Hacia la calificación BBB
Debemos trabajar para generar confianza, institucionalidad y desarrollo social
La agencia Fitch Ratings ratificó días atrás la calificación de riesgo país y deuda soberana, pero esta vez con tendencia “positiva”. Ello significa en términos más sencillos que Bolivia aún denota un elevado riesgo crediticio y es vulnerable a entrar en cesación de pagos por cambios abruptos en las condiciones económicas, empero, existe una luz al final del camino.
De inicio, esta posición de riesgo y su nueva tendencia traducida en una nota de BB- “positiva” ha generado una serie de opiniones y declaraciones optimistas en el ámbito económico y financiero, orientadas a afirmar que nuestra nación está muy cercana de posicionarse como un país con moderado riesgo, pero todavía vulnerable a los impredecibles “humores” de la economía y los mercados, que en términos de calificación significa ser un país BBB.
Nótese la sutileza entre una calificación y otra, de elevado riesgo a uno moderado. En términos de logros económicos e institucionales, el cambiar de un nivel a otro es más que subir una escalinata de dos peldaños. En efecto, la actual solidez macroeconómica, fruto de la tendencia aún estable de los precios del gas y minerales (principales productos de exportación), es relativamente frágil, toda vez que es altamente dependiente de la posición económica de los socios comerciales que importan estos recursos naturales. Brasil, demandante de gas, se encuentra en una recesión técnica, Argentina se encuentra en cesación de pagos y China anunció una desaceleración de su ritmo de crecimiento. La perspectiva parece no tan “positiva”.
Entonces puede resultar sesgado afirmar que los “peldaños restantes” serán alcanzables únicamente con dos elementos: buenos indicadores de estabilidad macroeconómica e industrialización de recursos no renovables. Esta posición puede ser más bien contraproducente en la medida en que la economía no encuentra actividades para su diversificación.
Además de estas condiciones económicas, es necesario un trabajo para generar confianza, institucionalidad y desarrollo social. ¡Sí!, alegra a todos la bonanza, pero las debilidades como la alta dependencia de los ingresos por la venta de recursos no renovables, baja inversión productiva local, últimos lugares en desa- rrollo humano y alta percepción de corrupción y debilidad judicial restringen, por lo menos en el corto plazo, el obtener mejores posiciones en el rating de riesgos.
Finalmente cabe recordar que en el vecindario de países BB- con tendencia “positiva” se encuentran Angola, Armenia, El Salvador, Nigeria, Lesotho y Sri Lanka, entre otros, naciones y pueblos que persisten en su lucha por una vida mejor, con empleo digno, salud de calidad y educación de impacto. ¿Será que una calificación BBB es sinónimo de ello?