patria en rifa, loca de remate, esos noventa. No venta paradójicamente. Se vendió la República en tres tongadas neoliberales: Jaime Paz Zamora, Goni Sánchez de Lozada y Hugo Banzer Suárez. Rígida la orden imperial: el Estado a merced del mercado. “¡Es su orden, mi capital!”. Por el Consenso de Wa-shington se mercadearon recursos naturales a precios de vaca con ébola. Nos dejaron en la calle y ya ni la calle fue nuestra, capitalizada.
Órdenes tajantes: adelgazar el Estado, desarbolar la COB, dopar a los izquierdistas con organizaciones no gubernamentales. La clase obrera de mal en peón. Lamento boliviano: “El gas es un compuesto de etano, metano, butano, que nos quitaron zutano, mengano y perengano”. Doce bancos quebrados mañosamente a favor del capital chileno —de la bancarrota al banco roto—, como demuestra el valiente y documentado libro Estafa del siglo. Quiebra de bancos del periodista Roberto Cuevas. Y el tiro de gracia mirista al Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), con la saudade de ahora en la Llajta: “ay LAB yu…”
Capitalizadores ventajistas, uno de ellos aspirante hoy a la presidencia con un eslogan cínico: fifty-fifty, compartir 50/50 de ganancias con las transnacionales. Candidato fiftycio.
Es del año 1999, mi “Anatema para los que privatizan la patria y a los que por sus nombres conoce el pueblo: Capitalizador capitulante,/ todo tronó en tus manos cual granada,/ vil cartucho quemado, gas humeante,/ un tiro al aire, pólvora mojada.// Rifaste todo en venta a quemarropa,/ nos atajaste con el tiroteo/ de tu cobarde y agresiva tropa,/ neoliberalismo de fogueo.// Capitalizador, bala perdida,/ tiro por la culata, abracadabra,/ tiene más arsenal para la vida/ la bomba molotov de mi palabra”.