Por tierras ecuatorianas…
Recorrimos esos caminos anchos de más de cuatro carriles, en medio de un paisaje verde y precipitaciones
Hace unos días tuve la oportunidad de estar en varios lugares del lindo Ecuador, como un largo viaje al sur del país: Riobamba, pasando por Salcedo, Ambato y Tungurahua. Usando una “buseta” como transporte y acompañado de compañeros y compañeras de Perú, Argentina y Uruguay, recorrimos esos caminos anchos de más de cuatro carriles, en medio de un paisaje verde y precipitaciones, pues allá el invierno se da con lluvias intensas. En Riobamba conocí a varios líderes, sobre todo jóvenes de organizaciones rurales. Me llamó la atención que ciertos temas mundiales son muy bien abordados por los lideres jóvenes, como el cambio climático o el uso de las semillas transgénicas. Pero también me causó cierta sorpresa de que en el Ecuador se englobe con el término de “economía popular y solidaria” a lo que nosotros llamamos en Bolivia “economía comunitaria”.
Hay diferencias obvias. Fue tan gratificante escuchar algunos aciertos y desaciertos del Gobierno ecuatoriano sobre los jóvenes del mundo rural, y sobre todo los reclamos de esa juventud ansiosa de tener cosas concretas sobre el “desarrollo rural” y sus derivaciones. Al retorno pudimos contemplar al taita Chimborazo, que está en las faldas de la ciudad de Riobamba, y al pasar por Ambato me vino a la memoria relatos de algunos lugareños que tuvieron que empezar de cero y generar nuevas identidades después de sufrir un fuerte movimiento sísmico en los años 50; y ahí viene el nuevo Ambato de “la ciudad de las flores”. Al pasar por Salcedo tuve la oportunidad de recorrer una de las ferias semanales más popular, y recordé los famosos helados de aquella región, reconocidos incluso en Quito.
Ya de retorno en la capital, pude observar las primeras manifestaciones de las “chivas”, carros adornados llenos de gente que recorren la ciudad al son de músicas tradicionales, con la que se inicia las fiestas de la fundación de Quito (6 de diciembre). Recorriendo avenidas y calles emblemáticas como la Amazonas, la 6 de Diciembre o el puente del Huambra, pude apreciar en los almacenes la venta de películas originales a un precio accesible, lo que años atrás era difícil. Varios puestos de música pirata han desaparecido, aunque todavía persisten algunos que incluso dan factura y resaltan la calidad de los productos ecuatorianos, ¿interesante, no? Busqué la música de San Juanitos y me topé con varias sorpresas. Aún perviven grupos históricos como Ñanda Mañachi, aunque ahora acompañados de gente joven como Veruzka quien interpreta el violonchelo; puede escuchar también la interpretación solo de violín de Marianna Adikaschwil, artista rusa de quien se dice que es esposa de un indígena otavaleño. Otro de los grupos de mayor proyección y calidad es sin lugar a dudas Yarina, aunque es difícil conseguir sus discos en Quito, pero son muy accesibles en Otavalo, norte de Ecuador.
También estuve en la feria del libro de la Casa de la Cultura. Fue fantástico poder asistir a ese evento, en el que no se cobra ninguna entrada y además sí hay descuentos verdaderos, sobre todo para libros ecuatorianos. Me sorprendió que en el estante de la Flacso a quienes compraban varios libros se les regalaba un par de tomos sobre la Amazonía. Cuánta diferencia con nuestra feria del libro, donde no se hacen descuentos y mucho menos se regalan libros. Ver al Pichincha, guardián de Kitu Kara o Quito, es fabuloso, tomarse un jugo de naranjilla o de tomate de árbol es siempre refrescante. Felices fiestas Quito, qué tristeza no poder estar más días y ver el desfile de música y danza en la Avenida los Shiyris, será en otro momento… ¡Jallalla Kitu Kara marka!