Atentado en Francia
Los yihadistas buscan atentar contra el derecho de poder criticar a las religiones
Ayer, el prestigioso semanario parisino Charlie Hebdo sufrió un cobarde atentado terrorista a manos de supuestos yihadistas, miembros del Estado Islámico, que asesinaron a una docena de personas, incluyendo a dos policías, al periodista, dibujante y director de la revista (Stephane Charbonnier); y a otros tres de los principales dibujantes: Cabu, Tignous y Wolinski.
El motivo del ataque tiene que ver con la línea que Charlie Hebdo ha seguido desde su nacimiento: una crítica ácida contra las insensateces de la política, la sociedad y las religiones. Este cuestionamiento se ha desarrollado con base en el humor, a través de la presentación irreverente de dictadores, autoridades, personajes, prohibiciones y situaciones que, por cuestiones absolutamente humanas, se ven envueltos en una suerte de solemnidad impenetrable en el tratamiento cotidiano.
Fueron precisamente las caricaturas referidas a la barbarie del fundamentalismo islámico las que pusieron primero bajo amenaza y luego bajo ataques (menos intensos que el de ayer) al semanario parisino. Sus oficinas estaban con resguardo policial por estos motivos. Lamentablemente, la protección fue insuficiente frente a la fuerza y planificada saña de los terroristas, quienes además de atentar contra la vida de los trabajadores de Charlie Hebdo, con este acto buscaban atentar contra el derecho de poder criticar y satirizar a las religiones.
En una muestra de verdadera civilización, muchos musulmanes se han pronunciado en contra del atentado, bajo el lema “No en mi nombre”, pues no desean que su religión se manche con la sangre de periodistas inocentes, cuyo único pecado fue expresar sus acuerdos o desacuerdos con humor. Asumimos que la comunidad musulmana boliviana se manifestará en el mismo sentido.
Sin embargo, la libertad de expresión no solo se reserva para opinar sobre las religiones. La libertad de expresión resulta fundamental para poder discutir (desde el humor, el debate, la investigación o la simple opinión) los mecanismos que el poder de la política, las costumbres y las herencias culturales generan en contra de las libertades humanas y en contra de nuestra potencialidad para ser individuos más conscientes, más tolerantes y más comprometidos con la vida.
De hecho, ha sido gracias al cuestionamiento del poder de las dictaduras y monarquías que ha florecido la democracia, gracias al cuestionamiento del patriarcado es que ha florecido lo poco o mucho que se ha logrado en materia de derechos de las mujeres, y ha sido gracias al cuestionamiento de las creencias religiosas que ha florecido la ciencia y gran parte de las libertades individuales que hoy en día disfrutamos.
Desde este espacio expresamos nuestra solidaridad con el pueblo francés y con todos los colegas en el mundo que enfrentan valientemente las amenazas en contra de la libertad de expresión.